51. Podía

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Consejo: He puesto la canción súper depresiva que tenía mientras traducía. Si queréis deprimiros y llorar un poco más, está en multimedia. La recomiendo poner mientras leéis.

Lux lloró por lo que parecieron horas, su cara enterrada en el pecho de Harry, en sus almohadas, en sus brazos. Ella paraba unos cuantos minutos y volvía a empezar otra vez, una repetición de cómo su mundo se venía abajo a su alrededor reproduciéndose sin parar en su cabeza.

Él quería calmarla como fuera, pero sentía como si no hubiera nada que pudiera hacer. Después de todo, él era la razón por la que ella se iba a casa, si solo se hubiera mantenido apartado de ella como tenía que hacer… Si solo no se hubiera sentado a su lado en el pasillo ese día y susurrado “Todavía te quiero ver”. Si solo las cosas hubieran sido diferentes…

-Vale. – Ella dejó escapar el aire, limpiándose las mejillas de lágrimas. Su cara estaba roja e hinchada, y él aguantó una sonrisa cada vez que la miraba. Maldita sea, ella estaba tan adorable cuando estaba triste.

-¿Estás bien, amor? – Preguntó, alzando la mano y acariciándole el brazo suavemente.

-Eso creo. – Intentó sonreír, pero salió tembloroso, así que Harry le tendió los brazos.

Ella se acurrucó entre sus brazos, presionándose contra él completamente, mirándolo a la cara.

-Bésame. – Dijo él quedamente, su voz ronca. Él acarició su mejilla con los dedos, tirando de ella hacia abajo, cerca de su cara y luego esperando, mirándola. Ella se inclinó el resto del camino, cerrando su boca contra la de él, sintiendo los dedos de él deslizándose en su pelo mientras ella lo hacía. Él enredó las manos en sus mechones de pelo, empujándola contra él.

Harry se apartó y la miró, estrujándole las mejillas.

-Me encanta esta cara.

Ella sonrió y se salió de su agarre, alejándose de él.

-No sé por qué.

-Es solo que estás tan… - Hizo una pausa, inclinando la cabeza. – perfecta, pero de una manera rota.

-Eso no tiene sentido. – Rio ella, negando con la cabeza. – Pero lo aceptaré.

-Estás guapa, Lux. Sabes que siempre me has gustado así, con todas tus grietas y defectos a la luz. Vulnerable, es la palabra. Pareces tan vulnerable ahora mismo, y yo… - Su voz se rompió, haciendo que él cerrara la boca y le diera la espalda.

-¿Harry? – Murmuró ella, tocando su brazo con suavidad.

-Yo… - Tragó saliva con fuerza. – No te puedo permitir venir a casa conmigo, Lux.

Ella sintió como todo su cuerpo se tensaba, sus piernas volviéndose insensibles y su interior volviéndose frío. No sabía qué decir, ¿qué respondes a eso? ¿De qué manera puedes contestar a algo así? Ella agitó la cabeza, girándose a mirarlo. Él le devolvió la mirada, como un niño asustado.

-¿Ya… Ya no me quieres allí? – Susurró lentamente, liándose con su propia lengua, casi incapaz de decirlo.

-Te quiero allí más de lo que te puedes imaginar. Quiero levantarme cada día mirándote, llevarte el té a la cama cuando estés enferma, y presentarte a… m-mi madre y mi hermana… - Su voz se rompió otra vez y volvió a girarse, parpadeando rápidamente al pensar que Lux nunca conocería a su familia. No iba a llorar. No podía.

-Montaste una rabieta, Harry. – Susurró Lux, su cara mostrando sorpresa. – Montaste una rabieta monumental cuando dije que no pensaba que mudarme de país fuera una buena idea. Eras firme en llevarme a casa contigo. ¿Qué ha cambiado? ¿Qué… he hecho?

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