Prefacio

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Me estaba volviendo jodidamente loco el no poder conectar con ella, cada vez que creía hacer lo que ella esperaba era todo lo opuesto

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Me estaba volviendo jodidamente loco el no poder conectar con ella, cada vez que creía hacer lo que ella esperaba era todo lo opuesto.

Cada vez que creía haber avanzado dos pasos se sentía como si hubiera dado cinco atrás. Sobre todo cuando quería dejarle en claro que ahora solo ella estaba en mi vida, nadie más.

—Te quiero a ti, solo a ti —dije, por quinta ocasión contra sus labios—, ¿Por qué sigues dudando?

No duró mucho tiempo nuestro contacto, tiró de mi hacía atrás apartandome de ella, en segundos, sujeté con fuerza su muñeca para pegarla nuevamente a mí pero entonces me dió esa mirada de advertencia que me hizo soltarla y guarda distancia.

Soltó un suspiro frustrado.

—¿Cómo no voy a dudar cuando... —comenzó, pero nuevamente se guardó lo que tenía que decir.

—Solo dilo de un puta vez —farfullé, me estaba cabreando y sabía que debía controlarme pero todo esto me estaba sacando de mis casillas, sin embargo la conocía también que sabía que si comenzaba alterarme ella se iría, y no quería eso—. Necesitas decirme que sucede amor, me estoy volviendo loco.

Ella me miró como si fuera un idiota y no fuera capaz de descifrar lo evidente.

—Es que durante un tiempo pensé que ella era una interesada que solo quería tu dinero o buen sexo—dijo por fin, segundos después—, me cree la idea de que ella era una maldita; para poder luchar por ti sin sentirme mal y...

Un sollozo de escapa de sus labios y sé que guarda silencio para no estallar en llanto.

Sé que debo darle espacio y tiempo para que aclaré sus ideas pero siento que otra vez estamos decayendo, que es otra de esas discusiones o mal entendidos que nos han obligado a separarnos, y eso me asusta hasta la mierda.

—Ahora, dices que ella te aconsejo venir aquí... a decirme que me amas y que te dió su bendición —continúa, y recién se por donde va—. No es una perra como yo creía, ella de verdad te quiere y siento horrible porque le quite a la persona que más quería. Yo mejor que nadie se lo desgarrador que se siente perder al amor de tu vida; tú una vez la elegiste a ella, ¿recuerdas?; eso ardió como el infierno.

—Katherine... basta —dije suavizando mi tono de voz, me acerqué a ella, tomé su rostro entre mis manos y besé su frente—, tal vez la juzgaste mal pero eso no cambia que yo te ame, tú no me apartaste de ella, fui yo quien dejó de amarla; lo nuestro ya era una mierda antes de ti.

Se apartó con brusquedad de mí, en ese momento su celular comenzó a sonar y no comprendí que tan enojada estaba hasta que aventó el celular contra la pared y esté se hizo trizas.

Me quedé sorprendido.

—¿Qué mierda está mal? —le pregunté con furia recorriendo todo mi sistema. ¿Es que nunca estaríamos bien?

—¿Por qué no comprendes lo que significa? —replicó con un tono más ahogado.

—Porque para mí no significa nada, no importa ya nada, solo quiero besarte y hacerte el amor mientras...

—Significa que te ama más de lo que yo te amo —me cortó, dejandome de piedra—, ella esta sacrificando su felicidad por la tuya; te está dejando en libertad y entregándote a mí porque en verdad te ama —rompió en llanto—. Yo soy una maldita egoísta porque nunca haría tal cosa, no podría dejarte ir jamás... y me duele, me duele porque sé que alguien puede amarte más que yo.

Medio kilómetro de distanciaWhere stories live. Discover now