Un mundo destruido por la ambición de unos pocos.
Una distribución que discrimina a la gente por su sangre.
Una única cuidad en pie después de la guerra entre humanos y los seres de la noche.
Una sociedad que se encuentra divida en 4 grupos.
El enc...
No entiendo que fue eso. Sé que algunos de mi recuerdos están llegando a mi cabeza de manera rápida y esporádica pero... ¿Eso? Estaba llegando al límite de mi cuerpo por culpa del placer que me estaba haciendo sentir Cristian, cuando sentí que algo comenzaba a correr por mis venas. No era esa sensación en la que mi otro yo tomaba mi cuerpo, era la sensación de yo querer morder.
No me di cuenta cuando lo mordí, solo cuando sentí el sabor de la sangre, fue cuando me di cuenta lo que había pasado. No supe cómo reaccionar pero estaba segura que esa mordida hizo algo más. La cara de Cristian me demostró que algo más paso.
Pero no fue capaz de preguntar.
Me acomode en su regazo e intente dormir pero el sueño nunca llego. Solo me tranquilizaba la respiración de Cristian, quien dormía profundamente a mi lado. Para ser un vampiro duerme bastante. ¿Será que también es diferente? ¿Cómo yo?
Cuando amaneció ya no pude aguantar más y me levante. Con cuidado de no despertarlo, me muevo más lento que una tortuga y llego a la puerta.
A pies desnudo camino por los pasillos de esta casa. No entiendo porque Cristian sigue viviendo aquí. Puede ser por los recuerdo pero esta casa demuestra lo que los humanos piensan de los vampiros. Fríos, distantes y destruidos.
Cierros los ojos y respiro profundamente. Voy a mi habitación en busca de ropa y poder asearme. Aún tengo una leve sensación extraña en la parte baja de mi vientre. Sonrió al pensar en lo que ocurrió anoche pero mi sonrisa se borra al recordar en lo que termino.
Debe de estar odiándome. No quería morderlo. Bueno si pero no estaba en mis cinco sentidos. Me sonrojo cuando pienso en lo ocurrió esa noche. Me baño rápidamente y me visto.
Necesito hablar contigo. Ve al espejo.
Mi otro yo quiere hablar pero, ¿De qué? Busco el espejo que está en un armario. La puerta con suerte lo sostiene y está muy cochino, así que busco un trapo y lo limpio.
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-estoy lista- digo en un susurro. Mi imagen aparece en el espejo pero mis ojos no son azules, sino rojos.
-hay que hablar de lo que ocurrió anoche- dice y yo frunzo el ceño.
-no creo que tengamos de hablar de eso- digo.
-no quiero hablar de la noche de sexo con Cristian, sino de la mordida- cierro los ojos.
-¿Qué pasa con eso?-
-eres un vampiro al fin de cuentas. Un vampiro poderoso, que tiene habilidades que necesitan ser entrenadas pero que conllevan una gran cantidad de energía. Eres única, somos únicas y aunque te guste o no, debes consumir un poco de sangre- dice y frunzo el ceño.
-¿Por qué ahora y no antes?-
-sencillo. Estas experimentando con tu cuerpo y con tus emociones. Es aquí donde está tu gran debilidad. Al ser humana y tener más humanidad que genes vampiros, tiendes a colocar en la cima tus emociones pero eso es perjudicial. Tienes que aprender a matar sin que te tiemble la mano- dice enojada.
