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|Día de la graduación|
    
  

   

Narra Camila
 
 
Junio, 2019

 
El día de la graduación finalmente llegó, estábamos todos reunidos en el auditorio con nuestras togas y birretes de color rojo escuchando el encantador discurso que Verónica estaba dando para dar inicio a la ceremonia.

Por supuesto que ella estaba leyendo el discurso que la Señorita Gómez había aprobado para ella, tampoco había sido que Verónica fuese escogida a voluntad; el azar lo había hecho.

Nadie se imaginaba que Verónica Iglesias daría nuestro discurso de graduación, la Señorita Gómez no quiso arriesgarse y dejó que otro grupo lo escribiera y ella lo evaluaría para su posterior aprobación.

La castaña subió al escenario y se paró frente al estrado con toda la seguridad que la caracterizaba, apenas abrió su boca dejó salir un;

“A ver bola de ineptos, prestad atención que os voy a dar el mejor discurso que escucharéis en vuestras vidas.” Exclamó parada en jarras y exasperada cuando los murmullos dentro del auditorio eran notables. “Estáis aquí en vuestra graduación y ni siquiera recordáis las malditas normas del buen oyente.” Acusó con sus ojos entornados en dirección de sus compañeros.

Se había ganado la mirada fulminante de la directiva y un carraspeo por parte de quien fue nuestra profesora de español.

Pero consiguió el silencio que tanto quería.

“Y antes de terminar... me gustaría añadir algo más.” Mencionó a punto de concluir descansando ambas manos en los bordes del estrado, saliéndose por completo de lo ensayado. “Tengo otra sorpresa para ti mamá...” Advirtió con una sonrisa que no cabía en su cara.

Todos echamos un vistazo en dirección de la Señora Iglesias quien era una mujer hermosa, elegante y recatada, miró a su hija con curiosidad por lo que tendría para ella.

Aproveché de mirar que estaba en la parte de atrás, gracias al orden alfabético de nuestros apellidos... estaba emocionada, pero tranquila... sea lo que sea, ella sabía sobre lo que Verónica haría o diría.

Volviendo la vista al frente me encontré con Vero reteniendo una hoja doblada en sus manos la cual desplegó para después inclinarse sobre el micrófono.

“Mamá tu hija fue aceptada en la maldita escuela de derechos de la Universidad de New York.” Informó dándole vuelta a la hoja, había una sonrisa de oreja a oreja en su cara mientras batía apresuradamente sus largas pestañas para no dejar escapar las lágrimas.

Todos aplaudimos en su dirección, gritos y silbidos de celebración llenaron el auditorio. La madre de Verónica nos regaló el momento más emotivo del día cuando interceptó a su hija a mitad del escenario y en medio de un llanto de felicidad y orgullo la rodeó en un fuerte abrazo que nos hizo exhalar a coro un «¡Aww!»

Finalmente la entrega de diplomas inició y yo me perdí un poco en la imagen de mis compañeros siendo recibidos por sus padres abajo del escenario. Suspiré tratando de relegar la tristeza de mí, Ally que estaba sentada a mí lado izquierdo sujetó mí mano y la apretó.

Estuvimos así hasta que su nombre resonó por los altavoces, Ally se levantó y yo la imité para darle un abrazo de felicitaciones, la sonrisa de Ally podía iluminar el lugar. Se hizo camino al escenario donde, la señorita Tegan le hizo entrega de su diploma en medio de los aplausos.

Cuando la pequeña rubia descendió, automáticamente mi nombre hizo eco en el lugar e hice mí recorrido procurando no tropezar o pisar en falso y terminar en el suelo o con alguna fractura. Ally se cruzó en mí camino después de la foto familiar, me abrazó y sonrió con alegría.

Alegría (Camren)Where stories live. Discover now