26. Lluvia de espuma | Parte II

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Katherine Geisler

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Katherine Geisler

La música sigue sonado y retumbando por todos los lugares de este sitio.

Me siento tan libre, tan feliz a pesar de todo.

Nathan me tiene mi espalda pegada a su pecho y ambas manos en mi cintura aunque con de ellas también sostiene una bebida. Su boca viaja hasta mi cuello haciendo que la piel se me ponga de gallina. Nos movemos de la misma manera, estando íntimamente sincronizados. La garganta ya hasta me duele de tanto cantar pero no podría importarme menos.

Llevo mis manos hasta el cuello de Nathan haciendo que su cara se entierre más en mi cuello.

No hemos dejado de bailar y beber ni un solo segundo. Si no fuera porque cada 10 minutos tiran espuma y agua ya estuviéramos empapados de puro sudor.

Mi vista viaja hasta la segunda planta y para mi suerte visualizo a mi mejor amigo, esta platicando y fumando con Luca y otros chicos que no alcanzo a ver con claridad pero podría decir que entre ellos están Connor y Tyler. Bambi... bueno de ella no sé nada pero no me preocupo, sé que está bien, de hecho temo más por los que están con ella. Sobre William, la última vez que lo vi estaba bailando con un par de chicas de por ahí y debo admitir que eso me alegro, si se hubiera ido o estuviera solo por aquí me hubiera hecho sentir muy mal. No soy tan perra.

Nathan me gira para quedar cara a cara, y ahora que lo tengo de frente puedo notar como el polvo holi también lo mancho por completo como a la mayoría de las personas aquí.

Sin dudarlo, tira de mi cuello saltando a mi boca y devorándome con la suya, de igual manera correspondo el beso saboreando su rico sabor a cigarrillo y whisky. Me besa de manera desesperada y podría decirse que hasta sexual pues siento lo duro que se está tornando su miembro.

Finaliza el beso haciéndome ligeramente para tras para después beberse el poco liquido que queda de su vaso en un solo trago.

— ¿Quieres algo de beber?—me pregunta segundos después, asiento y me toma de la mano—. Vale, vayamos por más.

Caminamos entre la gente y me sorprende cuanta gente conoce a Nathan, la mayoría se detiene para saludarlo, otros vienen y lo buscan mientras que otros aclaman por una mirada siquiera de él. Nath siempre se limita a sonreír o asentir a lo que dicen.

La gente sin querer nos empuja y de un momento a otro suelto su mano, giro para todos lados pero ya lo perdí de vista.

¡Mierda!

No lo pienso ni dos veces cuando decido caminar en paso directo hasta la barra tal vez haya este el esperándome. Mientras camino la música cambia de ritmo radicalmente y los gritos de las personas se vuelven más eufóricos.

— ¡Y lo que todos estaban esperando!—escucho comunicar nuevamente al presentador—. ¡Baile brute force!

Chicos empiezan a gritar más fuerte al escuchar eso y saltan de un lado a otro descontrolados. Dos de ellos de empujan y por poco caigo al suelo de no ser que Nathan jalo de mi mano de manera rápida.

Medio kilómetro de distanciaWhere stories live. Discover now