49. Ansiedad

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Harry estaba desnudo, mirándose a sí mismo en el espejo, sus ojos oscuros y sin emociones, su boca cerrada en una línea. Podía escuchar de forma vaga el agua de la ducha correr tras él, sabiendo que se debería meter, viendo que llevaba corriendo los últimos 20 minutos mientras él se miraba en el espejo.

Parpadeó, respirando con dificultad a través de la nariz, desviando la vista de su reflejo al fin, apretando las manos en puños y viendo los músculos de su brazo crisparse. Con un rápido movimiento de cabeza, se giró y se metió en la ducha, moviéndose bajo el agua caliente y dejando que lo lavara. Su piel empezó a adquirir un cierto tono rosado de lo caliente que estaba, pero casi notaba nada. Todo lo que sentía era la solida y pulsante sensación de insensibilidad que recorría sus venas y piel.

Era todo por Lux. Ella se había abierto camino hasta su corazón y lo había arrebatado como haría un pirata como un barco. Lo hacía sentir cosas que él había jurado no volver a sentir, cosas que nunca había sentido antes y ahora ella lo estaba destruyendo. Dejar a una chica no debía ser tan difícil para él, lo había hecho muchísimas veces antes, pero se había quedado tan jodidamente pillado por ella. Dependía tanto de ella, mucho más de lo que ella dependía de él. No quería que hubiera un día sin verla, pero sabía que si era lo suficientemente fuerte, al día siguiente la dejaría. Cogería un avión, de vuelta a su casa, y volvería de vuelta a su vida.

Si era lo suficientemente fuerte.

Presionó la frente contra la pared de la ducha, enterrando la cara en el hueco de su codo, su respiración volviéndose pesada. Sentía un tirón en el pecho, como si su corazón y sus pulmones estuvieran siendo apretados, y era un sentimiento que no sentía desde hacía mucho tiempo.

Estaba teniendo un ataque de ansiedad. La última vez que había tenido uno de esos, todavía competía en Factor X. No había tenido uno desde que One Direction tuvieron su gran ruptura, ni cuando Caroline rompió su corazón.

Intentó ralentizar su respiración, pero al hacerlo, sintió su pecho tensarse más, así que tuvo que acelerar la respiración otra vez. Se encogió hacia atrás, presionando la espalda contra la pared de la ducha, sintiendo las racholas frías contra su piel. No podía respirar, no podía hablar, no podía conseguir ayuda.

Por suerte, la ayuda fue a por él.

La puerta de la ducha se abrió y Lux se deslizó dentro, mojándose el pelo bajo la alcachofa de la ducha por un segundo antes de girarse a mirar a Harry. Su cara se volvió de preocupación mientras lo cogía. Él cayó contra ella, jadeando por respirar y buscando sus ojos. Cuando finalmente encontró los de ella, sintió una ráfaga de aire invadir sus pulmones. Su pecho se expandió, soltando la tensión que sentía y hundió la cara en el hueco del cuello de ella, escuchándola decir su nombre una y otra vez. Sus dedos presionaron la parte de atrás de sus rizos mojados, acariciándolos mientras él se apretaba contra ella, respirando fuera y dentro lentamente, su boca contra su hombro.

-¿Qué ha pasado? ¡Parecía que no pudieses respirar! - Preguntó Lux, su voz llena de una preocupación que solo una novia o una madre podían poseer.

-Creo que estaba teniendo un ataque de ansiedad. - Susurró él, sintiendo como su cuerpo temblaba en manos de ella, lo que hizo que ella cambiara la posición de ambos para que fuera ella la que estaba bajo el agua caliente.

-No sabía que tú tuvieras problemas con eso... – Susurró ella, apartándose para mirarlo. El agua se deslizaba por su rostro, y ella apartó el pelo de su frente, echándolo hacia atrás. Estaba muy pálido.

-Se suponía que no tenía. No he tenido uno desde hace un montón, desde la competición. – Murmuró, solo queriendo apretarse contra ella para poder respirar otra vez.

Dark SideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora