11. ... lo que faltaba!

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Lo más horrible de la menstruación no son los cambios de humor repentino, es ese asqueroso olor putrefacto que viene consigo y diría que también los cólicos pero yo soy una de esas chicas especiales con el "don" de no tenerlos. 

Mi menstruación me vino tres días antes y no me percate de comprar toallas, así que aqui voy con pasos de tortuga a la farmacia a comprar toallas sanitarias, por el momento solo tengo rollo puesto —me sacó de apuros— pero el miedo de que se mueva y me manche es muy constante, tanto que hasta llevo un suéter amarrado a mi cintura. 

Se supone que es sábado, mi día de descanso y tendría la posibilidad de levantarme tarde. Pero Andrés tuvo que venir a cagarme la vida.

Ahora veo porque al periodo también se le dice por el nombre de un hombre. 

Con mi cara de mala leche ingreso a la farmacia y para mi maldita mala suerte esta el chico guapo atendiendo, digo es normal que a las mujeres les baje la regla pero que incomodidad, recuerdo que una vez fui al oxxo a comprar y un señor hizo una mueca de asco. 

Camino decidía y le pido un paquete de toallas por suerte el chico no dice ninguna palabra ni hace muecas, y que bueno porque ahorita no ando de humor.  

***

Son las 4 de la tarde y apenas ahorita estoy terminando de lavar las sábanas, antes me daba tanto asco que las tiraba pero ahora que yo tengo que comprar mis propias cosas no me puedo dar ese lujo de tirarlas. 

Heissen vino de visita y está en la sala hablando con mis padre, para ellos Heiss es como el hijo que nunca tuvieron. 

Entro a la casa y mi madre va detrás de mi padre subiendo las escaleras. Y eso me hace suponer que mi amigo se quedo en la sala solo. 

En efecto, lo miro sentado en el sofá y digo —  No me digas, les empezaste a contar tus chistes malos y huyeron de ti.

Se gira a mirarme y contraataca — No, les mostré una foto tuya acabándote de despertar y salieron huyendo.

Ladeo y miro a mis padres bajar las escaleras,  y a papá darle una nalgada a mamá. 

— Eres malo, como la carne de puerco —le dice ella.

Heissen y yo nos quedamos confundidos. Mis padres entran a la sala con una película en sus manos y se sientan con nosotros, ponen la película y la miramos mientras comemos palomitas. Me encanta esto, la paz que fluye aqui, entre nosotros. Se que ninguna familia es perfecta, pero sin lugar a duda en este punto de mi vida, siento que tengo la mejor sin duda alguna.

Terminando la película, le comento a mis padres lo de la fiesta de esta noche, aunque no le especifico que es de carreras ilegales porque de seguro le da el patatus aqui mismo. 

— ¿Entonces? si me dejas ir, prometo llegar temprano. Aparte no tomare mucho, Heissen y Bambi me cuidaran —suplico.

Mi padre mi mira serio — no quiero fallas flaquito

Sí, mi ese es mi padre llamando "flaquito". Según mis padres me lo dice desde que era pequeña y es porque mi padre pensaba —cuando mami estaba embarazada en la espera de mí— que iba a ser niño pero la vida les dio una hermosa "ella", pero él jamás le cambio el genero a mi apodo, de hecho en todo este tiempo me a tratado como hombre pero mi madre siempre balancea la situación. Y todo se simplifica a que mi segundo nombre es unisex pero mas inclinado al genero masculino. 

Heissen interviene 

— Le prometo que cuidare de ella. ¿Cuando le he quedado mal? —papá arquea una ceja. — Si, bueno mejor omitamos eso.

Medio kilómetro de distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora