♡ Treinta Y Seis ♡

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Luke

— ¿Necesita algo señor Hemmings? —Linda, la secretaria de Ashton me observaba desde el marco de mi oficina, estaba rodeado de contratos y papeles, y aunque deseaba pedirle que se quedara, simplemente negué, ya había hecho mucho por mi aquel dia. —Puedo quedarme si me necesita. —insistió.

—Gracias Linda, pero vete tranquila, eres la ayuda de Ashton y no es justo que te quedes por mi. —La joven me observó insegura pero yo le insistí con una falsa sonrisa.

—De acuerdo. Que tenga buena noche señor. —Ella se despidió para luego irse del lugar. El edificio estaba vacío a excepción del encargado de limpieza y yo.

Observé mi celular y vi la hora. 6:30 pm. Suspiré frustrado y volví ni vista a los papeles. Mi asistenta se había enfermado y tenía una gran pila de pendientes, por lo que debía quedarme hasta tarde para terminar todos los papeles que entregaría al día siguiente.

La oficina estaba en completo silencio hasta que mi celular sonó. Era Lissa.

—Hola amor. —Hablé lo más tranquilo que pude.

—Hola cielo. ¿Ya estas viniendo? —Su vos se oía tan dulce.

—Lo siento amor, pero no llegare a cenar, tengo muchos papeles que atender, mi asistenta se enfermó y debo terminarlos para mañana. —Suspiré cansado.

—Oh mi cielo, no te preocupes. Te dejaré algo preparado para que puedas cenar cuando llegues. —Sonreí ante su dulzura, Lissa era mi princesa.

—Gracias amor, eres increíble Liss. —Ella río del otro lado. —Prometo que mañana te ayudaré con los preparativos para el sábado.

—Tranquilo cielo, todo estará bien. No te molesto más, espero que puedas terminar pronto. Te amo.

—Yo también, princesa. Te llamo al salir. —La llamada corto y suspire nuevamente. Una larga noche me esperaba.

~*~*~

Las horas pasaron como si fuesen años y al acabar el último contrato suspiré derrotado. Observe mi celular y vi que eran las 9:30 pm. El edificio estaba vacío y muchas de las oficinas estaban apagadas a excepción de la mía.

Tome mis cosas y salí rendido de aquel lugar. Comencé a conducir hacia la casa cuando mi celular sonó.

— ¿Hola?

— ¡Luke! —me sorprendí al oír la vos de Jenna del otro lado de la línea acompañada de un sollozo.

— ¿Jenna? ¿Qué sucede? —frunci el ceño intentando concentrarme en la carretera.

— ¡Luke, acaban de asaltar la casa! —Su voz se oía entre cortada y angustiada. — Por favor, ven.

— ¡Enseguida estoy allí! ¿Cálmate si? Estoy yendo. —la llamada se corto y comencé a conducir lo más rápido que pude para llegar a mi antiguo hogar.

Al estacionar en la entrada vi a Jenna abrazada a su vientre, llorando en la entrada junto a unos oficiales. Rápidamente baje y me acerque a toda velocidad para abrazarla.

— ¡Jenna! ¿Estas bien? ¿Y los niños? —Ella solloza a temblando contra mi cuerpo.

—Entraron a la casa Luke... se llevaron las joyas y el dinero de la caja fuerte. —Ella sollozo aún mas. —lo niños no están gracias al cielo. ¡Fue horrible! Me apuntaron con un arma y me retuvieron hasta irse. —La aferré aún más a mi cuerpo intentando calmarla. Sentí alivio al saber que los niños no habían vivido aquella horrible situación y que no le habían hecho daño a Jenna.

—Tranquila, ya estoy aquí. Estas bien, eso es lo que importa. —Acaricie su cabello.

—Fui una tonta, no debí decirles la clave, el dinero universitario de los niños, Luke. —Ella se odiaba por lo sucedido pero yo simplemente negaba y la aferraba a mi cuerpo para calmarla.

—Tranquila Jenna, eso no es lo importante, pudieron haberte hecho daño. Estuvo bien lo que hiciste, no te culpes, tu no tienes la culpa ¿Entendido? —Ella me observó con sus ojos rojos y llenos de lágrimas que retiré con mis pulgares. Sentía tanta impotencia por los malditos que se habían aprovechado de ella, pues estaba indefensa al estar sola y más aún, en su estado de embarazo.

