Capitulo 30

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—Y ¿Para qué quieres me quedé? — le digo mientras me siento en la cama.

—Para estar contigo — dice con una sonrisa.

—Asi que me quieres en tu cama — digo algo molesta poniendo los ojos en blanco y miro así otro lado tenía que ser hombre.

—Yo no he dicho eso — lo miro, se acerca lentamente hacia mi — yo dije que quiero estar contigo, aquí — se arrodilla delante de mí — viendo una película ¿Que te parece? — sugiere con su maldita sonrisa.

No sé que tenía esa estúpida sonrisa que me encantaba tanto, que hacía que nada más importará en ese instante que me hacía sentir tan bien.

—Me parece bien — me acerco a su rostro — por qué creme esta noche no va ver sexo — le giño el ojo — me pongo de pie — busca la peli yo voy a ver las palomitas — sin más salgo de su habitación y voy a la cocina.

(..)

—Volví — digo con una sonrisa mientras entro con la bandeja con palomitas y té helado — ¿Ya elegiste la película? — le pregunto mientras pongo la bandeja en la mitad de la cama y me acuesto a un lado.

—No sabía cuál elegir — dice mientras se acerca a la cama y me observa a mí y luego a la bandeja en la cama.

—Bueno ven acuéstate y pongo algo — digo comiendo una palomita. Se acuesta al otro lado.

—Sabe algo no tengo hambre — coge la bandeja — podíamos quitar esto de aquí.

—¿Que? No, oye me costó hacer esto — no dejo que mueva la bandeja.

—Ok — dice molestó y se concentra en la televisión — ¿Te gustan las de guerra? — me cuestiona.

—Odio las armas, me dan pánico — ni siquiera sé porqué se lo he dicho, no debí decir. Maldigo mentalmente por decirle.  Seguramente ahora me va preguntar por qué.

—¿Porqué? — genial.

—No quiero hablar de eso — le digo sin mirarlo.

—Ok, algo de drama.

—Comedia mejor — sugiero mientras me acomodo en la cama y tomo un poco de té helado.

—Ok, espero escoger una buena — sonrió.

Voz Max.

Su risa me encantaba era como la música más hermosa del mundo, que jamás me cansaría de oír. Sus ojos se iluminaban aun más de lo normal, me encantaba verla así tan regalada, tan feliz.

Sus carcajadas era contagiosa no estaba ni poniendo atención a la película toda mi atención la tenía ella, y era por ella que yo reí su risa contagiaba mucho.

No podía dejar de verla, me gustaba mucho demasiado, me encantaba Mía. Mis ojos no dejaban de ver su rostro, sus ojos, sus mejillas un poco sonrojadas por la forma en que se reía, sus labios que formaban la sonrisa perfecta.

Ella me mira con una sonrisa pequeña, me alza una ceja mientras niega con la cabeza.

—Tenías que ser hombre — dice divertida mirando hacia bajo de mi, sigo su mirada mierda.

Mi miembro estaba despierto, cogo una almohada intentando cubrir a mi amiguito, me aclaro la garganta.

—Lo siento — me disculpó sin atreverme a verla a los ojos, dios está mujer me provoca mucho en mi.

—Mírame — no lo hago, no quiero que piense que la quiero solo para follar — Maximiliano Smith — su mano se posa en mi mandíbula, girando mi rostro para que la vea — Me encata ver lo que provocó en tí — se lame los labios, joder — yo no puedo disfrutarte pero tú si — no entiendo sus palabras entonces me besa y me monta.

Seducción-(+18) @BlueRoseAwardsWhere stories live. Discover now