25. Complicidad.

3.1K 312 27
                                    

°°°°°°°

—¿Me das agua?—Pregunta Vincent indicando mi botella aún casi llena. Ruedo los ojos.

—Vienes a entrenar y ¿No tienes agua?—Inquiero alzando una ceja—. Eres todo un caso.

—Ya me bebí dos botellas—Responde con culpabilidad. Abre su mochila para confirmar lo que dice—. Hoy tuve mucho calor—Se justifica con una sonrisa.

—Tienes permiso para beber la mía también—Digo—. aunque luego no sé qué harás cuando tu vejiga esté por explotar.

—Los leones tienen sus técnicas, la naturaleza nos protege—Bromea. Ruedo los ojos.

—No quiero tener una imagen mental de tí orinando tras un árbol.

—Pues no la tengas.

Un silencio se forma mientras el bebe agua y después se sienta junto a mí en la banca.

—¿Cómo me viste?—Pregunto de repente muy curiosa.

—Fue imposible no notar cómo una pequeña rubia ponía en su lugar a un montón de idiotas—Me ruborizo un poco. Yo les dije grandes insultos ahí. Llevo una mano a mi cabello atado y jugueteo con las puntas.

—Por lo menos mi punto de ferocidad queda respaldado con eso—Digo escogiéndome de hombros.


—Por supuesto que sí. Aunque yo lo tenía muy claro desde antes, cuando me golpeaste.

—Oh Dios, qué vergüenz.—Me quejo cubriéndome el rostro—Lo lamento tanto. Jamás me cansaré de disculparme, sobretodo porque fue un malentendido—Vincent posa su mano en mi hombro.

—Me agradas a pesar de que seas agresiva, esa parte de ti le da un toque increíble a tu personalidad—Comenta con mucha seguridad.

—¿Gracias? Supongo—Digo dudosa. Vincent se ríe.

—¿Quieres caminar un rato? Oí que habría una banda tocando en el otro lado del parque —Me parece una idea divertida. Aunque en verdad quería estar sola hoy.

—Tal vez en otra ocasión—Le digo descubriendome el rostro y dándole una mirada de disculpa. Él se revuelve el cabello un poco decepcionado.

—Claro, está bien—Guarda la botella vacía junto a las demás y se pone de pie—Me voy entonces, creo que necesitaré un baño pronto.

—Tienes suerte de que los olores masculinos no sean tan desagradables cuando hay ejercicio de por medio, campeón—Bromeo. Él se ríe tan fuerte que me asusto.

—Eres tan divertida, te prepararé una rutina y te llevaré a un festival de humor. Te haré una estrella—Dice con sarcasmo.

—Suerte con eso—Respondo sacándole la lengua.

—Sí. —Vincent se pone de pie— Bien, adiós, Sam. Ten un buen resto de día.

—Gracias, tú también. Adiós—Me despido.

Vincent comienza a alejarse y la angustia vuelve a mí como por arte de magia. Damián y todo lo que pasó regresan a masacrar mi débil cerebro. Me pongo de pie de forma innata.

Puedo pasar más tiempo con Vincent, él se ofreció para hacerme compañía un poco más.

—¡Espera!—le grito. Él se detiene y voltea con una sonrisa radiante. Me apresuro a darle alcance— Quizás puedas acompañarme hasta mi casa.

—Sería un honor, señorita leona—Comenta.

Caminamos fundidos en una conversación sin sentido sobre que la lluvia debería ser salada como el mar. Me río la mayor parte del tiempo. Vincent es como un humorista, pero de los malos, esos que sufren abucheos en sus presentaciones, y mi sentido del humor está completamente distorsionado porque me agrada.

—Ya cállate—Le digo.

—Te estabas riendo, Sam.—Me acusa apuntandome con un dedo. Ruedo los ojos.

—Era por lástima.

—Oh sí, claro, como digas.

—Está bien, lo admito, tus pésimas bromas me hicieron un poco de gracia. Solo un poco—Admito. Vincent luce satisfecho.

—Jennifer y mamá jamás se ríen de mis bromas. Son unas amargadas—Comenta. Hago memoria pesando en Jennie. La mayor parte del tiempo está sonriendo, riendo o casi ahogandose de la risa. No importa lo malas que sean las historias de Paul. Guardo eso para mí, no quisiera herir aún más la dignidad de mi acompañante.

—Sí, eso debe ser. Que tus chistes sean más bien como popo de perro, no afecta en nada la situación—Bromeo.

—Ahí está de nuevo la leona feroz. Hieres mis sentimientos, ¿Sabes?—Él se detiene de pronto y acaricia su mentón con una mano.—Podrías pensar en convertir los comentarios hirientes en un deporte. Serías la mejor, te lo aseguro.

—Me halagas. Comenzaré a meditarlo—Respondo fingiendo seriedad absoluta.

Su celular suena en su bolsillo, cuando lo saca, él contesta con un "Hola, princesa" ew. Cursi, muy cursi.  Reprimo las ganas de burlarme.

Intento no prestar atención a su conversación observando las casas de mi vecindario, pero mi curiosidad no me lo permite. Vincent es muy cariñoso con su novia, no me lo imaginaba en esa faceta. Sobretodo si ella es jodidamente insoportable. Cuando menciona mi nombre me pongo alerta. Él no se da cuenta de que con el solo hecho de nombrarme hará que Jessica me odie más.

Su rostro se ensombrece cuando ella comienza a gritarle. ¡Hasta yo puedo oírlo! Él de la nada cuelga la llamada y guarda su celular. Incómodo.

Por suerte estamos muy cerca de mi casa, así el momento no debe prolongarse.

—Bien, eso fue extremo—Habla. Lo miro de soslayo y me encojo se hombros.

—Estoy acostumbrada al odio de la comunidad femenina, no te preocupes.

—Jessica es especial.

—No lo dudo.—Murmuro por lo bajo—¡Llegamos a mi casa! Gracias por acompañarme—Le digo a Vincent con una gran sonrisa.

—Fue un placer. Las pláticas contigo son muy cómodas, me gusta.

—Lo mismo digo.—Se forma un pequeño silencio en donde él me mira directamente a los ojos—¿Nos vemos en el instituto?—Digo rompiendo la escalofriante tensión.

—Claro, Samantha. Ten un buen resto de día.—Comenta aún observándome. Me despido con la mano antes de voltear a abrir la puerta.

Vincent totalmente me agrada. Es bueno que tenga novia, ni por muy insoportable que ella resulte. Eso marca una línea imaginaria que yo jamás cruzaría. Así la amistad que se forma entre nosotros puede no confundirse.

Voy directo a mi habitación para tomar una ducha. La tarde de deporte resultó ser magnífica.

________________

Different Girl [#Changes 1]Where stories live. Discover now