39. Esa mirada.

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Veo a Jessica discutiendo sumamente furiosa con Ryan. Ella mueve sus manos frenéticamente mientras le grita muy cerca del rostro.

Una suave y satisfactoria sonrisa se posa en mis labios, todo cae por su propio peso. La arpía y el hijo de perra más grande del universo que invertía su tiempo en fastidiarme, hundidos hasta el cuello en su mierda. Doy media vuelta y camino hasta mi próxima clase.

Hace dos semanas todo el instituto sabe que están en una especie de relación y se convirtieron en una especie de rechazados socialmente. Nadie quiere estar cerca de ellos, al parecer podían soportarlos por separado, pero juntos son una explosión de maldad que nadie puede aguantar.

Una mano me jala hacia el servicio de chicos. Mi corazón late a mil por hora, cuando con su otra mano me cubre la boca. Los segundos se sienten eternos y ya comienzo a imaginar cómo seré torturada y violada.

—Soy yo, Sam—La voz de Vincent se escucha en un susurro en mi oído. Me relajo contra su cuerpo, pero de todos modos quisiera matarlo por darme un susto así.

Quita su mano de mi boca y me guía a un cubículo vacío. Cerrando la puerta.

—Esto es romántico, ¿No?—Pregunta con una mueca divertida. Lo golpeo en el brazo. Maldito.

—¿Qué ocurre, Vin?—Pregunto. Él rueda los ojos.

—Aún no me acostumbro a que me llames de esa forma—Confiesa. Le saco la lengua— Te echaba de menos—Dice.

No puedo evitar sentir un montón de estúpidas mariposas revoloteando en mi estómago, pero me mantengo impasible. Hace tres días no teníamos algo de privacidad. Los exámenes de este segundo semestre no dan tregua.

—¿Y para decirme eso me secuestras en el servicio de chicos?—Pregunto cruzándome de brazos y fingiendo indignación. Vincent me observa. Se acerca más a mí. Considerando que estamos en un cubículo con un retrete ocupando la mayor parte del espacio, estamos casi pegados.

—En verdad, te traje aquí porque quería hacer esto—Dice tomándome por la cintura y pegándome a la pared. Lanzo un pequeño gritito por su inesperado movimiento, lo que él aprovecha para besarme sin compasión. Cierro mis ojos cuando le tomo el ritmo.

Oh Jesús. ¿Me puedo morir en este endemoniado instante?

Vincent es como un besador experto, no solo se centra en devorar mi boca, sino también utiliza sus manos y de una forma muy sugerente. Su lengua se mueve ávida y sin piedad, logrando encrisparme por completo. Me aferro a su cabello con ambas manos y tiro de él acercándole aún más a mi cuerpo, como si eso fuese posible. Comienza a faltarme el aire, pero como dije antes, estoy lista para morir en este momento.

Él suaviza la intensidad del beso dando moridisquitos a mi labio inferior hasta que finalmente se aleja de mi rostro unos centímetros.

—No te detengas—Le digo en un susurro aún sin abrir mis ojos. Vincent se ríe.

—Te ves tan deliciosa—Habla con un tono grave. Mueve la mano que tenía prácticamente clavada en mi cadera hacia mi rostro. Recorre mi mandíbula y mi cuello, me veo obligada a abrir los ojos.

—Te odio—Siseo. Aunque no puedo ocultar lo feliz que me siento. Él solo me mira—. Oh, no, Vincent, no me veas de ese modo.

—¿Así cómo?—Pregunta divertido.

—Así como si yo fuese la cosa más hermosa que hayas visto en tu vida. —Él se ríe nuevamente.

—Pero si eres la cosa más hermosa que vi en la vida, Sam. No te quites el crédito—Bromea. 

—Idiota.

—Preciosa.

—No tendremos ésta pelea absurda, Vincent. Debo ir a clase—Me quejo.

—Yo también—Responde alejándose para abrir la puerta del cubículo.

—¿Cómo saldré de aquí?—Él me echa un vistazo.

—Deberás arreglarlo sola, voy tarde—Responde saliendo.

—No te atrevas—Le advierto—. Si me dejas aquí sola, te mato.

—Claro que no lo harás, Sam. Te gusto demasiado para que hagas eso—Afirma yéndose y dejándome ahí.

—¡Maldito!—Le grito. Quisiera estrangularlo.

Un chico entra al lugar y me ve ahí, con mi ropa desordenada y la exasperación al máximo.

—No digas nada—Le advierto haciendo una pistola con mis dedos. Él levanta las manos en señal de rendición. Una sonrisa luchando por no salir de su boca. Salgo muy rápido del cubículo y corro a mi clase. Vincent me las pagará, ni crea que dejaré pasar lo que hizo.

Entro al salón acomodando mi ropa. Derek me ve de inmediato y abre la boca con sorpresa.

—Haz llegado Collins—Me dice al oído cuando tomo asiento a su lado.

—Cierra la boca, D. Fui secuestrada.

—Pusiste mucha resistencia. Tu labial corrido me lo deja en evidencia—Argumenta. No tengo nada para decir. Mi mejor amigo está en lo cierto.

Jennifer y Lisa entran al salón, Derek les hace señas para que tomen asiento junto a nosotros. Ellas por supuesto caminan con una sonrisa al vernos.

—Tienes el labial corrido—Apunta Lisa apenas me ve.

—Ahora entiendo porqué Vincent necesitaba desmaquillante—Dice Jen.

—¿Le prestaste?—Pregunto. Ella niega. Ahí está la venganza y no tuve que mover un solo dedo. Sonrío triunfadora.

Saco de mi mochila mi estuche de maquillaje. Tomo mi espejo y una toalla desmaquillante. Cuando mi labial queda decente me uno a la conversación de los tres idiotas a mi lado.

—¿Entonces tarde de pizza?—Pregunta Lisa. Derek y Jen asienten.

—Si es algo con pizza estoy dentro—Digo.

—Pizza con doble queso y trocitos de Vincent—Bromea Derek haciendo reír a las chicas. Ruedo los ojos.

Mis amigos son un dolor de cabeza, pero los quiero como a nadie.

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Different Girl [#Changes 1]Where stories live. Discover now