2. Experta en arruinar todo.

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Derek corre rápidamente hacia mí.

—Sam, ¿Estás bien? ¿Ese idiota te hizo algo?—Pregunta muy preocupado. Niego con la cabeza.

—No vuelvas a hablarle así, ¿Me oyes?—Amenaza el chico que golpeó a Ryan.

—Gracias—Murmuro, pero él ni siquiera se voltea a verme.

Ryan se pone de pie y sale furioso del lugar. Sus amigos lo siguen y todo vuelve a la normalidad. Los estudiantes retoman sus conversaciones y siguen comiendo.

Paul llega con dos bandejas de comida. Me observa preocupado también.

—Estoy bien—Los tranquilizo y sigo comiendo mientras les cuento lo que pasó.

—Entonces, ¿Ese bastardo se atrevió a decirte fácil y luego Damián lo golpeó?—Resume Derek—Asiento y como una lechuga en silencio— Wow, le besaría el trasero a ese chico.

—¡Hey!—Se queja Paul. Yo me río discretamente.

—No en el sentido literal, amor.—Aclara su novio fingiendo inocencia.

—Bueno, como sea,—Hablo— no le daré nada a cambio a Damián por haberme defendido.

—No seas una perra malagradecida, él fue lindo—Dice Derek.

—Probablemente fue con una segunda intención—Comenta Paul. Medito sus palabras un poco. Considerando las circunstancias, puede que tenga razón. De hecho, yo pienso lo mismo.

—Escucha a tu novio, Derek, es mucho más astuto que tú.

Mi mejor amigo me observa con fijeza. Luego me muestra el dedo medio.

—Te detesto, Samantha—Responde.

—No, no lo haces y todos en este instituto de mierda lo saben—Afirmo con arrogancia. Él me ama y lo sabe.

•••••

Pago con mi tarjeta de crédito toda la ropa que compré. Son alrededor de 5 bolsas y sin contar que aún no escojo zapatos.

La chica me da mi recibo, las bolsas y me agradece por la compra. Salgo de la tienda y decido que vendré por zapatos la próxima semana. He gastado todo el día sábado en el centro comercial.

Tomo un taxi y me voy a casa, estoy muy cansada como para caminar.

—Mamá, llegué—Grito desde la sala. Ella baja corriendo las escaleras y comienza a chillar emocionada.

—Quiero verlo todo, Sam—Dice arrebatándome las bolsas. Ruedo los ojos. Esto tomará tiempo.

Luego de casi media hora modelando outfits para Alice, por fin se detiene, ella se enamora de dos vestidos que espera le preste en alguna ocasión. No me deja en paz hasta que se lo prometo.

—Ma, mañana es la venta de garage y aún me falta acomodar algunas cosas—Me quejo lanzándome a mi sillón favorito.

—No te preocupes, Sam. Ya me encargué de eso—Responde dándome su mejor sonrisa.

—Eres la mejor mamá del universo.—Digo aplaudiendo. Ella sonríe.

Siempre he tenido más bien una relación de amistad con mamá, quizás no ha sido la mejor decisión del mundo que ella me dé tantas libertades, pero hace lo mejor que puede. Yo agradezco tenerla.

—¿Cenamos?—Pregunta.

—Por supuesto, prepararé la mesa.

Pongo los cubiertos, las ensaladas y luego ayudo a mamá a servir la comida.

—¿Cómo ha ido el trabajo?

—Como siempre, hija, no hay muchas novedades—Dice encogiéndose de hombros.

Ella es jefa de personal en una corporación de abogados. En ese rubro conoció a papá hace mucho tiempo. Ella es la mejor en lo que hace.

—Ma, ¿No hay ningún colega guapísimo por ahí?—Pregunto burlona.

—Sam...—Dice rodando los ojos.

—Deberías salir con alguien, mamá, ya han pasado tres años—Digo.

Ella se gira y me mira entristecida. Temo por lo que vaya a decir.

—Aún quiero a tu padre, Samantha.

