♡ Dos ♡

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Estacione el auto y baje para observar aquel lugar, era un bar con aspecto rústico y deportivo. Me recordaba mucho a mi juventud, a aquel lugar donde conocí a Jenna y donde me embriague como nunca lo había hecho.

Aspire hondo y caminé hacia la entrada, una campanilla sonó cuando entré, el lugar tenía gente, bastante para ser sincero. Caminé hacia la barra y me senté en una de las butacas, había varios camareros y en la barra había varias personas. Me quedé observando el lugar cuando oí una voz femenina.

—Buenas noches. —gire mi vista y me encontré con un rostro muy familiar

Sus ojos se abrieron en sorpresa y brillaron al verme allí, era la mejor amiga de mi hija, Lissa Thompson. Había visto a Lissa varias veces en la casa pero jamás se había quedado a dormir o a cenar, siempre debía irse antes. Sonreí sorprendido al verla allí, en especial estando del otro lado de la barra con un uniforme particular.

Se trataba de un top muy ajustado de color blanco con mangas rojas y un short deportivo del mismo tono de rojo. En su cabello llevaba una gorra con el logo del lugar.

—Señor Hemmings. Que sorpresa verlo por aquí. —Habló con una leve sonrisa.

—Lissa. ¿Trabajas aquí? —Ella asintió avergonzada y bajo su mirada, podía notar como sus mejillas se teñían de rosa.

—Sí, yo... Necesito dinero y... Supe de este lugar por lo que no dude en pedir empleo. —Hablo levantando su vista y sonriendo de lado. Se veía muy tierna con sus mejillas rosadas.

—Es bueno que los jóvenes se interesen en el empleo a tu edad.

—Cuando la necesidad lo requiere, todo trabajo parece bueno. —Hablo con sonrisa avergonzada. Ambos reímos y ella me miró. — ¿Qué le sirvo señor?

—Mmm... Me apetece una cerveza, en preferencia de botella. —Ella asintió y se dio la vuelta para ir por mí bebida, cuando regresó, la dejo sobre la mesa y la destapó. Podía notar por las gotas de agua en la botella que se encontraba muy fría.

—Que la disfrute señor Hemmings. —extendió la botella hacia mí y la tomé entre mis manos, efectivamente estaba muy fría. Tomé un trago y la dejé nuevamente sobre la barra. —Así que... ¿Está solo? —Habló apoyando sus codos sobre la barra.

—Pues sí, estaba algo aburrido y ninguno de mis amigos podía venir, así que decidí venir a divertirme solo. —Ella río por lo bajo y negó levemente. —Quise invitar a mi esposa pero... Tenía salida con sus amigas.

—Bueno, al menos es bueno que pueda divertirse solo. Siendo un hombre de negocios supongo que es bueno despejar su mente.

—Estuve toda la semana acabando los trabajos para poder descansar hoy, es agotador ser el jefe.

—Es bueno ser el jefe y que usted no quiera delegar su trabajo, pero también es un humano señor Hemmings, además, se ve muy joven. No es malo pedirles a sus empleados algo de ayuda y salir a divertirse de vez en cuando. Es una forma de evitar que la monotonía se lo coma vivo. —Yo la observe detenidamente y asentí, era una joven muy lista.

—Tienes razón, tal vez lo haga. —Ella sonrió y una de sus compañeras tocó su hombro interrumpiendo nuestras miradas.

—Lissa, ¿Puedes llevarlo a la mesa 6? —ella asintió y la joven morena se alejó, Lissa tomó la bandeja y me sonrió.

—Lo siento Señor Hemmings, enseguida regreso. —Yo asentí y ella se retiró con la bandeja entre sus manos.

Tome otro trago de cerveza y la seguí con la mirada, camino hacia una mesa y comenzó a dejar las bebidas, era una joven muy encantadora y muy linda.

Tomó la bandeja aplastándola contra su pecho y comenzó a caminar. Uno de los hombres de una de las mesas golpeó su trasero y ella se sobresaltó mirándolo mal. Fruncí el ceño al ver como ese maldito la tomaba de la cintura aferrándola a su cuerpo y ella forcejeaba por liberarse.

Me levante de mi asiento y lo aleje de ella de un empujón. El hombre me miró extrañado y le di un golpe en su rostro.

— ¿Quién demonios te crees que eres para tocarla imbécil? —Lissa rápidamente me tomo de los hombros intentando alejarme.

—Señor Hemmings, no... —Él maldito toco su nariz la cual sangraba y me miró con odio.

— ¿Y tú quién demonios eres anciano? Ahora veras.

El hombre se lanzó sobre mí y me golpeó, le di una patada en los bajos y él se retorció cayendo a mi lado, me subí sobre él y comencé a golpearlo. Un hombre me separó de él y me sostuvo con fuerza.

— ¿Qué demonios pasa aquí? —El hombre que estaba en la barra nos miró a ambos.

— ¡Voy a partirte la cara imbécil! —Ese idiota me insultaba y yo solo lo miraba con más odio.

— ¡No se aceptan pleitos aquí! ¡Fuera! El hombre me soltó y el imbécil comenzó a salir. — ¡Tú también! —Me tomó de la camisa pero Lissa lo separó interponiéndose.

— ¡El no! El solo me protegió. Ese maldito fue quien comenzó todo. —Hablo mirando al hombre frente a ella, él me miró y suspiró.

—De acuerdo. Pero esto lo descuento de tu paga —Él hombre se retiró y ella suspiró, se dio la vuelta y me observo.

—Oh dios, está sangrando. Déjeme ayudarlo. —toque mi labio y vi sangre en mis dedos.

Ambos fuimos a la barra y ella comenzó a pasar un papel mojado sobre mi labio. Gemí del dolor y ella se alejó asustada.

—Lo siento tanto, es mi culpa. —Se veía tan triste, yo reí levemente y la tomé de su mentón haciéndola mirarme.

—Estoy bien linda, no es tu culpa, ese idiota no debió tocarte de esa manera. No debes dejar que nadie te toque sin tu consentimiento.

—Muchas gracias por protegerme señor Hemmings. —me sonrió con timidez. —Tendré más cuidado. —yo asentí levemente y ella volvió a acercar el papel a mi labio, volví a gemir y ella se alejó sonrojada. —Lo siento. —ambos reímos y le sonreí.

Tenía la sonrisa más linda que había visto, su mirada era tan dulce y pura. Sin duda alguna Lissa era una joven encantadora.

—Bien, mejor me voy. ¿Cuánto te debo? —ella negó con una sonrisa.

—La casa invita señor Hemmings. Es lo menos que puedo hacer por su ayuda—Yo sonreí enternecido, tome mi billetera y le extendí dinero. —Señor no...

—Tómalo como propina. —le guiño el ojo y ella rio.

—Muchas gracias. Que tenga buena noche señor Hemmings.

—Tú también Lissa, que descanses. —Me levanté del banco y la observé desde la puerta antes de irme. Ella agitó su mano feliz y yo imite su gesto para luego irme.

Había sido una noche muy entretenida después de todo...

Pure & Beauty © |lrh|Where stories live. Discover now