|Regis|
Narra Lauren
"¿Te parezco muy abrazable... Jauregui?" Escuché preguntar divertida a Camila, aun con mis ojos cerrados por lo que decidí ignorarle.
Se aclaró sonoramente la garganta y perezosamente empecé a abrir mis ojos, me alejé velozmente al notar que estaba sobre ella con mis brazos rodeándola, la morena comenzó a reír ante mi reacción.
"Tenía frío." Expliqué notando mi voz ronca de las mañanas, Camila me miró fijamente por unos segundos y sonrió.
"Claro." Murmuró mientras buscaba su móvil. "¡Joder!" Chilló la inglesa al ver la hora. "Van a matarme." Informó mientras se levantaba bruscamente de la cama.
"Alguien está en problemas." Canturreé socarrona mientras me acurrucaba nuevamente en mi cómoda cama.
Camila me miró incrédula "¿Qué crees que estás haciendo?" Cuestionó con una ceja enarcada y sus manos en la cintura.
"¿No es obvio?" Consulté. "Dormir." Respondí con obviedad. "Cierra la puerta al salir." Añadí antes de volver a cubrirme el rostro con las sábanas.
"¿No vas a llevarme?" Preguntó.
"¿Desde cuándo me volví tu chofer?" Ataqué bajo las mantas.
La morena resopló y sentí como dirigió sus pasos hasta el baño ubicado en la habitación, cerré mis ojos en busca de conciliar nuevamente el sueño.
"¡MALDICIÓN!" Grité al sentir el agua fría escurrirse sobre mi piel, lo que me hizo erguirme rápidamente fuera de la cama. "¡¿Qué demonios ocurre contigo?!" Exclamé furiosa mirando a la más baja quien tenía una sonrisa dibujada en su rostro.
"Vas a llevarme." Anunció y está vez no era una pregunta, por lo que reí ruidosamente.
"Claro." Me burlé y ella se encogió de hombros. "¡Espera!" Exclamé al detallar su ropa iba a decir algo, realmente deseaba reclamarle, pero lucía tan bien con mi camiseta blanca de The 1975 que me fue imposible emitir sonido alguno. Sólo pude sonreír y negar con mi cabeza.
"No puedo creerlo." Gruñí con mis manos al volante, miré de soslayo a la británica que sonreía con suficiencia. Ella realmente había logrado que la llevara.
Saqué un cigarrillo de la guantera y la morena rodó los ojos para luego inclinarse hacia mí.
"¿Puedes NO fumar?" Demandó fastidiada arrebatándome el cigarro de mis labios.
"No." Me encogí de hombros y la escuché resoplar.
El silencio nos inundó y de reojo podía ver a Camila escribiendo en su móvil, reí de lado al ver como mordía la punta de su pulgar y ladeaba su cabeza al hacerlo. Guardó su móvil y giró en mi dirección, así que rápidamente me centre en la carretera.
"¿Qué tanto me observabas?" Indagó con esa tonta sonrisa adorable en su rostro que tanto odiaba.
"Pfff ¿Qué te hace pensar que te miraba?" Cuestioné y ella presionó sus labios con sus dedos.
"Laur..." Llamó tímidamente y la miré rápidamente. "¿Por qué no le has dicho nada a Normani o Vero?" Sondeó para luego morder sus labios como si dudara de haber hecho lo correcto al realizar aquella pregunta.
Sin darme cuenta ya estaba en el aparcamiento de la Regis, apagué el motor de mi auto y suspiré, Camila me miraba atentamente con la incertidumbre reflejada en sus profundos ojos marrones.
Miré el desolado estacionamiento y me encogí de hombros sin saber que responder.
"Entiendo." Susurró. Giré mi cuello en su dirección y ella jugaba tímidamente con el borde de la camiseta. "Gracias por traerme." Susurró y yo asentí.
