Capitulo 41

1.5K 276 23
                                    

POV ANASTASIA

-mis preciosos bebés, sé que nos les gustara lo que voy a hacer pero necesito que su padre se quede con nosotros. Solo dolora un poco porque será un pinchazo pero después, en muchos años, me lo agradecerán- digo mientras acaricio sus pequeñas cabezas. Traje la aguja más pequeña para causarle el peor dolor. Lavo la parte donde sacara las gotas de sangre y con todo el valor que tengo, hago mi trabajo.

Luna está a mi lado y veo que ella también está sufriendo. También es parte vampiro y esa parte debe morir. ¿Está poción servirá para ella también?

Los dos bebés terminan llorando cuando termino el proceso y cuando dejo las dosis listas, los besos pero sigo con mi cometido. Busco todos los ingredientes y hago lo que mi otro yo me dijo. No me puedo equivocar.

Es una gota de sangre de los mellizos, una gota de sangre de abuelo y 12 pétalos de las flores. No hay más opción. Hago todo lo que me pide e inconscientemente guardo una inyección de adrenalina en mi bolsillo. No tengo ni idea de porque lo acabo de hacer, pero últimamente no desconfió en mi sexto sentido.

-¡Anastasia! ¡Mi niña, corre! ¡Cristian se está yendo de este mundo!- dice el abuelo y mi mundo se desmorona. Tengo el antídoto en mi mano pero dudo que Cristian lo pueda comer.

Piensa Ana, siempre has sido buena pensado.

Tomo todo lo que tengo en mí alrededor y salgo a la habitación donde se encuentra Cristian. El abuelo está a su lado. Lo está zarandeando duro para que no cierre sus ojos. Dejo todo en una mesa que está a mi lado y dejo caer mis manos.

Es en ese momento, que me acuerdo de la inyección que decidí guardar. Sin pensarlo dos veces y con mis manos temblorosas, inyecto directamente la aguja en su corazón. El abuelo que antes estaba preocupado, ahora respira más aliviado.

-su corazón ha vuelto a latir. Hizo una cosa rara como, cuando haces un gran esfuerzo y tu corazón se vuelve loco y luego se fue a blanco. Se puso tan pálido que me dio miedo- dice el abuelo pasando su mano por el cabello. Ese es un mal de familia.

-tengo el antídoto pero no sé cómo hacer para dárselo. Se lo tiene que comer pero si esta en esas condiciones dudo mucho que pueda mascar- digo mirando a Cristian a mi lado.

-¿La sangre no se coagulo?- dice mirando el cuenco que está en la mesa.

-no. Los pétalos de las flores algo tienen que no permite que ocurra eso. No tengo ni idea de donde salieron o donde las cultivaron pero son milagrosas y me han ayudado antes- digo mientras me levanto para buscar la mescla. ¿Cómo hago para que se lo coma?

-es bueno que tengas con que defenderte y defender a los que quieres- dice y frunzo el ceño.

-¿Quieres seguir viviendo abuelo? Porque si eso es lo que quieres puedo darte una porción. Saque más de una gota al bebé y de ti también saque un poco más- digo. Él me sonríe pero niega con la cabeza.

-no es necesario. Ya viví lo suficiente como para seguir viviendo. Además quiero que ustedes sigan viviendo y ya no pertenezco a este mundo. He vivido lo suficiente para saber que he tenido una buena vida y quiero que ustedes la tengan también. Ahora prensa en como salvar a Cristian antes que se nos acabe el tiempo- dice sinceramente.

-eso es lo que estoy tratando de hacer pero no se me ocurre nada. No es como hacer que masque la sustancia- digo a punto de perder el control.

-lo único que te falta probar es si tú puedes hacer que muerda-

-¿Algo cómo hacer el movimiento de mascar con sus mandíbulas? ¿Resultara?- le pregunto al abuelo.

-es lo único que se me ocurre. Además con el cepillo ráscale la lengua e inmediatamente la tragara. Bueno, eso es lo que pasa a mi aunque si rasca muy al fondo, le van a dar arcadas- dice frunciendo el ceño. Me rio por su expresión facial. Al final algo de risa hay en una situación tan complicada.

Llamado de la sangre: Cristian y AnastasiaWhere stories live. Discover now