Un mundo destruido por la ambición de unos pocos.
Una distribución que discrimina a la gente por su sangre.
Una única cuidad en pie después de la guerra entre humanos y los seres de la noche.
Una sociedad que se encuentra divida en 4 grupos.
El enc...
-no te preocupes... siempre te cuidare...- dice alguien. Lo extraño que la voz es igual a la mía solo que habla más segura y nos hay una pisca de miedo.
-¿Quién eres?- pregunto.
-yo soy tú y tu eres yo- dice y se ríe cuando frunzo el ceño.
-¿Por qué te ríes?-
-porque sé que no estas comprendiendo nada. Lo único que te puedo decir por ahora, es que cuando aparezca una amenaza ten miedo y terror... así es la única forma en la que pueda aparecer-
-¿aparecer? ¿En qué forma?-
-te lo mostrare- la oscuridad donde estaba ha desaparecido. Estamos en un cuarto. No hay muebles, las paredes están mal cuidadas y lo único que hay un espejo que parte del techo y termina en el suelo –deberías verte en el espejo- dice esa voz.
Me acerco con cautela. No sé lo que encontrare pero necesito saber qué es lo que me pasa. Necesito saber quién soy o que soy. Al llegar al espejo veo mi imagen. Una joven de pelo castaño largo, con poco brillo, labios rosados claros pero partidos. Piel blanca, contextura pequeña y delgada. Llevo ropas usadas y viejas, como las de un mendigo.
-¿quieres verme?-
-si. Quiero saber quién eres- con un simple parpadeo aparece alguien más en el espejo y me quedo de piedra. -¡Oh por Dios!- llevo una mano a mi boca.
-esta soy yo- dice en un susurro. Los labios de la mujer que tengo al lado de mi reflejo se mueven cuando escucho la voz. La mujer es exactamente igual a mí, las únicas dos diferencias son los ojos, que son de un color rojo vino y unos colmillos que quedan en evidencia cuando sonríe.
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-te ves... igual... a mí- digo tartamudeando.
-es porque somos una. Te lo dije, tú eres yo y yo soy tú- me mira fijamente.
-¿Cómo?- digo en un susurro.
-es cierto que eres humana cuando está tu pero cuando estoy yo... eres un vampiro- cierro los ojos.
-¿Qué?- digo.
-eso. Ana nosotras somos vampiros vitales. Vampiros que pueden pasar desapercibidos si se mezclan con los humanos y pueden comer fruta, carne y lo que se te ocurra. La gran diferencia es que nuestra sangre es dulce. Es casi imposible nuestra existencia pero aquí estamos... vivas...-
-¿vampiros vitales?-
-si- dice secamente.
-¿Cómo te alimentas?- pregunto. Si es vampiro, ¿Qué come?
-cuando duermes muerdo tus labios suavemente y bebo unas cuantas gotas de tu sangre. Es deliciosa y muy llenadora. No es necesario que muerda y succiones por varios segundo. Con unas cuantas gotas puedo vivir por varios días sin sentir hambre- dice mirándome desde el espejo. Miro a mi lado y no hay nadie, solo se puede ver en espejo.