Capitulo 37

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POV ANASTASIA

No sé si es por el miedo o porque el ambiente está muy tenso pero hay silencio en todas partes. Cerca de la cuidad, una tormenta está comenzando a hacerse presente y la temperatura ha bajado considerablemente. Cristian ha buscado unas cuantas frazadas más y unas almohadas para dejar a los bebés más cómodos.

Me preocupa que es lo que va a pasar con todos nosotros en este mundo. Sé que los vampiros deben dejar de existir pero, ¿Qué va a pasar con mis hijos? ¿También morirán o los dejare solos? Yo también soy un vampiro y tampoco debería estar aquí. Están confuso y a la vez alarmante.

-sabes pequeña, las cosas realmente se están complicando. Todos temen de todos y de todo. La tensión esta al máximo y cualquier cosa, puede gatillar la guerra- dice Cristian. Estamos en la cama. Ambos estamos sentados en la cama y los mellizos durmiendo a unos cuantos centímetros de distancia. Estoy metida en las piernas de Cristian y el, me está abrazando por la espalda y su mentón esta descansando en mi hombro.

-quiero que esto acabe pero tengo tanto miedo. No quiero que les pase nada a los niños o a ti. Esta situación nos está matando de los nervios. Más de alguno terminara muerto por algún infarto o algún problema al corazón- digo suspirando pesadamente.

-vamos a salir de esta. No dejare que nada les pase- dice en un susurro. La puerta se abre de golpe, asustándonos a los dos. El abuelo Theodore aparece y viene muy agitado.

-es hora, Cristian. Los secuaces de Ray están muy cerca. Te dejo esto- deja unas escopetas y un cubo con pelotitas muy pequeñas. Frunzo el ceño pero no pregunto. No me quiero estresar antes de que la batalla comience –has lo que me dijiste. En unos minutos más, las luces de la casa bajaran su intensidad. Será como un bajón de corriente y esa será la señal y por favor, hijo, no te manches con las mezcla- dice y se va de la habitación.

-supongo que no me vas a decir lo que ya está planeado, ¿O me equivoco?- digo mirándolo de reojo. Se baja de la cama y toma la escopeta que al abuelo le entrego.

-no te equivocas y es mejor que no sepas todavía. Ya estas demasiado nerviosa como para darte más carga. No quiero que se te seque la leche. Los niños dependen de ti- dice observando la escopeta. Sonrió y me acuesto en la cama, dándole la espalda y acariciando la mejilla de Teddy.

-esto acabara pronto- digo en un susurro. Las luces de la habitación bajan drásticamente y siento de golpe. Es la señal para el inicio de algo grande. Cristian se gana muy cerca de mí.

-quiero que te ganes en la esquina de la cama. Donde se conectan las dos paredes. Lleva a los niños contigo- dice. Hago lo que me pide. Con cuidado de no despertarlos, los dejo lo más cerca que puedo de mi cuerpo. Cristian en tiempo record, coloca unas sábanas desde la esquinas. Está tratando de protegernos o de que si entran les cuesten encontrarnos.

Se gana de cuclillas cerca de la ventana y espera atentamente hasta que dispara. Pensé que el sonido seria fuerte y ensordecedor como las normales, pero estas han sido modificadas y no generan ningún ruido. Hace varios disparos más y luego se queda sentado esperando a que algo ocurra. Los segundos parecen no querer avanzar hasta que escuchamos los primeros gritos. No son dentro de la casa, sino de afuera. Cristian se acerca a la ventana y por uno de los agujeros que hay cerca de ellas, observa lo que está ocurriendo.

No es solo un grito el que se escucha. Son varios y no solo en frente de la casa. Vienen de todos lados y de verdad, que no tengo ni idea de lo que esta pasando. Quiero saber pero Cristian no me dirá. Miro a los niños y ambos se están moviendo. Tomo a Phoebe en mis brazos y con mucha dificultad a Teddy también. Me recuesto en la cabecera de la cama y acaricio sus espaldas. No quiero que lloren.

Llamado de la sangre: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora