26. Ya estabas advertido.

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—¡Sam! Espera, por favor, necesito que me entiendas. Ponte en mi lugar por al menos un minuto. No te pido nada más.

Volteo rápidamente y estampo mi mano en su mejilla. Damián se queja audiblemente y abanica la zona afectada. Lanza algunos improperios. Mi palma palpita, duele, hasta arde un poco, pero no me voy a quejar, porque la satisfacción ponerlo en su lugar es más grande.

—Te lo dije, Damián—Le recuerdo—. Te dije que no volvieras a acercarte a mí.

—Solo intento explicarme, pero no escuchas, jamás escuchas.

-Ya no me debes nada, Damián. No me interesa absolutamente ni media palabra que digas. Hazte cargo de tu hijo y de tu futuro, en el cual, obviamente, no estaré.

Entro a la biblioteca muy enfadada, de verdad me tiene cansada su insistencia. Lo más ilógico es que ni siquiera lo hace por arreglar las cosas conmigo, solo quiere limpiar su imagen. Bastardo.

Jennie mueve su mano saludándome desde una mesa al fondo del lugar. Sonrío mientras camino.

—Lo siento por el retraso, Jen.

—¿Damián?—Pregunta. Asiento mientras ruedo los ojos—Ese chico no se cansa.

—No, es como un grano en el culo.

—¡Vocabulario!—Grita la encargada de la biblioteca desde su lugar. Tomo asiento al lago de Jennie.

—¿Cómo me escuchó? Hay mucha gente hablando—Susurro. Jennie se ríe.

-Ella lo oye todo, bebé—Abre su libro de biología— Bien, ¿Comenzamos con la tarea?

—Claro, tengo muchas ganas de aprender—Bufo con sarcasmo.

Intento concentrarme en la lectura, pero las imágenes de Damián siguiéndome durante toda la semana por el instituto, me distraen. Estoy hasta la coronilla y más allá. Además, por lo pasillos toda la gente murmura sobre él y la situación con la hermana de Ryan. Nunca pensé que me agotaría tanto oír sobre la misma persona. Es como la lepra, no peor aún, es como un jodido cáncer que se esparce por todos los rincones de Thomson School.

Me llevo las manos a la cara y restringo mis ojos. Ni siquiera he podido dormir bien, hasta tengo pesadillas, en donde Damián entra por la ventana de mi habitación repitiendo una y otra vez las mismas frases. Lo odio.

—No estás prestando atención en lo más mínimo, ¿Verdad?

La voz de Jennie me trae nuevamente a la realidad. La observo con culpabilidad.

—Lo siento.

-Tranquila, puedo entenderlo—Jen cierra su libro y se acerca a mí susurrando— podemos ir a beber algo y luego solucionamos lo de la tarea. Sonrío.

—Una cerveza es justo lo que necesito—Comento con complicidad. Jennie me guiña y comienza a recoger todas sus cosas de la mesa. Yo hago lo mismo con las mías.

—¿Quieres que invite a los chicos o solo vamos nosotras?—Pregunta. Dudo un instante. No es que no quiera pasar tiempo con mis amigos, es solo que deseo un momento más tranquilo junto a Jennie, con los demás es todo bromas y estupideces, lo cual amo, pero no es lo que quiero por ahora.

—Llamaré a Derek más tarde para que se nos una junto a Paul.

—Bien, yo llamaré a Lisa. Probablemente lleve a su nueva conquista.

¿Qué?

—¿Desde cuando Lisa tiene nueva conquista?

-Uuf, esta semana te has perdido de mucho, Sam. Anda—, me apura a que termine que guardar mis cosas— tenemos que irnos pronto.

Como ambas somos menores de edad, Jen me lleva a un bar en donde trabaja su primo. Antes de entrar, exageramos levemente nuestros maquillajes para pasar desapercibidas. Las dos lucimos de 18, así que no hay problemas.

Su primo, para mi suerte, es encargado de la barra, por lo que obtener una cerveza gratis es sumamente sencillo. Jennifer me habla un poco de él. Su nombre es Carlos, tiene 21 y está a puertas de su matrimonio.

—Creo que es muy joven para casarse—Le susurro a mi amiga cuando él está ocupado preparando unos mojitos cubanos a unas chicas bastante alegres.

—Lo mismo pienso, pero Carlos dice que está enamorado y quiere hacerlo. Su novia es diez años mayor, quizás eso influye—Alzo las cejas.

—Esa es una buena cifra—Digo—O sea, ella es afortunada—Jennie se ríe.

—Mi primo está muy feliz, también.

—Yo nunca he podido estar con alguien menor, por el tema de la inmadurez y todo eso.

—No es como que tus relaciones se basaran en conversaciones sobre astronomía o cultura Egipcia, Sam. La madurez no creo que incluyera en una buena follada—Finjo estar ofendida por la rudeza de sus palabras.

—Mira, chica de boca sucia, si un tipo es inmaduro psicológicamente, por consiguiente, es inmaduro sexualmente, ¿Entiendes? ¿O tu mente virgen no es capaz de procesarlo?—Jen abre y cierra la boca como pez fuera del agua. Sonrío. Ella frunce la boca.

—¿Tan obvia soy?

-No para los ojos del ser humano común, aunque es obvio para alguien que fue bastante buena en el sexo—Ella lanza una carcajada.

—Me agradas muchísimo, Sam. Estás demente—Asiento dándole la razón. Busco en mi bolso mis cigarrillos.

—¡Hey! Háblame de Lisa y su conquista.

—Oh sí—Jennie se pone en modo chismosa—. Ella conocía a un chico hace un par de años, pero él tenía novia, así que se alejaron, hace unas semanas se reencontraron y todo fluyó de manera maravillosa.

—Me alegro muchísimo por ella.

—Sí, ella necesitaba compañía.

—¿Y tú?

—Yo no nací para el amor, Sam.

—Ya somos dos—Digo chocando mi cerveza con la de ella.

—Mi hermano está hablando bastante de ti últimamente—Dice de pronto. Detengo el movimiento de mis dedos sobre la mesa.

—Hemos hablado un par de veces, nos llevamos bien.

—Mmh, sí, debe serlo porque o sino ni siquiera diría tu nombre frente a la celosa de Jessica.

—Ella me odia, ¿No?

—Eso es poco—Dice mi amiga con una gran sonrisa.

—Te creo.

Enciendo mi cigarrillo y lo fumo con lentitud. El tabaco sabor chocolate siempre será mi favorito. Dejo que Jennie le dé una calada y me burlo incesantemente cuando tose con desesperación. Novata. Su primo le da un vaso de agua para calmar sus espasmos.

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Different Girl [#Changes 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora