Canción: We found love/Rihanna
2 meses y 4 días después...
Katherine Geisler
— ¿Quieres condones extra suaves o ultra mega suaves?—le pregunto con indiferencia al tipo obeso que me mira de manera lasciva.
— Ultra mega suaves, muñeca—contesta a lo que le doy una sonrisa forzada. Rebusco en el estante un paquete de esos condones y se los entrego con una fingida gentileza.
— ¿Tienes consoladores?—me pregunta mirando por la vitrina y después hacia las paredes para ver si hay algo colgado en referencia a su pregunta.
Exasperada asiento.
— ¿Qué tipo de consolador buscas?—pregunto pero no lo dejo contestar aun, me adelanto a decirles los que tenemos—. Hay consoladores femeninos, consoladores masculinos, consoladores anales, consoladores dobles, consoladores realísticos y consoladores de vidrio y metal. ¿Cuál quieres?
El chico hace una mueca seguido recorre su mirada por mi cuerpo.
— ¿Cuál me recomiendas?
Suspiro con pesar.
— No se para que lo quieras, pero el clásico es el colador femenino puedes llevarte ese al menos que seas gay... puedo recomendarte otro.
Me mira y asquerosamente se lame su labio inferior.
Siento que alguien pone su mano en mi hombro, me giro y es Tyler quien es el encargado de la tienda.
— Yo me encargo, tu ve a atender a esa clienta—me indica a una chica que observa en una de las otras vitrinas, agradecida por salvarme del obeso lujurioso voy con la chica.
Atiendo con amabilidad a la chica, pero irritada por dentro por la mirada asquerosa que me regalan los hombros que entrar a comprar cosas aquí.
No sé en qué momento acepte trabajar en un lugar así.
Cuando pensante que Christian Grey pudiese venir a comprar cosas de sumisión.
Bueno si lo sé, pero aun no sé porque no me voy.
La chica se ve y yo me quedo en mi puesto de trabajo en el área de consoladores, lubricantes, entre otros objetos sexuales.
Frente a mí se encuentra el puesto principal de Tyler donde maneja el área de sogas, esposas, y cosas para someter a alguien.
Me recuesto sobre mi vitrina colocando mis brazos cruzados a la altura de mis ojos. Me mantengo callada escuchando comentarios sobre objetos sexuales y me siento algo asqueada de eso.
— Que bien trabajas—escucho decir y me encuentro con la mirada divertida de Heissen—, así cualquier se anima a comprar.
— ¡Odio este trabajo!—me quejo—. ¿No pudiste conseguirme otro?
YOU ARE READING
Medio kilómetro de distancia
Romance¿Qué pasa cuando un ángel pierde la memoria, se topa con un demonio y cae? ¿Quién cambia a quién? Una mentira. Una distorsión de todo. Una vida que se perdió. Un culpable. ¿Cómo puede el diablo empujarte a los brazos de alguien lo más parecido a un...