41. Un cigarillo y dos corazones rotos.

6.3K 511 453
                                    

Es indescriptible el sentimiento que tuve al enterarme de que jamás fui suficiente, que no importó cuando me esforcé en ser perfecta para él... nunca llegué a la talla de Maritza. Ni siquiera llegué a ser alguien para él, aunque él se esforzó en aparentar que sí solo para tener sexo.

Y me jode porque soy una estúpida; en el fondo siempre sentía que todo era momentáneo, lo supe cuando me miraba al espejo y no encontraba nada que pudiera hacerle frente a Maritza.

Lo patético de todo esto es que cuando lo conocí mi autoestima estaba bien; me sentía bien conmigo misma y con cada parte de mi cuerpo, de pronto, se fue a la mierda... cuando Nathan entro a mi vida, me exigí más y más , tratando ser una puta mujer perfecta para él pero nunca me pudo ver. Nunca.

No se en que momento termine huyendo del lugar, pero lo cierto es que fue demasiado rápido y silencioso.

Estando afuera todo es más ligero, el aire fresco me trae a tierra y el lejano sonido de la música deja de atudirme aunque eso no sea tan bueno porque me deja oír mis pensamientos al menos no me duele más la cabeza.

No quiero justificar a Nathan, pero también el hecho de que yo haya dicho que me acosté con su mejor amigo no ayuda mucho y quizá fue factor para volver con ella.

Una que otra lágrima traicionera se me escapa. Es que me siento tan tonta, me ilusione tanto y de verdad estaba entusiasmado con alguien como él y con la forma que me hacía sentir que, ¡que mierda!, como duele.

Pero es mi culpa por ilusionarme así de rápido.

-Te encontré.

Me sobresalto, una milésima de segundo imaginé y deseé fuera Nathan pero no, es Nicholas.

Solo Nick.

-Lo siento, me dijeron algo que no fue bueno oír -justifico, aunque no tendría porqué.

-Esta bien cualquier forma ya nos vamos -aclara-. El imbécil que busco no esta aquí.

-¿A quien buscas? ¿Por qué te mirabas molesto con el sujeto grande? -curosa y ansiosa pregunto, quiero sacar otro tema antes de poner a llorar por un chico que no me valoró.

Pone un cara un tanto dudosa, suspira.

-Bueno, al final de cuentas no creo volver a verte -dice para después ponerse comodo encima de una roca gigante que estaba por ahí.

-Resulta que ese es el hermano de José, un tipo con el que hacia un trabajo y no entrego su parte -entrecierro los ojos, debe de darme más detalles-, piezas para autos -aclara-, se las quedo todas y me debe dar algunas lo cual no hizo, no quería hacer el trabajo con él porque dicen que no tiene palabra y no me gusta trabajar con gente que no esta a mi nivel y..

-¿Un ladrón con palabra y código de honor? ¿En serio?

Me mira mal.

-¿Te callas? -advierte-, o te vuelvo a asaltar.

Extiendo mis brazos con indignación.

-¿Qué más me puedes quitar?

Me mira curiososo, arquea una ceja.

-La ropa.

Idiota.

Lo miro mal y él comienza a reírse como maniaco, juro que su risa se escucha de aquí a tres cuadra a la redonda.

-Broma -dice-, como sea, ahora ninguno de los dos quiere dar la cara y eso me pone de malas, con ganas de romperle la cara a alguien.

Yo también.

Medio kilómetro de distanciaWhere stories live. Discover now