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|De vuelta a casa|

Narra omnisciente

"¿Podéis quedaros quietos unos segundos?" Pidió Lauren ya cansada de tratar de tranquilizar a Chris y sus compañeros de habitación; Tommy, Phil y Ravi.

"Tom, bájale volumen a eso." Exigió Lauren al chico de diez años que jugaba en la PlayStation de su hermano.

La ojiverde resopló cuando Tommy le mostró su dedo medio y cogió el mando del televisor para hacer todo lo contrario a lo que le había pedido y continuar jugando como si nada pasara.

"Phil, si quieres vomitar debes avisarme y te llevaré al baño." Dijo algo exasperada mientras terminaba de limpiar la alfombra vomitada, aunque no lo culpaba, deseaba que aquel pequeño dejase de hacer aquello.

Chris había sido enviado a casa, no estaba recuperado, pero los médicos decidieron que podía ir a casa y regresar para continuar con su tratamiento. Una enfermera llamada Elsa cuidaría de él.

Lauren pasó sus manos con frustración por su rostro, quizás no había sido buena idea haber invitado a los niños a casa. Miró su reloj y luego la puerta principal, la ayuda venía en camino pero estaba demorando más de la cuenta.

Elsa soltó una risilla desde el sofá donde estaba Ethan, un médico que les había acompañado en caso de emergencia.

Mientras los padres de los niños se reunían con el directivo del hospital para pautar los nuevos tratamientos experimentales, Taylor se había ofrecido a cuidar de ellos, increíblemente Lauren había accedido a ayudarla a hacerse cargo de los chicos.

La ojiverde no contó con que su hermana tuviese que volver al hospital para recoger las últimas pertenencias de Christopher y le dejara sola.

Y ahí estaba Lauren, con cuatro niños con leucemia, con la suficiente energía para hacerla alterar mientras dos profesionales médicos carcajeaban a costillas de su desesperación.

"¡RAVI!" Gritó al ver al moreno limpiarse las manos llenas de jalea con el tapiz de las ventanas. "Esas cortinas valen cinco mil dólares." Le reveló acercándose a él y ofreciéndole una servilleta.

"¡Jesús!" Emitió Camila a sus espaldas. "¿Son mágicas esas cortinas?" Inquirió desconcertada haciendo que los niños chillarán de emoción al verle.

Lauren respiró aliviada, su ayuda al fin había llegado.

"Treinta y cuatro minutos tarde." Anunció mirando su reloj en la muñeca izquierda de su mano. "En serio, creía que los ingleses teníais una obsesión con la puntualidad." Criticó mientras trataba de limpiar la cortina.

Camila sonrió y sacó del bolsillo lateral de su pantalón de chándal su nariz de payaso y empezó a juguetear con ella.

"En realidad llegué hace treinta minutos, pero me ha complacido verte perder los estribos." Se mofó acercándose a Chris para dejar un beso en su nariz.

Lauren la miró suspicaz ¿Realmente llevaba treinta minutos en su casa y ella no lo había notado?

Phil se levantó del tapete y tiró de la camiseta de Camila para que esta lo cogiera en brazos, y así lo hizo. Tom pausó su juego y agitó su mano en dirección de Camila a modo de saludo y está le guiñó el ojo haciéndole sonrojar.

La morena caminó hasta Ravi y con cuidado terminó de limpiar los rastros de almíbar de su rostro.

"¿Se puede saber cuál es tu manía de entrar por la ventana de mi habitación?" Investigó Lauren recogiendo los juguetes del suelo.

Alegría (Camren)Where stories live. Discover now