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|Abrazos|
 


 
   
Narra Omnisciente

“Es bueno conocerte...” Dijo Khalif sentándose en la mesa. “Empezaba a creer que Lauren estaba teniendo alucinaciones por el encierro.” Se mofó fingiendo un resoplido de alivio.

Camila enalteció sus cejas mientras sonreía. “¡Vaya!” Exclamó. “Así que habéis estado teniendo conversaciones sobre mí.” Comentó mirando a Lauren cuyas mejillas se volvieron de un tono rosa.

“Eres el tema favorito de Laur.” Respondió él al instante abochornando a su amiga. “¡Hey!” Refunfuñó el chico cuando sintió un pisotón y encontrando la mirada fija y asesina de la ojiverde sobre él.

“Bueno...” Habló la mayor tirando de su cabello detrás de sus hombros. “Ya te puedes retirar.” Avisó removiendo su mano izquierda en señal de que se marchara ahora mismo.

Khalif la miró con su boca abierta en agravio. “Me voy porque quiero.” Advirtió apuntándola con su dedo. “Un gusto conocerte Mila.” Miró a la chica de ojos chocolate que le sonrió y afirmó con su cabeza.

“Lo mismo digo.” Devolvió la chica.

Entonces Khalif abrió su gran boca, para inconscientemente soltar un comentario que traería a la realidad a ambas chicas;

“Que tengas un bonito viaje.” Deseó arrepintiéndose al instante, Lauren disimuló bastante mal lo tensa que le habían puesto aquellas palabras y Camila se removió repentinamente incómoda en su asiento, con una sonrisa más civil que sincera le agradeció al chico de rastas que desapareció al instante.

“Es muy agradable.” Consideró la morena tratando de disipar la tirantez, sus ojos puestos en el camino por el cual se había marchado el chico.

Lauren se achicó de hombros y frunció sus labios, con su brazo derecho cercó la cintura de Camila y la deslizó con total facilidad por la banca en la que ambas se encontraban sentadas, poniendo fin a la escasa distancia que había entre ambas.

Camila afirmó los codos en la mesa y llevó el sorbete de su té helado a los labios, mientras Lauren detallaba cada uno de sus movimientos encontrándola preciosa en aquel vestido blanco de tirantes con estampados de rosas a juego con una chaqueta de mezclilla sin mangas.

El pequeño centelleo del dije de plata que colgaba de una fina cinta roja alrededor del cuello de Camila capturó su atención, sus ojos viajaron hasta el cuello de la menor y no pudo evitar sujetar la pieza entre sus dedos al reconocer la pequeña luna que, días atrás también había traído consigo.

“Sabes, sí te gusta puedo obsequiártelo.” Indicó Camila con una sonrisa esquinada, al tanto de la inexplicable fascinación que aquel dije despertaba en la chica más alta.

“¿Y si tú me gustas serías mía?” Consultó Lauren rozando el metal con su pulgar sintiendo la textura rígida y fría.

Camila abrió la boca para decir algo pero no sabía con precisión que responder y la mirada penetrante que Lauren le daba no la ayudaba a formular una respuesta sensata.

“La luna es tan preciosa...” Susurró finalmente Camila. “Quiero decir, puedes pasar horas admirándole sin hastiarte o cansarte, puedes incluso, pasar toda una vida observando en su dirección y sentirte enajenada y jodidamente hipnotizada por ella como la primera vez.” Expresó para luego suspirar y apartar el cabello que caía sobre su rostro.

“Que curioso.” Comentó Lauren volviendo la vista al frente y jugando con sus manos tímidamente.

“¿Qué es curioso?” Interrogó Camila con la cabeza ladeada.

Alegría (Camren)Where stories live. Discover now