17. Pequeños accidentes.

4K 349 21
                                    

Mamá baja del auto y abre la puerta principal para papá, yo me quedo en éste porque no quiero arruinar mi buen ánimo con la presencia de él.

Cuando ambos entran a la casa, bajo, me demoro bastante en llegar a la entrada, realmente deseo evitarlo por completo. Para mi suerte no me topo con mi padre.

Subo a mi habitación, tengo algo de tarea, pero soy demasiado floja para hacerla de inmediato, así que voy a tomar una ducha.

Cuando estoy en el baño y veo la tina, mi simple ducha se torna en algo más relajante.

Una vez está llena de espuma, enciendo mi Ipod con música relajante y me quito la ropa adentrándome en esa cálida agua.

Se siente tan bien.

Comienzo a pensar en lo extraño que estuvo mi día. Mmh, quizás no es una buena forma de describirlo, sabiendo que me confesé al chico que me gusta, al cual por razones desconocidas también le gusto.

Damián es un idiota, tropezar dos veces con la misma piedra jamás es bueno, yo no soy buena, tengo un pasado que respalda mi teoría. Aunque, técnicamente ese dicho corre para mí de igual forma, pero vamos, él es adorable, no me causará problemas.

••••

—Samantha Collins, el rector la espera.

Demonios.

Le sonrío a la raquítica secretaria del rector con nerviosísmo. Miro a Damián con odio fingido y entro a la oficina.

El señor Walker me mira por sobre sus lentes con desaprobación. Lo observo sin pestañear, me indica con el dedo medio que tome haciendo frente a él.

—Buen día—Le digo.

—¿Buen día? ¿En serio, Collins?—Bufa y se ríe seco—Chocaste mi auto en el estacionamiento.

—Lo siento, no fue mi intención, yo solo...

-Cierra la boca—Me ordena.

Me cuesta la vida no levantarme de mi silla y empezar a gritarle que no abuse de su jodida autoridad conmigo, porque puedo ser un maldito demonio cuando me enfado, él no me llega ni a los muslos.

—Lo siento, de verdad—Repito.

-Dije que cerraras la boca, Collins. Lo que hiciste es imperdonable. Como rector estoy acostumbrado a recibir ofensas, insultos, hasta algunas bromas de mal gusto, pero chocar mi auto, ¿Estás mal de la cabeza, chiquilla? Ni siquiera sé porqué te lo pregunto, es un hecho—Tomo aire sonoramente, estoy enojada, muy enojada, el imbécil se está pasando de la raya con su regaño.

—No tiene derecho a hablarme de ese modo, señor Walker—Le digo reteniendo mi furia.

-Claro que tengo derecho, soy la máxima autoridad de este instituto y tu solo eres una estudiante estúpida que chocó mi auto.

Que yo soy ¿Qué?

Me pongo de pie de un salto. Trueno mis dedos y me preparo para mi vómito verbal.

>>Toma asiento y cierra la boca, niña. No te he dado autorización para ponerte de pie—Habla bastante fuerte. Me cruzo de brazos.

—No tiene ningún jodido derecho para hablarme de esa forma, rector. No estoy mal de la cabeza, ni mucho menos soy estúpida. No porque tenga poder en esta institución puede denigrarme de esa forma, además, yo soy dueña de mi cuerpo y hago con éste lo que quiero, aquí vengo a estudiar y claro a seguir las reglas del instituto, pero en ninguna parte dice que tengo que permanecer como momia, mientras la autoridad máxima me insulta, solo porque cometí un pequeño accidente.

—¿¡Un pequeño accidente!? ¡Chocaste mi auto!

-Solo lo rayé un poco y eso no le da derecho a tratarme como lo está haciendo. Todo esto se hubiese solucionado con una llamada a mi madre, yo no debería estar teniendo esta charla con usted a solas, menos debería estar soportando un humillación como esta.

—Estás siendo exagerada, Collins.

—Vaya, un nuevo adjetivo a la lista—Chasqueo la lengua—Señor Walker, si no quiere que presente una denuncia contra usted por abuso de poder al concejo de rectores en su próxima asamblea, más le vale que me pida disculpas por todo lo que ha dicho—Él se ve notoriamente sorprendido.

—No puedes hacer eso, Collins—Dice en un tono más inseguro.

—Claro que puedo y voy a hacerlo si no se retracta, sé perfectamente que en su oficina  hay cámaras y no podrá negarse a mostrarlas—Respondo. La verdad no tengo la menor idea de si es posible o no, pero como él se ve asustado supongo que a algo le teme—¿Y bien?—Lo presiono. El señor Walker se remueve en su asiento con incomodidad. Lo tengo justo en dónde lo quería.

—Lamento haberla tratado así, Collins. Fue parte de la exaltación por lo ocurrido.

Unas ganas enormes de reírme en su cara me inundan, pero no soy idiota, al fin y al cabo es el rector y no creo que esté muy feliz conmigo después de esto.

—Perdonado, señor Walker. Espero no se vuelva a repetir.

Me lanza una mirada irritada. Para él debe ser inaceptable que una "estúpida chiquilla" le hable de ese modo.

—No, no pasará.

—Bien. Respecto a su auto, puede llamar a mi madre, ella puede costear los gastos de la reparación, ah, nuevamente, lo siento, no fue mi intención—Digo para salir de la oficina como toda una ganadora.

Damián me recibe asustado, pero le doy una sonrisa para tranquilizarlo.

—¿Qué te dijo, Sam?—Pregunta siguiéndome hasta un pasillo más solitario.

—Nada importante, todo está bien. Lo imprescindible aquí, es que no vuelvas a pedirme que conduzca tu estúpido auto, porque a pesar de que sé lo básico ya está claro que conducir no es mi fuerte, Damián.—Él se ríe. Rodeo su cuello con mis brazos—¿Podrás arreglar la puerta de tu auto?

—Por supuesto, no fue tan terrible, Sam.

—¿Nos vemos a las 7 en el parque?—Pregunta besando la comisura de mis labios.

—Claro, igual que toda la semana—Le respondo guiñándole. Él asiente y se va.

Ésto de tener un más que amigo fuera del instituto, es bastante divertido.

Damián es un chico dulce e inteligente. Creo que poco a poco tener una relación con él no suena tan descabellado. Se siente correcto.

Different Girl [#Changes 1]Where stories live. Discover now