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|Vergüenza|

  
   
 
Narra Lauren

Domingo.

"Laur me duelen las piernas." Se quejó Chris por décima vez en la noche.

Rodé mis ojos ya cansada de escuchar sus constantes quejidos que sólo lograban aumentar mi malhumor, si es que eso era posible.

"Chris tu querías venir a esta..." Me pause mirando a mí alrededor en busca de la palabra adecuada que defina aquel lugar. "A este cuchitril, ahora te aguantas." Le advertí irritada mientras seguíamos caminando.

Gracias a mi queridísimo hermano menor, pase de tener planes para una espectacular tarde de compras con mis amigas a una insultantetarde a afueras de la ciudad en una inmunda feria.

¿Os imagináis a la gran Lauren Jauregui entre payasos ebrios y visitando tiendas de juegos cuyos premios posiblemente sean objetos robados?

No.

Habíamos llegado hace unos minutos y caminamos alrededor, el esperaba por el espectáculo de los estúpidos payasos mientras yo sólo aguantaba hasta la hora de irme lejos de allí.

Maldita la hora en la que Taylor decidió hacer su trabajo de ciencias.

"¿Traes tu móvil?" Averigüé y el asintió mientras me mostraba el artefacto.

"Vale, escúchame." Le pedí mientras me arrodillaba para quedar a su altura. "Ve a donde sea que vas, te quiero en el auto a las 20:30 ¿Entendido?" Le especifiqué.

"¿No vendrás conmigo?" Preguntó un poco impresionado y defraudado a la vez mientras se sentaba. "Tay siempre me acompaña pensé que tu..."

"Chris... sabes que no me gustan estas cosas." Lo interrumpí recordándole y el me miró con una mueca triste en su rostro pero tras unos segundos asintió.

"Pensé que sería divertido poder ir finalmente contigo." Comentó mirando sus manos que jugaban entre sí.

"No lo es para mí Chris, no me gusta." Dije una vez más y el asintió dándose por vencido. "Bien, ni una sola palabra de esto a papá y mamá o de lo contrario juro que no vendrás nunca más a este... cuchitril." Amenacé totalmente seria.

No me juzguéis por dejarle sólo, realmente Christopher es un chico maduro para su edad, sé qué no se meterá en problemas, estoy segura de que irá hasta el área de los payasos y se sentará ahí hasta que inicie la función para luego estar aquí a la hora exacta acordada, pero asustarle con no venir de nuevo, no está de más.

El abrió los ojos como plato y asintió exasperadamente mientras hacia un gesto de sellar sus labios con un candado y arrojar lejos la llave.

"Bien, nada de hablar ni ir con extraños, no aceptes nada de lo que te ofrezcan. ¿Vale?" Le recordé y el rodó los ojos fastidiado sabía bien lo que debía hacer y qué no.

"Lo tengo." Indicó asintiendo y frotando sus piernas con sus pequeñas manos. "Duelen." Avisó al notar mi mirada sobre el movimiento de sus manos.

"Que poco aguantas." Bromeé y él sonrió. "Necesitas hacer más ejercicios." Dije desordenando su cabello.

Él sonrió y continuó unos segundos más masajeando sus piernas, para luego ponerse de pie enérgicamente. "Adiós Lolo." Dijo dándome un abrazo.

"Estaré en el auto." Le avisé y el asintió mientras caminaba.

Lo vi alejarse y tropezar un par de veces durante su caminata, rodé los ojos ante su torpeza y me dirigí rumbo al estacionamiento en espera de su llegada para regresar a casa.

Alegría (Camren)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu