13. Más cerca

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Lux estaba a punto de subir las escaleras y subir a su cuarto a balancearse de atrás a adelante, preguntándose qué cojones había pasado cuando dos brazos la cogieron por detrás y la arrastraron al baño que estaba en el pasillo enfrente del estudio.

Estaba oscuro, así que alzó los brazos, intentando descifrar con el tacto la cara que quienquiera que estuviera delante de ella. Sus dedos tocaron pelo y todo lo que sintió fueron sedosos rizos. Sus rodillas se debilitaron de pronto, amenazando con fallar, y Harry la sujetó contra la puerta del baño, con sus manos sujetándola en el mismo sitio de sus caderas que antes, bajo su camiseta.

-No quiero que te enamores de mí. – Susurró él en tono severo, su frente inclinándose hacia ella, y ella sintió como su respiración se aceleraba mientras se preguntaba cuán cerca estarían sus labios.

-Eso no será un problema, considerando que los gilipollas no son mi tipo. – Ella se alzó en sus puntas, levantando la cara hasta que sus narices se rozaban. Lux sonrió ligeramente y después, en vez de alcanzar sus labios y besarlo, alzó un poco más la cara y le mordió el labio inferior.

Harry inhaló de golpe, sintiéndola tirar de su labio con los dientes antes de soltarlo. Él estaba temblando, moviéndose para acercarse más a ella. Antes de que cualquiera de los dos pudiera pensárselo mejor y retractarse, él se inclinó para estar a su altura y juntar sus labios a los de ella.

Ella se dejó llevar por el beso de forma fluida, poniendo sus brazos alrededor del cuello de Harry y apretándose contra sus labios. Lux sintió sus cuerpo latiendo con el impensable deseo por él, y por la manera en que la lengua de él se estaba colando entre sus labios, asumió que él sentía ese mismo deseo.

Sus labios eran tan suaves como parecían, sabiendo al chicle de menta que había estado mascando, pero lo que más le encendía eran sus manos. Estaban apretando su piel firmemente, manteniéndola estrechamente apretada a él, y sus dedos dibujaban círculos en su piel. Eran pequeños gestos que la hacían desearlo más y más.

Ella gruñó de placer contra su boca cuando él presionó cuidadosamente sus caderas contra ella, haciéndole sentir el bulto que sobresalía de sus pantalones. Lux movió los dedos contra su pelo, tirando ligeramente mientras movían los labios al mismo tiempo, con ella mordiéndole de vez en cuando. Él gemía cada vez que lo hacía.

Luego, pasó una cosa rarísima. Lux empezó a sentir esa agitación en su corazón y su estómago otra vez, y cuanto más la besaba Harry, más intensa era la sensación. Llegó al punto en que era tan intenso que sintió que su cuerpo se volvía de gelatina y, Harry, tuvo que sostenerla contra la pared con su cuerpo para que no cayera.

-No me importas…

Lux se echó hacia atrás de golpe, dándose en la cabeza contra la pared y jadeando de dolor.

-¿Qué pasa? – Preguntó Harry, encendiendo la luz, viéndola parpadear para que sus ojos se ajustaran a la nueva luminosidad.

-No. – Susurró, levantando la mano cuando lo vio acercarse a ella. – Esto… Esto… Yo no soy así.

-¿Qué? – Preguntó él, frunciendo el ceño. Dios, era guapísimo.

-Yo no me morreo con diecisieteañeros a los que no les importo en lavabos oscuros. – Dijo Lux, negando con la cabeza y pasándose los dedos por el pelo.

Los rizos de Harry estaban alborotados por los dedos de ella y esa imagen lo hacía parecer más joven, especialmente con los labios hinchados y las mejillas coloradas. Parecía un niño que acababa de llorar.

-¿Por qué lo tienes que decir de esa manera? – Resopló él, su cara adoptando una pose borde y fría otra vez.

-¿Qué? ¿De qué manera? – Su voz empezaba a adquirir un matiz rasposo, probablemente por haber chillado antes.

-¿Por qué añades mi edad aquí en medio? ¿Qué tiene que ver mi edad en todo esto? Has dicho que no me ibas a tratar como un niño, pero aquí estás, usando mi edad como excusa para dejar de besarme. – Él intentaba no chillar, se veía, pero sus ojos estaban oscuros y aterradores.

-Lo… Siento… - Dijo lentamente. – No sabía que te molestaba tanto.

-¡Pues sí, lo hace! – Espetó, alejándose de ella.

-Pero Harry, - hizo una pausa, pasando la lengua por el labio. – si no te importo, ¿por qué dices que te importa lo que digo? ¿O lo que pienso sobre ti?

-Y-… Yo no… - Se trabó al hablar, sus ojos abriéndose como platos.

-Estás siendo un puñetero hipócrita. – Dijo ella suavemente, suspirando y girándose para abrir la puerta y marcharse.

-¡Lux! – La cogió del brazo, pero ella se sacudió y se giró para mirarle.

-Esto, - dijo señalándolos. – Nunca ha pasado.

-Por supuesto que no. No quiero que la gente piense que estoy tan desesperado como para liarme contigo. – Sopló, empujándola para dejar el baño antes que ella.

El corazón de Lux se desplomó hasta su estómago mientras lo veía subir las escaleras. Cuando estaba en la última, él miró hacia atrás para encontrar su mirada, viendo el shock en su cara. Sintió dolor en su pecho mientras la miraba a esos ojos tan tristes, sabiendo que él había causado esa mirada devastadora en su cara.

Tragó con dificultad, forzándose a apartar la mirada, sintiendo como el dolor de su pecho se acentuaba con cada paso que daba más lejos de ella. Harry intentó achacar el dolor a otra cosa, pero en lo más hondo de su ser, sabía que era porque Lux había apretado su pequeño puño alrededor de su corazón y lo estaba empujando más cerca, más, más, hasta que él fuera suyo.

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En caso de que haya alguna duda: este capítulo es una continuación directa del anterior, pasa justo después.

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