28. Tres sobres de azúcar

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Nathan Daniels

El reloj marca las 2:45 de la madrugada y misteriosamente no estoy embriagándome en alcohol tal como mis amigos en este instante en la sala de mi departamento.

Con desespero tiro mi celular al suelo mientras avanzando hasta la cama y me dejo caer boca arriba. Suspiro con pesar.

Siento un malestar horrible en la boca de mi estomago al pensar en Maritza y después otro cuando pienso en Katherine, no me gusta pensar en una pues siento que le falló a otro y si bien Katherine y yo acabo de volver ni siquiera me dio el tiempo de conocerla o de tomarla como realmente quiero pues Maritza ya vino a confundirme más después de meses de no verla. A veces siento que lo hace apropósito, que actúa por impulso y egocentrismo; no es lo mismo acostarte con alguien por puro placer carnal que por deseos de ir por mucho mas tal como lo quiero hacer con koala y eso mismo Maritza lo sabe muy bien.

Sin embargo no puedo juzgarla durante toda nuestra relación siempre fui del mismo modo, inclusive después de terminar, me acostaba con quien quería y cuando creía que estaba a punto de perderla volvía a ella, demostrándome nuevamente que era un capullo inmaduro que no sabía lo que quería en la vida.

Pero ahora si lo sé, la quiero a ella.

— Voy a pasar—informa Luca adentrándose al cuarto, avanza hasta mi lugar y se sienta al borde de la cama—. ¿Todo bien?

Me incorporo sentándome a lado de él, niego con mi cabeza en respuesta a su pregunta.

Estoy tan inmerso en mis pensamientos que ni siquiera que tenia consigo cerveza hasta que me tenido una la cual tome recibiéndola con una gran trago.

— ¿Problema de chicas, eh?—vuelve hablar a lo que siento con una mueca de disgusto.

— ¿Recuerdas cuando mi problema era el saber si quería coger por delante o por detrás?

Sonríe.

— Claro, o cuando no sabias si follarte a la peligrosa o la rubia—le da una trago a su bebida mirando hacia al frente. Sonríe—, y terminaste follandote a la dos.

Me encojo de hombros.

— Fue un trío bastante interesante.

Suspira.

— ¿Maritza Engel o Katherine Alexis?—pregunta—. Por primera vez estas en un dilema de verdad, es decir, ambas son grandes mujeres—explica—, serás una mierda si llegas hacer llorar a una.

Asiento con la cabeza.

— ¿Qué piensas hacer?

— Agradecerle a Dios—digo con una sonrisa irónica—, sé que es soy una mierda y no merezco tenerlas en mi vida.

Le doy otro gran trago a mi bebida. Luca se mantiene callado, lo único que se escucha es la música de la sala y las risas de Heissen y Sam quienes decidieron venir a mi casa después del partido que vimos en casa de Luca el cual perdió el Juventus.

— ¿Quieres un consejo?

— ¡Joder Luca!—expreso—. Eres mi mejor amigo, pero eres pésimo dando consejos.

Me voltea ver con las cejas fruncidas.

— El de la idea del trío fuiste tú—explico—, y la una de ellas me pidió que la tratara de asfixiarla mientras teníamos de sexo.

Suela una carcajada.

— ¡Oh, vamos! La pelirroja tenía buen culo y la rubia buenas tetas, no había opción.

Asiento con mi cabeza varias veces.

Es verdad, no había opción.

— De acuerdo, dime tu consejo—pido mientras voy a coger mi celular del suelo y me vuelvo a sentar en mi lugar.

Medio kilómetro de distanciaWhere stories live. Discover now