Capitulo 32

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—Yo no soy tu novia no debiste decir eso — le reclamo enojada mientras cierro la puerta de la habitación donde íbamos a dormir.

—¿Y que querías que le dijera Mía? — me dice algo molesto — Mamá, hermanas ella es Mía la chica a la que me follo y por la que he pagado para que esté una semana conmigo — bueno, si lo ponemos así eso suena horrible — Por mi no hay problema, ahora bajo y les explico todo — lo cogo del brazo cuando pasa por mi lado para salir de la habitación.

—No, vale tienes razón — lo miro — lo siento.

—Voy a ver las maletas — se suelta de mi agarré.

—Me voy a dar un baño — me responde con una sonido antes de cerrar la puerta tras de él.

Suspiro y busco el baño necesito una ducha para refrescarme un poco. Me decido mejor llenar la tina de agua, una vez llena me desnudo y entro a la agua tibia.

Se siente tan bien, asiento así tras y cierro mis ojos para relajarme un poco. Se sentía tan bien mi cuerpo bajo el agua cálida, sin bulla, en silencio, sin nada  en que pensar.

Abro mis ojos de golpe al sentir las manos de Max bajar por mis hombros hasta llegar a mis pechos, gimo los acaricia un poco.

—Max — gimo, giro mi rostro para poderlo ver está arrodillado tras mío mientras sus manos acarician mis pechos.

—¿Continúo? — me agarra con fuerza mis pechos, jadeo y asiento con la cabeza. El muerde el lóbulo de mi oreja.

—No pares — le suplicó, hago mi cabeza hacia tras dejando mi cuello a su disposición, sus labios devoran mi cuello mientras sus manos no dan tregua y van bajando a mi sexo.

—Mia — gime en mi oreja mientras sus dedos juegan con mi clítoris.

—¡Ah! — jadeo al sentir dos dedos entrar en mi sexo — ¡Max! — sus dedos entraban y salían dentro de mí.

Mi cuerpo temblaba disfrutaba de sus caricias, gemía y jadea mientras suplicaba que no parará. El calor de mi cuerpo aumentaba cada vez más, sus dedos tan hábiles que entraban dentro de mí, que me tocaban donde mi cuerpo más lo deseaba, su otra mano que daba algunas pequeñas caricias a mis pechos mientras sus labios devoraban mi cuello, mis labios.

(...)

—Espero que no nos hayan escuchado — dice Max cuando salimos del baño. Estaba en una mesa la comida lista para servirse.

No puede evitar sentir vergüenza al imaginar que su mamá o hermanas nos escucharon mientras teníamos sexo en el baño.

—¿Tú crees que nos hayan oído? — susurro avergonzada, mis mejillas estaban sonrojadas y no por el maldito sexo.

—¿La verdad? — dice con una sonrisa — yo traje la comida — sonrió y siento alivio.

—¿Enserio? — digo con una sonrisa.

—No

—¡Idiota! — cogí una almohada y le lance sobre él —¡Tarado!

(..)

Una vez que terminamos de vestirnos y comer, Max bajo con su madre yo me quedé terminando de secar mi cabello.

Al salir del baño es como un recuerdo qu choca mi mente.

—La inyección — digo en voz alta.

Dios como pude olvidarla, me la tengo que poner. Cogí mi bolso y salí de habitación debía a ver algún pueblo por aquí para comparar la inyección.

Seducción-(+18) @BlueRoseAwardsWhere stories live. Discover now