♡ Veinticinco ♡

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Maratón 1/2
Lissa

Acaricie la cabeza de Alex con delicadeza, mi pequeño estaba hipnotizado con los dibujos de la televisión. Mi hijo había sido una gran compañía, evitaba que mi cabeza pensara en lo sucedido con Ashton y me ahorraba las ganas de llorar todo el tiempo.

Al fin y al cabo no lo valía, no valía derramar una sola lágrima por alguien que jamás me quiso como yo lo quise a él. Y es que si, ame a Ashton, lo ame casi y tanto como a Luke.

Y es que no puedes evitarlo, no puedes negar lo que sientes por alguien, por más que busques colocaré otro nombre a ese sentimiento jamás lo hallarás, porque el amor es único e inexplicable, hermoso y doloroso, un sentimiento único que puede hacerte explotar de mil maneras y que todas llevan un nombre. Si, el amor no puede llevar otro nombre.

—Babaaaa...—Mire a Alex quien extendía sus manitas hacia mí, le di mi mano y él la tomó llevándola a su mejilla y abrazándola. Entendí lo que pedía entonces lo acaricie con suavidad. Mi pequeño era un adicto a las caricias.

—Mami tiene que irse amor. —Bese su pequeña cabeza una vez más y me separe con cuidado. Mi madre lo tomó entre sus brazos y yo sonreí.

— ¿Estas segura de ir? ¿No quieres quedarte y que llame al doctor? —Yo negué levemente.

Había estado toda la mañana con náuseas y dolor de estómago. Sabía que era por mi falta de comida, estaba tan angustiada que tenía mi estómago completamente cerrado, no quería ingerir nada.

—Estaré bien, no te preocupes. —La abrace con cuidado y acaricie a mi hijo por última vez

—Que tengas buen día cielo, avísame al regresar. —Yo asentí y tome mi mochila para salir hacia la escuela.

En el camino no pude evitar pensar en todo lo que había sucedido, intentaba no hacerlo, 0ero era imposible. No podía dejar de repetirme aquella imagen, parecía que la historia de mi vida se repetía una y otra vez.

El amor no estaba hecho para mí, o tal vez yo no estaba hecha para el amor.

Llegué a la escuela y me acomodé en mi banco, tenía tan pocas ganas de estar allí, estaba tan cansada y las náuseas aún rondaban en mi interior, mi madre me había dado un té para calmarlas pero parecía haber hecho un efecto contrario.

— ¡Lissa! —Vi a Danna correr hacia mí. —Amiga. —me abrazo con fuerza. —Recibí mensajes de tu madre ¿Cómo te encuentras? —Me miró preocupada.

—No lo sé, siento ganas de llorar pero... No quiero hacerlo. —mis ojos comenzaban a llenarse de lágrimas que rápidamente quite.

—Ese desgraciado no te merece Liss. —me aferro entre sus brazos y no pude evitar sollozar. —No merece que derrames lágrimas por él.

Danna era increíble, había ido a mi casa aquella tarde y me había animado lo que restaba del día junto a Alex. Le estaba agradecida por siempre estar conmigo.

—Lo sé. —seque rápidamente mis lágrimas y le sonreí levemente. —Y no lo haré, soy mejor que esto. —Hablé aspirando hondo.

—Así se habla hermosa. —beso mi cabeza y reí levemente.

— ¿Qué tenías para decirme? Me enviaste mensajes muy emocionada, lo sé por qué no eres de usar esos emoji. —Ella río y sonrió ampliamente.

—Bueno, resulta que ayer llegué a mi casa y me enteré que... —me miró feliz. — ¡Tendré un nuevo hermano! ¡Mi madre está embarazada!

No sabía si era la falta de comida mezclado con las náuseas, o tal vez era el dolor de saber que en verdad Luke y yo no volveríamos a estar juntos, pero no pude evitar salir corriendo del salón y encerrarme en el baño para vomitar.

Danna fue detrás de mí y me sujeto del cabello para que no me manchara.

—Dios, en verdad estas mal. Deberías ir al doctor Liss, te pareces a mi madre con sus vómitos matutinos. —ella me extendió papel y me limpie la boca. —No estas embarazada ¿Verdad Liss? —ambas nos miramos.

No pude evitar que una ola de miedo me invadiera, no podía ser, simplemente no podía ser así, no podía estar embaraza.

Estaba en mi casa con el test entre mis manos, las lágrimas salían sin control alguno, simplemente sentía que el mundo se había destrozado, que todo se había caído a mi alrededor.

¿Cómo había podido ser tan idiota? ¿Cómo no me había protegido? ¿Cómo había permitído que aquello sucediera?

¿Qué le diría a mi madre? ¿Qué haría con mi vida? Mi cabeza era un mar de dolor y dudas, se suponía que eso no volvería a pasar y sin embargo allí estaba, nuevamente embarazada.

— ¿Lissa? —Oí la puerta principal abrirse y los pasos por el pasillo. — ¡LISSA! —mi madre corrió hacia mí y me aferró entre sus brazos. —HIJA ¿QUÉ TIENES? —Sus palabras cesaron cuando vio el pequeño objeto entre mis manos. —Estas embarazada... —solloce con fuerza ante sus palabras, sus ojos estaban cristalizados. — ¿Quién es el padre Lissa? —No pude hacer más que tirarme a sus brazos y llorar con fuerza, estaba devastada, no sabía que hacer, no sabía como seguiría mi vida, solo sabía que un niño vendría a mi vida y nuevamente no tendría a su padre. —Por favor hija... Dime quien es... Dime quien es su padre.—me tomo de las mejillas conectando nuestras miradas. —Por favor Lissa, dímelo hija... ¿De quien es el bebé?

—Hemmings... Es de Luke Hemmings... —Mi madre me inspeccionó buscando una pizca de mentira en mis palabras, buscando que la estuviera engañando, pero la realidad es que no era así. Por más que deseara que fuera una broma no era así, el bebé era de Luke.

Estaba embarazada del padre de mi mejor amiga...


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