No, por Dios.

—Pero él no volverá, jamás lo hará—Afirmo. Sé que sueno muy dura, pero ella debe aceptarlo de una vez por todas. Papá es un hijo de puta, ella merece algo mejor.

—No era necesario que lo dijeras de ese modo—Responde mi madre dejando su plato sobre uno de los muebles y se va a su habitación.

—Joder, soy experta para arruinar todo—Me regaño y dejo el plato en la encimera junto al de mamá.

Mis padres eran muy unidos, mi niñez y pre adolescencia fueron increíbles. Lo tenía todo, unos padres maravillosos, amor, diversión, cosas materiales, amigos por montón, una gran casa, mucha comida, ya saben, lo que cualquier niño desea para ser feliz. Pero de un momento a otro comenzaron los problemas, papá llegaba muy tarde del trabajo y discutía con mamá a cada instante. Un día antes de mis 14, él llegó borracho y comenzó a gritar que tenía una amante. Mamá lloraba de forma desconsolada, ella realmente daba todo por ese hombre y el infeliz la lastimó de una manera perversa. Le rompió el corazón y pasó por sobre su dignidad.

Lo echamos de la casa, quizás solo yo lo hice porque mamá ni siquiera podía verlo a la cara. También pasé el peor cumpleaños de la historia, mi madre lloró todo el día y yo no lograba entender cómo papá había sido tan bastardo. Tenía una esposa hermosa, joven, deportista y trabajadora. Y bueno, en ese entonces yo era una hija ejemplar.

Con el tiempo fui comprendiendo mejor, los hombres no duraban demasiado siendo fieles y comprometidos con una relación, no importaba todo el esfuerzo que se pusiera en mantenerlos felices junto a ti, siempre te apuñalaban. 

Tuve mi primer novio y consigo mi primera desilusión. Entendía a mamá más que nunca. Los hombres eran lo peor.

Ella seguía esperando que papá volviera a pedir perdón, pero eso jamás pasó, aún así no perdía la esperanza. Me daba mucha lástima.

Fui desarrollando cierto odio por los chicos, hasta intenté ser lesbiana, aunque fracasé miserablemente cuando conocí a mi segundo "amor", el chico solo quería sexo y yo estuve dispuesta a dárselo con la ilusión de que así se demostraba el verdadero amor, fui una estúpida porque luego me botó.

Para ese entonces, mamá estaba mejor, pero seguía mirando el teléfono por minutos esperando que papá llamara. Un día cuando regresé a casa, le dije:

—Ya detente, pareces una estúpida, mamá. Los hombres son unos imbéciles, sobretodo papá, pero no te preocupes, me vengaré por ti.

Y así fue. Lo demandé por pensión alimenticia, él no estaba dando ningún aporte económico para mis estudios. Es como que yo había dejado de existir para él. Con mucho esfuerzo hice que mamá solicitara el divorcio alegando infidelidad, por supuesto en un corte ese argumento tiene mucho peso y nos quedamos con la casa y su dinero, por ende, la prostituta con la que salía él, lo dejó. Estaba prácticamente en la ruina, esa mujerzuela solo quería su dinero.

No me sentía del todo feliz, por lo que a ese agujero lleno de decepción en mi corazón, lo fui tapando con diversión y hasta casi perversión. Conocía a chicos y pasaba buenos momentos, charlas triviales y después sexo, pero nada que durara más de una semana, así me gané una reputación dentro de mi ambiente, aunque por lo menos no me exponía a sufrir y tener mi corazón jodidamente roto como ella.

Mamá nunca interfirió de manera radical en mi vida sexual, tenía sus problemas y estaba tan hundida como yo. Supe arreglarmelas para no contagiarme con nada y tampoco salir embarazada. Fui inteligente.

Tomo la cajetilla de cigarrillos que guardo en la cocina, lo enciendo y voy al patio a furmarlo. Al parecer esa será mi cena.

Different Girl [#Changes 1]Where stories live. Discover now