Capitulo 40

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Lo miro no sé por cuanto tiempo, solo lo miro, solo disfruto de este sentimiento que recorre mi cuerpo, de este momento que deseo que sea terno, por siempre.

−Mia – me llama.

− ¿Si? − alza su mano y seña hacia mi hombro, su rostro cambio de repente.

−Tienes un araña – no termino de decir araña y yo ya pegue un grito y salte hacia él.

− ¡Sácamela! – le pido, me sujeta de los hombros.

−Mia es una broma, cálmate – dice mientras se ríe por mi actitud. Lo fulmino con la mirada.

− ¡Eres un idiota! – golpeo su pecho, y entonces me abraza y se acuesta en el suelo, intento soltarme pero no puedo – Suéltame – le exijo.

−Jamás te soltare, nunca podrás escapar de mí, eres mía y jamás te dejare – mi cuerpo se congelo, me quede ahí solo viéndolo. Normalmente le diría que yo no soy de nadie, pero por alguna razón esas palabras me hicieron tan feliz –Se lo que vas a decir – pero no dejo que termine y lo beso.

Tarda un poco en responderme pero lo hace, una acaricia mi rostro mientras la otra se aferra a mi espalda, sus labios eran tan suaves, su piel tan cálida, que sentía que estaba en el paraíso, no sé cuánto tiempo duro el beso, si había sido el más largo que había dado o no, pero de algo estaba segura que ningún beso me había hecho sentir lo que siento. Esta felicidad, esta libertad, y también... este miedo, si miedo, miedo de arruinar todo, de que no funcione.

Pero sim importar lo que fuera a pasar, quería olvidar todo y solo vivir este momento.

(...)

Pasamos un momento tan especial, me divertí tanto, lo bese tanto, lo abrace tanto, no podía dejar de sonreír enserio parecía una tonta que no dejaba de sonreír, por nada.

Habíamos terminado de comer, estábamos solo sentados frente la fogata que Max había hecho, mientras lo único que escuchábamos eran nuestras voces, las maravillosas estrellas cubrían la oscuridad del cielo.

−Estas buscando una estrella fugaz – me molesta Max mientras observaba el cielo.

−Sí, algún problema – niega con la cabeza, y sujeta mi mano entrelazando nuestros dedos.

−No, mientras yo esté en tu deseo, no hay ningún problema – sonrió.

−Que te desee, no significa que estés en mis deseos – le digo burlona, entonces sonríe con tristeza.

− ¿Me deseas entonces? – me pregunta con una leve sonrisa, mientras acaricia mi mejilla.

−Sí, te deseo – muerdo mi labio – y mucho.

Entonces me besa, con suavidad sus labios acariciaban los míos con lentitud, envuelvo mis brazos en su cuello y él me carga en su brazos, llevándome a la carpa que había armado para pasar la noche.

Se arrodilla eh intenta entrar conmigo, pero no puede y terminamos en el suelo. Suelto una carcajada, me levanto un poco y me acomodo sentándome en la mitad de la carapa enzima de las cobijas que nos iban a cubrir, mientras dormíamos. Max cerró la carpa y con una sonrisa se acercó a mí y volvió a besarme.

Sus manos me ayudaron a retirar el abrigo y yo hice lo mismo, nuestras respiraciones estaban agitadas, mientras nuestros labios estaban rojos. Nos separamos por un ínstate, me saque la blusa y el su camisa, me volvió a besar, apoyo su cuerpo sobre el mío, me recosté mientras el bajo sus labios, por mi cuello, con tanta suavidad, haciéndome gemir suavemente, su boca continuo con el recorrido beso mis pechos, desabrocho mi bracier y devoro mis pezones duros, mientras yo disfrutaba, mientras mi cuerpo ardía y gemía de placer antes sus carias, sus besos que bajaron por mi abdomen.

Sus manos desabrocharon mi pantalón, y con agilidad me los retiro dejándome completamente desnuda. Lo mire a los ojos, estaba arrodillando entre mis piernas, admirando cada parte de mi cuerpo, mientras sus manos desabrocharon su pantalón quedando al fin completamente desnudo.

Ya no había nada que separa el contacto de nuestra piel, se recostó enzima de mi mientras sentía como su miembro con lentitud entraba dentro de mí, arque mi espalda, cerrando los ojos disfrutando del placer. Sus labios no tardaron en encontrar los míos, sus manos acariciaban mis piernas, mis pechos, mi rostro. Y yo hacía lo mismo, mis manos también tocaban su piel cálida, que jamás olvidare.

Nuestros labios apenas se separaban, nuestros gemidos se hundían a cada beso, sus embestidas eran suaves, sus carias también, no está atada, ni nada por el estilo, pero era la primera vez que sentía algo hacia mientras me entregaba alguien.

Las emociones, el placer que sentía mientras Max estaba dentro de mí eran únicas, eran perfectas, fue la mejor noche de mi vida.

(...)

Mi cabeza estaba recostada en el pecho de Max nuestras piernas entrelazadas, su brazo rodeando mi hombro, sus dedos acariciaban mi piel. No dijimos nada, desde que hemos entrado a la carpa, ni mientras teníamos sexo, hemos dicho algo, nuestros gemidos fueron los únicos que salieron de nuestros labios.

Eso hacia parecer que esto era un sueño, pero no lo era, esta era real y lo único que deseaba ahora era que la mañana no llegara, no quería que este momento se terminara. Ese era el único deseo que tenía, por favor que la mañana no llegue.



  


Seducción-(+18) @BlueRoseAwardsWhere stories live. Discover now