Epilogo

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POV CRISTIAN

¿Por qué me estoy desquitando con unos niños tan pequeños? Ellos no tienen la culpa de lo que está pasando fuera de esta casa. Son pequeños que necesitan ser felices y yo no estoy haciendo nada para lograr eso.

Siento que ellos son míos pero tengo miedo que eso sea mentira. Anastasia está muy segura de lo que dice pero yo no. Hay muchas personas que me ven de una forma extraña. Como si me tuvieran miedo.

Tengo tantas dudas y tanto miedo que no sé qué hacer. Muchas veces he ido a ver a los mellizos mientras dormían. Son como dos ángeles que me piden que los cuiden. Ambos se parecen a mí pero aún tengo dudas. Por otro lado, también observaba a Ana. Siempre estaba sonriendo e intentando hacer felices a los niños pero, en sus ojos, muy bien escondidos, se puede ver una pena inmensa.

Y se soy yo el responsable de esa pena.

-llevo 4 años luchando y ya no doy más. Esto se acabó. Te daré la tranquilidad que tanto quieres- dice con firmeza.

No, no, no. No me puede dejar.

Pasa por mi lado y no puedo creer que me esté dejando. Sé que he sido muy malo con ella pero no recuerdo nada. Tengo tanta dudas que no sé en qué creer al final. No dejare que se vaya, aun no. debe de aclararme muchas cosas. Aunque sea una vez más. Con mi mano la detengo pero se tensa. Se remueve pero pierde el equilibrio y mi agarre no está firme, haciendo que caiga al fin de cuentas.

-¡Anastasia!- digo. Esto no era lo que quería. No quería que saliera dañada. Tiene dos niños pequeños a los que cuidar. No pierde el conocimiento, lleva una mano a su cabeza y esta sale de color rojo por la sangre. Me asusto. Me doy cuenta que debajo de ella, justo a la altura de su cabeza, hay una pequeña piedra, que fue la causante de esa herida.

-¿Estas bien?- le pregunto. Me fulmina con la mirada. No me importa cómo me mire. Quiere revisar su herida y con cuidado llevo mi mano a la herida pero me detengo cuando siento un olor extraño que sale de ella. Tengo la sensación de que lo he sentido antes pero no sé dónde. No me acuerdo -es dulce- digo más para mí que para ella.

-¿Que es dulce?- pregunta.

-tu sangre tiene un olor dulce- digo. Varias imágenes llegan de forma rápida a mi cabeza y cierro los ojos al darme cuenta, que son recuerdos. Recuerdo míos juntos a una mujer. Es castaña, de piel blanca y de ojos azules.

-¿Cristian?- escucho mi nombre muy cerca. Una voz dulce me llama, pero también me llama en mis recuerdos.

-¡Oh Dios!- digo cuando me doy cuenta de que es lo que está pasando. Mi recuerdo al vuelto a mi mente. Uno tras otro. Me estoy mareando. No se cuentos son, porque no los puedo contar porque están llegando demasiado rápido. Al final termino perdiendo todas las fuerzas que tenía y todo queda en una completa oscuridad.

-¿Papi?- dice alguien a mi lado. Intento abrir los ojos para ver quien me esta hablando pero no tengo las fuerzas necesaria. Estoy tan casado pero no entiendo el porque. No he hecho nada.

-Phoebe déjalo dormir. Mami dijo que no se sentía bien. Debe descansar- la voz de una niño regaña a la niña que me estaba llamando

-lleva durmiendo 3 días, Ted. Ha descansado mucho- dice y sonríe por la sinceridad de la niña.

-bueno, puede que tengas razón pero papi estaba cansado y mami dijo que estaba teniendo problemas con su cabeza- dice y frunzo el ceño. ¿Qué problemas tengo? ¿Dónde está Ana y por qué me dejo con estos niños? Puede que este cuidando a nuestros bebés.

-¿crees que por eso no nos recordaba?- dice la niña.

-puede. Mami dijo que era por culpa de la contaminación del aire. Deberíamos limpiar el de esta habitación- dice el niño y temo lo peor. ¿Que está tramando?

Llamado de la sangre: Cristian y AnastasiaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant