Capitulo 22

2.6K 348 21
                                    

POV CRISTIAN

Esto es increíble. No puedo creer que el simple hecho de escuchar los gemidos y jadeos de Ana me tengan al límite. Como le conté, mi primera experiencia no fue la mejor. Sentirse obligado a tener sexo y más aún, llegar a tener un orgasmo, no me gusto y se sintió raro.

El placer que he sentido gracias a mi mano, tampoco es tan satisfactorio como la visión de Ana llegando al imite. El rebote de sus senos con el movimiento del vaivén de su cadera, no era como lo imagine. Fue impresionante y emocionante, la dura erección que cargo me lo dice.

He escuchado de muchas personas y vampiros, que el sexo entre dos personas por el simple hecho de tener sexo, el placentero pero, el sexo entre dos seres que se aman, el sexo trasciende un poco y llega a ser más que placentero. Llegas a un límite que jamás ha imaginado y luego no lo quieres dejar ir.

No me han explicado muy bien que se siente estar enamorado pero la mayoría dice que es algo que nunca has sentido antes por nadie y cuando el ser o persona es la indicada, tu corazón frio, vuelve a la vida y late desenfrenadamente.

Miro a Ana que se encuentra respirando con dificultad y sonrió. Yo, soy el idiota que la ha dejado así. Saciada y extasiada en medio del agua. Tengo que cerrar los ojos al ver como su cuerpo brilla con el agua y no aguanto más.

Ella quiere más y puede soportar más. Yo quiero más y estoy seguro que puedo soportar esto y mucho más.

La tomo entre mis brazos y salgo de la tina. Llevo conmigo una toalla y la dejo en la cama y encima de ella, dejo a Ana. El agua no ayuda a mantener mi calma, sobre todo, si sigue jugando entre las curvas de Ana.

-¡Maldición! Te deseo tanto que no sé si me podré controlar- digo mientras me quito la ropa mojada. Sonrió al pensar en lo tonto que fui al caer en su juego pero a la vez me hizo sentir joven. Alguien de la edad que represento.

-¿No te podrás controlar?- dice en un susurro. Siento que el medio esta notoriamente en su voz.

-es un decir. Encuentro que como estas en este momento, eres demasiada tentación. Tienes un cuerpo de muerte y el agua que juega a las escondidas entre tus curvas, no ayudan a mi imaginación- digo y ella sonríe.

-no sabía que fueras tan romántico al hablar. Aunque la mayor parte tenga relación con el sexo- dice y luego se ríe cuando ve mi cara.

-eres cruel. Sabes que me tienes loco y aun así te burlas de mí. Pero no te preocupes, me lo cobrare de una manera deliciosa para ti y placentera para mí- digo en un susurro ronco.

-¿Cómo puedes decir eso? ¿Cómo sabes que conmigo sentirás placer? Ya me dijiste que una vez lo intestaste con alguien más pero no funciono- dice en un susurro.

-no funciono porque estaba obligado. Ahora... estoy más que excitado. Estoy que me quemo, Ana. Es que tu inocencia es única y puede conquistar al ser más frio que hay en el mundo- digo mientras me acerco a ella. Su mirada se queda en mi cuerpo pero en una parte que cada vez que me ve, se está poniendo más dura.

-eh... a... ¿Eso cabera en mí?- dice en un susurro y sonrió por el hecho de que su inocencia sale a flote en cada momento.

-si. Los músculos que están en la vagina de la mujer son elásticos. Dependiendo del tamaño del pene es lo que se dilata. Es como cuando juegas con un elástico. La estiras y dan pero luego vuelven a su forma original- digo.

-¿Eres médico o algo parecido?- dice y frunzo el ceño.

-no, ¿Por qué?- digo un poco nervioso.

-porque me estás dando clases de anatomía o más bien de biología- me rio al escuchar sus palabras y me acuesto a su lado. Ambos estamos desnudos y el cuerpo de Ana grita por atención de mi parte.

Llamado de la sangre: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora