Capitulo 10

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POV CRISTIAN

-¡ANASTASIA!- grito frustrado. No está en la habitación y tampoco en la cocina. Lleva haciendo lo mismo desde hace tres días, desde que hablamos.

Ha estado tomando clases con Luna y me dijo que es bastante rápida para aprender pero se cohíbe al momento de consultar algo.

-no está en la casa. No sé dónde se metió- dice Luna. Está enojada.

-¿Dónde estaba la última vez?- le pregunto.

-en la habitación pero dijo que vendría a la cocina en busca de un poco de jugo pero nunca llego- dice.

-maldita sea. ¿Qué tiene en la cabeza? ¿Acaso no sabe seguir indicaciones?- gruño.

-señor, puede que esté en el jardín de atrás. Desde que usted trajo algunas plantas ella ha estado cuidándolas- dice de repente.

-voy a buscarla- digo. Camino a paso lento por los distintos pasillos de la casa hasta que llego al jardín. El color café que hay de pena. No hay nada vivo desde hace años, no porque no existieran sino porque nunca tuve motivos para arreglar la casa. Desde que me convertí en un hombre siempre he estado... solo...

Doy una mirada al patio por completo y me detengo en un pequeño bulto que se encuentra en una esquina.

-¡¿Qué haces afuera de la casa?!- le pregunto enojado. Ella salta al escuchar mi voz y lo que tiene en sus manos cae al suelo. Al chocar contra la tierra dura, se rompe, dejando tierra esparcida y algo que debería ser unas rosas.

 Al chocar contra la tierra dura, se rompe, dejando tierra esparcida y algo que debería ser unas rosas

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-cielos, me asusto- dice Ana llevándose la mano al pecho. Si, sé que la asuste porque su corazón late muy rápido.

-¿Por qué sales de la casa, si sabes que estarás en peligro?- le digo. Me acerco a su lado. Rápidamente ordena el desastre que quedo y al tomar el tallo de la rosa, se pincha. Una simple gota de sangre hace que mis colmillos salgan. Por todos los cielos, su sangre me llama.

Con cuidado tomo su mano y la llevo cerca de mi cara. Llevo su dedo a mi boca y chupo su sangre. Ella gime cuando mi lengua pasa por la pequeña herida y sus mejillas se sonrojan. Sonrió. Tengo un gran poder sobre ella.

-perdón por salir sin decir nada pero... cuando Luna está ocupada y me quedo sola en la habitación, me aburro. Por eso salí. Si queremos que las plantas sigan con vida, necesitan cuidados- dice. Libero su dedo y sonrió.

-deberías buscar en que entretenerte. Soy el alcalde y tengo muchas cosas que hacer. Lo sabes- le digo.

-lo se y lo comprendo- me dice tristemente.

-es mejor entrar. No estás muy protegida aquí afuera- ella asiente. Rápidamente busca otro tiesto y deja la rosa. Luego la riega y la deja para que tome el fresco. Se levanta del suelo, limpia sus rodillas y entra en la casa. Niego con la cabeza. Esta mujer me sacara canas tricolores por no decir solo verde.

Llamado de la sangre: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora