Capítulo 5

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—Tal vez el amor de tu vida era un testigo de Jehová y tú de pendeja nunca le abriste la puerta.— farfulló, llenándose la boca de comida, hice una mueca de asco ante su manera de comer.

Ayer en la noche después de que Nathan se fuera con la chica y yo decidiera irme de lugar, los chicos me trajeron a la casa e intercambiamos números —aunque Luca ya tuviera grabado mi número en su celular— para quedar de vernos después, de hecho Heissen también intercambio con ellos. Ayer también, Heissen me contó que el chico guapo que lo traía loco le dijo que quería una relación abierta y porque según él —el chico de Heissen— era demasiado bello para uno solo y no quería ser egoísta que los demás ni con él mismo, pero como yo conozco perfectamente a mi mejor amigo, sé que lo mando a la mierda por la petulancia y no precisamente por querer una "relación abierta".

También ayer, Heissen decidió quedarse a dormir en mi casa, afortunadamente mis padres conocen a Heissen desde siempre y saben su orientación sexual, eso les inspira algo más de confianza —aunque no lo quieran admitir—. En fin, decidió quedarse para contarle exactamente porque decidí irme, usualmente un hombre no afecta en mis decisiones, pero Nathan... bueno no hay pero porque realmente no sé qué me pasó. Y eso fue exactamente le explique a mi mejor amigo, pero siendo Heiss tan Heissen dijo que fue amor a primera vista lo que yo no puedo negar ni aceptar puesto que nunca me he enamorado y mucho menos a primera vista como dice mi idiota amigo.

Heissen y yo somos de las personas que se despiertan hasta tarde y debido a lo de ayer —que por cierto llegamos a las 2:35 de la madrugada— pues con mayor razón nos despertamos más tarde, exactamente a las 12:56 y apenas estamos comiendo. Mi mejor amigo, quien ahora solo porta un bóxer negro, me saca plática sobre el posible amor de mi vida, ni siquiera recuerdo de dónde sacamos el tema.

— No lo creo. Ellos no pueden tener esposa... creo. — Sinceramente no sé y no me interesa, no estoy muy metida en las religiones.

Heissen sigue tragando como cerdo y yo rebusco en mi ropa algo que ponerme, es domingo y no tengo planes pero estar arreglada desde temprano es siempre lo más apropiado aunque mi mejor amigo no piense lo mismo y quiere quedarse en bóxers todo el día.

— Deberías de andar con Tobbie, ya sé que tiene nombre de perro, pero es un chico atractivo estándar lo cual está bien, aparte admitamos que viene de buena familia, y está forrado en millones que yo estaría feliz de contar— masculló, decidí ignorarlo, el dinero para mi no es importante.— Y lo más importante es que vas a envejecer más rápido si te sigues amargando tanto por no tener novio, y entonces mis posibilidades de ser padrino de tu boda quedarán en el olvido.— chilló, con dramatismo.

— Sabes que para mí ni sus millones, ni su hermosura, ni su nombre de perro me importan. No me importan, Tobbie no me interesa en los absoluto.— gruñí molesta y me adentré al baño.

— Lo ves, cada vez te amargas más—masculla.

***

Tras 7 canciones escuchadas por fin salgo de la ducha; cepillo mi cabello y pongo algo de acondicionador porque mi cabello es muy rebelde y si no me pongo parecerá que me exploto el boiler, tras de eso me cepillo mis dientes y lavo mi cara —nuevamente— para evitar imperfecciones.

Elijo ponerme un vestido blanco y unas lindas sandalias a juego. Mi cabello cae a cascadas suaves y lindas; en cuestión de maquillaje llevo uno básico, pero que queda perfecto. Finalmente me miro al espejo y listo, estoy perfecta.

Salgo a mi habitación y Heissen sigue en la misma posición, con la misma vestimenta —que consiste sólo en un bóxer— y comiéndose toda la comida de mi refrigerador. Gracias a Dios, mis padres trabajan hoy —doblan turno en una fábrica, ambos trabajan en lo mismo— si no le darían palazos con la escoba por acabarse casi toda la comida.

Medio kilómetro de distanciaحيث تعيش القصص. اكتشف الآن