12. Nutella con fresa.

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Canción: Body Moves/DNCE

No existe mejor lugar que estar entre sus brazos. 

Nos besamos sobremanera, definitivamente no es un beso romántico, está lleno de pasión y de necesidad de sentirnos juntos. 

Nathan tiene sus manos situadas en mi cintura y puedo sentir sus uñas encarnadas en esta; me ataja a su cuerpo como si tuviese miedo de que me quitara pero ese es el último sentimiento que puedo tener en este instante y la opción de quitarme para mi no existe. 

Mis manos están en su cuello, atrayéndolo más a mi. 

Tiene un rico sabor en sus labios en una mezcla de: cigarrillo, cerveza y menta. He besado varios chicos en el pasado, pero nada en comparación a como él me besa. Me besa con posesión, de la manera más sensual que puede existir; su lengua entra en mi boca, por lo que a los poco segundos busca con desesperación la mía y cuando la encuentra, juro que el placer que siento es mucho mejor que estar comiendo nutella con fresas o leyendo tu libro favorito por tercera vez.

He de admitir que se siente algo extraño ahora que su lengua está dentro de mi boca porque puedo sentir su piercing juguetear dentro, extraño pero delicioso.

De un solo movimiento me pone contra la pequeña valla, de modo que quedó entre esta y su gran cuerpo. Nathan pone una mano sobre la valla —de manera que sostiene mayor parte de su peso—, la otra mano sigue en mi cintura pegándome más a él. Su respiración es agitada al igual que la mía, —y sé que sin soportarlo mucho— una de sus manos viaja hasta mi trasero y lo aprieta hacia él con fuerza sobre humana. 

En nanosegundos le retiró la mano ahí recordando que ando en mis días y él podía sentir mi toalla íntima o podría pasar algo peor que no sería capaz de tolerar. 

Él gruñe en mi boca. Ahora, toma mi cara con ambas manos, muerde mi labio inferior un par de veces antes de separarse un poco por la falta de oxígeno.  

— Besas delicioso. —asegura, pasando su dedo pulgar por su labio inferior.

Me sonrojo inmediatamente.

Y agradezco ser de piel aperlada porque así no puede notar mi sonrojo.

— No sabía que tenías un piercing en tu lengua —admito desviando el tema. — Eres una caja de sorpresas. 

El chico frente a mi suelta una sonríe pícaro — Prometo que pronto conocerás más de lo que hay dentro de esa caja. 

Sonrió.

Natha mira el alrededor, como si estuviese buscando a alguien y parece encontrarlo porque cuando lo hace me hace una seña para que lo siga, lo hago y nos encontramos con unos chicos.

— Darell. —pronuncia Nathan, un chico de tez blanca voltea junto con un morrenazo de fuego, ambos al verlo sonrien y lo saludan con afecto. 

Más chicos notan la presencia de él y se van acercando saludandolo igual, con afecto. Acuden a él como si se tratara de un Dios o algo similar. Le tienden cervezas y le dicen cosas sobre la carrera, cosas que yo no logro comprender pero todos se muestran muy entusiasmado, hasta el mismo Nathan. 

Durante un par de minutos hablan y yo quedo fuera de lugar, me da un poco de coraje y vergüenza estar ahí, a lado de él y que nadie siquiera se atrevan a mirarme, mucho menos me dirigirme la palabra... ni Nathan lo hace.

Pienso que tal vez se olvidó de mi presencia pues lo que le dicen parece ser importante, me doy la vuelta para irme en busca de Heissen o Bambi pero una mano me detiene del brazo, desde ya se quien es, pero me volteo para confirmarlo. Nathan me regala una sonrisa tenue y me acerca delicadamente a él.

Medio kilómetro de distanciaWhere stories live. Discover now