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|Susto|

Narra Lauren

El día del trasplante había llegado, fue un procedimiento bastante sencillo gracias a los avances tecnológicos en la medicina que, volvía todo más fácil he indoloro de lo que podía ser en realidad comparándolo con una década atrás.

Por desgracia, Taylor se había desmayado dos veces. Bueno, una sola vez... pero estuvo a punto de una segunda, la tecnología no era lo suficientemente avanzada cómo para aplacar el miedo que al parecer mi hermana le tenía a la sangre.

Tay no manejaba muy bien la idea de tener ambos brazos tendidos a los costados de su cuerpo mientras una vía extraía la sangre de su brazo izquierdo y la trasladaba a una pequeña máquina «que era constantemente monitoreada por un especialista» cuya función era separar las células madres del resto de los elementos, estos últimos eran devueltos a Taylor a través de la vía conectada a su brazo derecho.

Al menos ya sabíamos que la medicina no era para Tay.

Sacando los inconvenientes con Taylor ¡Oh! Y el de mi madre que también se desmayó cuando Tay se desvaneció «Y no la culpo, tampoco soportaría la idea de ver a mis dos hijos menores en esas condiciones» fuera de eso, el trasplante fue un éxito.

“Solo es cuestión de esperar.” Abrí el refrigerador y lo contemplé durante unos segundos. “Hay muchos riesgos Camz…” Tomé un par de rebanadas de pizza y las metí al microondas. “Es un hecho que los primeros días serán difíciles hasta que las células de Tay se ajusten al cuerpo de Chris.” Expliqué.

“¡Oh!” Exclamó con una mueca de angustia. “Lamento no poder estar allí con vosotros.”

“No te preocupes cielo, es bueno que disfrutes de unas merecidas vacaciones.” Le aseguré retirando lo que sería mi almuerzo del microondas. “Aunque para serte sincera te echo de menos.” Admití saliendo de la cocina para ir a mi habitación dónde Vero me esperaba.

“Yo también te extraño, de hecho extraño todo lo que tiene que ver contigo.” Se mordió el labio inferior y tenía esa mirada lasciva que hacia brillar sus fascinantes orbes marrones. “Todavía no puedo creer que Dinah nos interrumpiera.” Susurró incrédula.

“¿Interrumpir qué?” Pude escuchar a la distancia la voz de la china, Camila se ruborizó en segundos y tenías sus ojos como platos, su boca se abría y cerraba era obvio que ninguna excusa llegaba a su mente.

“Vamos Camz.” Sonreí con malicia. “Cuéntale como Dinah arruinó nuestra tarde de pasión.” Mencioné levantando las cejas repetidas veces.

Miró tan intensamente a través de la pantalla que casi pude haber muerto allí mismo, luego sonrió con tanta perversidad que sentí miedo. Fue entonces cuando la vi quitarse los auriculares.

“Venga Laur, Kim muere por escuchar como Dinah nos interrumpió.” Apretó sus labios y elevó sus cejas antes de enfocar a la asiática que estaba bajo el umbral de la puerta con los brazos cruzados y cara de pocos amigos. “Estás al altavoz.” Informó.

“¿Eh?” Me hice la desentendida. “Estoy... cruzando un túnel en este momento.” Vi como en la pantalla aparecía nuevamente el rostro indignado de Camila. “Te llamo luego cielo, adiós.” Le lancé un beso y finalicé la videollamada.

Vero y yo suspiramos sonoramente.

“¿Qué dices si vamos por un par de tragos a mi casa?” Propuso Vero robando el beicon de mi pizza.

“No creo que sea buena idea.” Indiqué después de tragar la pizza que tenía en mí boca.

“¡Oh vamos Lo!” Exclamó con súplica. “Es navidad y estamos tu y yo solas con el hámster obeso de tu novia.” Escandalizó señalando al animal que en ese momento estaba con sus mejillas infladas engullendo una fresa.

Alegría (Camren)Where stories live. Discover now