Los oficiales inspeccionaron la casa y luego de tomar el testimonio de Jenna se marcharon. Jenna estaba junto a la chimenea abrazándose a si misma. Me acerqué con un vaso de agua y ella agradeció por lo bajo.

—Todos estos años... Perdidos por mi culpa... —Susurró dolida.

—No digas eso Jen, no fue tu culpa. —Acaricié su espalda intentado animarla.

—El collar que tu me diste, el collar de tu madre, el anillo de bodas, todo los recuerdos... Se lo llevaron todo... —sollozo al observar una foto del día de nuestra boda con las joyas mencionadas. —Lo siento tanto.

—Tranquila, hey, mírame. —Ella volteo para observarme a través de sus lágrimas. —Solo son cosas materiales, ¿Sí? Lo importante es que tu estés bien, además, no se necesitan esas cosas para recordar los buenos momentos. —Ella sobo su nariz y observó nuevamente la foto.

—Fue el mejor día de mi vida. —Susurró —recuerdo como estabas de nervioso por que todo saliera perfecto.

—Quería que todo saliera como tu lo habías soñado. —Sonreí de lado al recordar lo nervioso que me encontraba. Ella río por lo bajo y sonrió con ternura.

—Lo mismo cuando los niños nacieron, te desmayaste a mi lado y cuando despertaste simplemente llorabas al verlos. —Sonreí al recordar aquel día. —Y cuando nos mudamos aquí, recuerdo como discutidas con los hombres de mudanza por que no rayaran las paredes. —Ambos reímos ante aquellas anécdotas. Suspiré al sentir nostalgia de todo aquello que habíamos vivido juntos.

Ella se alejo hasta el armario y tomó una botella de vino entre sus manos.

—¿La recuerdas? —Me acerque y la tomé entre mis manos para sonreír.

—El vino de nuestra boda. —Observé la etiqueta que había enviado a poner en todas las botellas de aquel día. —“Juntos hacia alta mar”. El mejor vino que he probado en mi vida.

—¿Quieres probarlo? —Habló sacando una copa. —no creo que se ponga mejor por dejarlo más años. —Dude por unos segundos para luego asentir.

Ambos tomamos asiento en el sofá para tomar de nuestras copas, la mía con aquel viejo vino y la suya con agua.

—Por los viejos tiempos. —Me sonrió de lado.

—Salud. —ambos chocamos copas para luego beber con calma.

Danna

—Tranquila Liss, seguro se habrá quedado dormido en la oficina. ¿No te alteres si? Iré para allí en un rato y te avisaré, ¿De acuerdo? Ella Suspiró y susurró un si. —Tranquila, sabes como es mi papá con el trabajo. Además si se hubiese ido te hubiese avisado, tu tranquila.

—Lo sé, lamento haberte molestado, es que me preocupa que no haya contestado mis llamadas, tengo miedo de que algo le haya podido pasar.

—Tranquila, te aviso cuando sepa algo. Te quiero. —Corte la llamada y entré a la casa. Me había quedado en casa de mi novio aquella noche por lo que no había estado en casa. —¿Mamá? —Camine hacia la sala y quede helada al ver aquella escena. Mi padre estaba acostado en el sofá, desnudo junto a mi madre. — ¡PAPÁ! —Grité llena de rabia. El despertó asustado junto a Jenna, cuando observó la escena sus ojos cayeron en mi.

—Danna... No... No es lo que crees. —Suspiré profundamente intentando calmarme. —Cielo yo...

—Lissa acaba de llamarme. Esta angustiada,desesperada intentando encontrarte porque no ha sabido nada de ti desde ayer. —Apreté mis puños con fuerza y suspire. —No diré lo que pienso de ustedes en este momento, solo te diré una cosa Luke Hemmings. O le dices la verdad a Lissa, o yo lo haré, y créeme que no será para nada lindo.

—Danna... —no quise oírlo, simplemente subí escaleras arriba y me encerré en mi habitación.

Sentía rabia por todo, pero aún más sentía dolor por que sabía que Lis no merecía vivir aquella situación.

Pure & Beauty © |lrh|Where stories live. Discover now