Capítulo 6

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Durante un par de segundos me quedo callada. Solo miro por la ventanilla del auto y pienso...

Pienso en como esa respuesta me afecto tanto, es decir, es muy guapo y me gusta, realmente me gusta pero no lo amo, de eso estoy segura, y eso por eso que no comprendo porque siento un malestar en la boca del estomago y unas ganas estúpidas de tirarle un buen golpe. Canto mentalmente la canción que siempre canto cuando me siento triste, estoy apunto de llorar o enojada y automáticamente me relajo.

— ¿Y a dónde vamos? —hablo para que no piense que su respuesta me afecto —aunque sea cierto— no somos nada y lo acabo de conocer, lo que siento es absurdo y patético. 

— Es una sorpresa y no hay un lugar en específico, estaremos en los mejores lugares de Nueva York. —asegura, centrando su vista a la autopista. — Estamos por hacer nuestra primera parada.

— ¿Habrá comida?

— ¿Tienes hambre?

— Yo vivo teniendo hambre.

— Genial, creo que seremos grandes amigos. —declara en tono divertido, pero yo no le veo la puta gracia.

— Si, lo mismo creo...

Nathan pone algo de música y en el camino al lugar desconocido empezamos a cantar Monster de Rihanna ft Eminem, somos un gran dúo. Pasados unos pocos minutos por fin llegamos el lugar, Nathan se aparca y yo por la ventana analizo el lugar y puedo visualizar un gran letrero que dice Nana's Memories, nunca había escuchado de tal lugar. Nath se baja del coche y yo me dispongo a salir, cuando recuerdo que el imbécil de Luca no abrió mi puerta aquella vez, no quiero quedar como idiota delante de Nathan, pero claramente él no es Luca pues éste si me abre la puerta, todo un caballero. 

— Se ve lindo, ¿que es aqui?

— ¡Por Dios! ¿en verdad nunca has venido? —pregunta, claramente sorprendido.

— No.

— ¿Segura que eres de Nueva York? mas bien pareces de Wisconsin. —espeta.

— ¿Debo sentirme ofendida?

— Descuida, sigues formando parte de la mejor nación del mundo—dice, con una sonrisa seductora en su rostro.

Paso la lengua por mi labio inferior, humedeciéndolos, como siempre lo hago cuando estoy nerviosa. ¿Y como no estarla cuando tengo ante mí a semejante hombre? 

Usualmente no soy una vulgar ofrecida, que se vuelve loca por cualquier hombre, de hecho mi vida amorosa está casi desierta, a veces hasta olvido que soy mujer, pero este tipo claramente no es de este mundo y sus encantos estilo capitán de fútbol americano me vuelven loca. ¿Un hombre puede gustarnos a este grado o solo yo soy y mis hormonas que tarde o temprano tenía que hacerse presente?

Sin decir más nos adentramos al lugar, el lugar es hermoso, es como mi sueño hecho realidad, ambientado como cafetería estilo los años 70 y 80's , los colores rojo y amarillo resaltan mucho y de fondo se escucha una música a volumen prudente y de acuerdo a la época y para mi fortuna se cual es la canción,  es footloose de Kenny Loggins una gran canción.

Nathan parece conocer perfectamente el lugar, pues ya sabe dónde irnos a sentar, ambos nos sentamos en una mesa pegada a la pared muy espaciosa y linda, en la pared puedo ver que hay letreros de Coca-Cola, anuncios publicitarios de la época—supongo—, de Elvis Presley, incluso esta una foto de Marilyn Monroe —ni siquiera es de la época, pero claramente a dejado un legado— mi ídolo Michael Jackson, entre otras leyendas.

Miro todo con claro asombro, es mi lugar favorito a partir de hoy.

— Di gusto en el clavo ¿cierto? —dice entono orgulloso.

Medio kilómetro de distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora