36. Desvanecimiento

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Lux pasó días sin hacer otra cosa que tocar el piano. Se sentaba en el estudio y tocaba hasta que no sentía los dedos, el único pensamiento en su mente la última vez que habló o vio a Harry.

Casey lo poseía ahora. Lo tenía cogido fuertemente y no lo iba a soltar sin una pelea. Lux sabía que si intentaba pelear por él, Casey llevaría su estúpido teléfono directamente a los productores y luego Lux sería enviada a casa. Lo más divertido era que a Lux probablemente no le importaría que la llevasen a casa. Sí, quería ganar esa cosa, pero si eso significaba perder a Harry en el proceso… ¿Qué más le daba?

Había intentado con todas sus fuerzas no enamorarse de él y en algún momento había pasado. Se había enamorado, se había enamorado con todas sus fuerzas, magullándose el corazón por el camino. No le importaba, porque por estar alrededor de Harry, teniéndolo como mejor amigo y mentor, valía la pena el daño.

Así que Lux se dio cuenta de que tenía dos opciones: 1. Darse por vencida e irse a casa para estar finalmente con Harry; 2. Pelear por él como nunca había peleado por nadie o nada en su vida.

Lux escogió la opción #2.

Empezó con el champú de Casey. Mientras ella estaba en el estudio, Lux se coló en su habitación y mezcló un adorable tinte de pelo verde con el champú de Casey. Todo lo que hizo fue teñir el pelo de un precioso verde mar, pero Casey se puso como loca justo como Lux esperaba.

Después fue su maquillaje. Lux empezó a coger sus cosas y llevarlas a otros lados, cosas pequeñas al principio (pintalabios, base, colorete, pintauñas…); los dejaba en sitios inesperados no solo en su cuarto sino alrededor de la casa. Casey empezó lentamente a asustarse cada vez que encontraba una de sus cosas en la nevera o en el microondas.

Luego fue su loción, que Lux alegremente mezcló con pomada urticante. Casey se pasó las siguientes 48 horas rascándose cada centímetro de su cuerpo hasta que finalmente fue al doctor y este le dio una crema, pensando que era alergia de algún tipo. Le llevó una semana darse cuenta de que era su loción.

Así que con pelo verde mar, piel roja y con picores y un cerebro confundido, Casey se volvió paranoica. A todos los sitios a los que iba empezaba a mirar por detrás de su hombro, buscando alguien que quisiera hacerle algo. Pegaba un bote cada vez que veía a Lux mirándola y sus ojos empezaron a parecer salvajes y asustados.

A Lux no podía importarle menos. Casey estaba recibiendo exactamente lo que merecía por hacer a Lux y Harry tan miserables, y Lux quería hacer incluso más, empujar a Casey al límite y hacerla querer dejar la competición. Quería que Casey huyera de la misma manera que Harry había huido de Lux.

Luego llegó el sagrado Grial. Lux estaba en la habitación de Casey, ocupándose de sus asuntos y reorganizando las cosas de Casey como la chica considerada que era, escondiéndolos y cambiando cosas de sitio, cuando vio el horrible móvil de Casey cargándose al lado de la cama. Sabía que era de Casey porque la carátula era una piel de vaca y Lux lo reconoció al instante. Lo cogió y gruñó al ver que tenía una contraseña, así que no podía meterse y sencillamente borrar el vídeo. Era todo lo que Lux quería hacer.

Pero como no podía, decidió que jugar un poco con el agua la ayudaría a conseguir su objetivo.

Lux, sin pensarlo dos veces, dejó caer el móvil de Casey en el lavabo. Se sintió mal después de hacerlo, pero sinceramente Casey merecía todas esas cosas. El Karma siempre te muerde en el culo al acabar el día. Lux secó el teléfono con una toalla y le dio al botón de encendido. Para su alegría, no se encendió. Lo enchufó otra vez y dejó la habitación rápidamente, esperando que nadie se diera cuenta de que estaba detrás de todo eso.

Dark SideWhere stories live. Discover now