♡ Catorce ♡

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Maratón 2/2 ♡
Luke

Abrí mis ojos con lentitud, sintiendo como mi cabeza se volvía un infierno a medida que la luz del sol golpeaba sobre mí. Enterré mi rostro en la almohada y aspire sintiendo un perfume familiar en él. No era mi perfume, ni tampoco el de Jenna.

Aleje mi vista y observe la almohada, claramente no era la mía. Observe la ventana, no era la de mi habitación. Me senté sobre aquella cama y dirigí mi vista a la mesa de noche que se encontraba a mi lado. Había una foto de un bebé junto a un despertador.

La puerta se abrió y me gire asustado. Lissa entró acompañada de una bandeja entre sus manos, la dejo sobre la otra mesa de noche y me observo.

— ¿Lissa? —mi voz salió demasiado ronca, sentía mi garganta doler y con un gusto muy ácido.

—Por fin despierta. —Habló tranquila. — ¿Recuerda algo de anoche? —me quedé pensando por unos momentos, lo último que recordaba es haber ido al bar y pedir un wiski luego de haber visto a Jenna con otro hombre. Suspiré en respuesta y ella se acercó sentándose a mi lado. —Me ofrecí a llevarlo a su casa porque estaba muy borracho señor, pero usted me rogó que no lo hiciera, entonces lo traje aquí. —Habló observando sus manos.

No pude evitar sonreír por la ternura que me causaban sus palabras, me había emborrachado y ella se había preocupado por mí.

—Gracias linda... —ella no me miró, yo suspiré y observe el suelo. No sabía que haría luego de lo que había visto, no sabía que pensar, simplemente sentía una gran molestia.

Observe a Lissa de reojos y la vi jugar con sus dedos, se veía muy adorable.

—Yo... Le traje el desayuno y algo para... La resaca. —Habló levantándose, rápidamente tome su mano y ella detuvo sus pasos.

—Lissa... —Ella me observo. — ¿Puedes ser sincera conmigo? —me miró confundida. —Crees... ¿Crees que soy un buen amante? —Su boca se abrió levemente y observo mi rostro por unos segundos. Relamió sus labios y bajo su mirada.

—Yo... No puedo negarlo. —pude ver una pequeña sonrisa en sus labios y como sus mejillas se tornaban rosadas. —usted... Es un gran amante señor Hemmings. —no pude evitar sonreír por sus palabras.

—Gracias... —ella me observo. —por... Todo. —Asintió lentamente y solté su agarré, ella se fue dejándome completamente solo.

Suspire intentando calmar todo el lío que tenía en mi mente, sentía que cada vez me hacía más viejo, y si seguía de aquella manera simplemente terminaría muerto antes de los 40.

Me levante de la cama y comencé a acomodar mi camisa, visualice el baño y caminé hacia él. Hice mis necesidades y me acerque al lavamanos para poder mojar mi rostro. Me mire al espejo, estaba completamente destruido, con grandes ojeras, ojos hinchados.

No pude evitar pensar en Jenna, no podía decir que no lo merecía, pero si de algo estaba seguro es que su traición había sido anterior a la mía. Sus salidas con sus amigas no me eran extrañas en aquel entonces. Que ingenuo fui.

Vi a Lissa en el reflejo del espejo observándome con una toalla entre sus manos. Me di la vuelta y ella la extendió, la tomé entre mis manos y seque mi rostro. Ella aún estaba allí, parada frente a mí con su mirada en el suelo.

No podía evitar sentir aquellos impulsos de querer tenerla entre mis brazos, se veía tan pequeña y cálida. Aquella era su casa, y aquella su habitación ¿Acaso habíamos dormido juntos? No pude evitar pensar estar junto a ella en aquella cama.

— ¿Dormimos juntos? —solté sin más, ella me observo con sus mejillas sonrojadas y asintió.

—Quise ir al sofá pero usted me tomó por la cintura y no me dejó ir, me pidió que me quedase con usted. —Habló con pena.

—Desearía tanto recordarlo... —Hablé sin pensar, ella me observo y sus ojos se iluminaron.

Dejé la toalla a un lado y acerque mi mano a su mejilla, acariciándola con suavidad. Ella cerró sus ojos ante mí tacto, llevó su mano sobre la mía y la acarició. Sus ojos se abrieron y me observaron por unos momentos.

No sé cómo ocurrió, pero en un abrir y cerrar de ojos nuestros labios estaban unidos. Su mano fue a mi mejilla y la acaricio con suavidad. No podía negar que estaba perdido en el sabor de sus labios, eran muy suaves y tenían un gusto exquisito.

Lentamente me separé de sus labios y la observe a sus ojos, su respiración estaba algo agitada y sus ojos observaban mis labios.

—Me vuelves loco... —susurre tomando su rostro entre mis manos. —En verdad me vuelves loco Lissa...

—Luke... —Sus ojos volvieron a cerrarse cuando aplaste nuevamente mis labios con los suyos. Ella no se resistió y envolvió sus brazos a mi cuello, sosteniendo mi cabeza, devolviéndome el beso de la misma manera.

Incline mi cuerpo y baje mis manos para tomarla entre mis brazos y cargarla sin romper aquel beso. Sus labios se movían tan a gusto sobre los míos, comencé a caminar hasta la habitación junto a ella. Sus manos estaban sobre mi pecho y la falta de aire rompió aquella calidez entre nuestras bocas.

Sus ojos me observaron por unos segundos y sus manos viajaron a los botones de mi camisa comenzando a desabrocharlos. La cargue hasta la cama donde la recosté con suavidad y deje un casto beso sobre sus labios.

Me pare frente a ella y comencé a quitarme la camisa, ella me observaba mordiendo su labio, su respiración estaba agitada y sus labios hinchados. Volví a inclinarme sobre su cuerpo y ella me atrapo entre sus brazos volviendo a unir nuestros labios.

Sus manos recorrían mi torso desnudo, tocando cada parte de mi espalda y brazos. Comencé a descender mis besos por su rostro hasta su cuello, dejando besos húmedos y pesados sobre su piel.

—Luke... —jadeo al sentir como la mordía levemente.

—Te deseo tanto Lissa... —Hablé contra su piel.

—Yo también te deseo Daddy... —aleje mi rostro de su cuello y sonreí complacido.

— ¿Cómo me llamaste hermosa?

Daddy...

Pure & Beauty © |lrh|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora