9. El comienzo

29.9K 2.2K 1K
                                    

Canción: Are you gonna be my girl - Jet

No han dejando de hablar ni un solo segundo y sonreír picaramente, es obvio que entre ellos hay o hubo algo, salgo sobrando aqui, pero toda la culpa es mía yo sola me hice una película estilo "amigos con beneficio" o "500 días con Summer", por no decir "el diario de una pasión".

Me repito mentalmente la frase de Heissen: "Primero yo, después yo y al último yo". Dicha frase es un tanto egoísta pero siempre sirve en situaciones como esta.

Doy un respiro hondo algo disimulado y me entrometo en la conversación solo para decir

— Si me disculpa, iré al tocador —si ella me ignora, a la mierda, yo si tengo educación —,por cierto, Katherin Geisler, un placer. —Digo extendiendo mi mano, ella la toma dudosa pero después se le forma una sonrisa burlona.

¿Por qué sonríe así?

— Un placer, Katherine. Soy Maritza Engel. —Me mira con detenimiento y ladea a dirección a Nathan—. Que linda tu novia, Nath. —dice aun sonriendo de esa manera tan irritante.

Pero yo no quiero prestarme mas a su juego absurdo, si alguien me ve la cara de estúpida una vez es su culpa, si es la segunda es mía y no permitiré que sea mas mi culpa, otra vez.

— Solo soy su amiga. —afirmo. Alzo una ceja y miro a Nathan en modo neutro. — Con permiso.

Camino directamente al baño, en paso firme y decidido. Entro y me sostengo en la puerta de este, necesitaba donde apoyarme. Respiro detenidamente, no me enoja el hecho de que Nath le guste ese chica, obviamente se que antes de mi estuvo la chica y me acaba de conocer no puedo gustarle al menos no de un modo no físico, lo que me molesta es que el muy capullo me utilizo para darle celoso y yo toda estúpida por su bella no me di cuenta.

Es que claro, ¿como pude siquiera pensar en que le gustaría físicamente?

No soy fea, pero él se ve mas como novio de una Kendall Jenner.

Camino unos pasos y me tengo justo enfrente de un espejo increíblemente grande, mi respiración es agitada y rápida, canto mentalmente una canción para olvidarme de todo y como siempre, funciona, poco a poco mi respiración se regula y mi cara poco a poco se suaviza. Llevo como 10 minutos aqui, ya es hora de salir. Me dispongo a salir, salgo con cautela la luz es ahora mas baja ahora y suave no miro muy bien, busco mi cartera para irme de este lugar y maldigo a verlo dejado en la mesa. A regaña dientes voy pero alguien se interpone en mi camino, una espalda da de impacto en mi cara —como si mi suerte hoy no fuera buena— levanto la mirada y el autor de dicha espalda voltea a mi dirección.

Es un chico alto con porte y elegancia. Es bastante atractivo, tiene barba de tres días, ojos color café claro y una sonrisa de comercial que enloquecería a cualquier chica, pero chica que no conociera a Nathan Daniels porque si no su belleza quedaría en segundo lugar.

— Lo siento. —decimos al unísono. Sonreímos por dicha acción, él chico algo confuso pregunta

— Disculpa ¿nos conocemos?

— No, al menos yo a tí no. —aseguro. Estoy segura que no, tengo buena memoria, si lo hubiese vestido antes lo hubiera recordado.

— Okay, entiendo. —me mira como si me hubiese visto en otra parte y trata de recordarlo. Cambia rápidamente su postura amable a una persona seria e inevitablemente recuerdo a Nathan.  — Entonces me supongo trabajas aqui, ¿me podrías traer una copa de Brandy?

Será idiota, ¿que no me ve como estoy vestida?

Algo ofendida le respondo — No, no puedo. No trabajo aqui ¿que no ves mi ropa? —gruño, exasperada.

Medio kilómetro de distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora