♡ Treinta Y Ocho ♡

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Danna.

Era sábado por la mañana y estaba camino a la casa de Lissa. Me había costado demasiado no decirle la verdad de mi padre a mi mejor amiga, pero no podía dañarla, yo no era quien debía destruir su corazón. Sabía que me odiaría cuando lo supiese, pero sabía también que la apoyaría aunque ella me odiase. Lissa había sido mi mejor amiga desde que había llegado a la ciudad, era una hermana para mí y verla sufrir por culpa de mi padre era lo último que deseaba.

Llegué a la entrada de su casa y golpeé la puerta. Su madre me recibió con una sonrisa indicándome que Lissa se encontraba en la sala mientras ella salía de la casa para ir a comprar algunas cosas. Caminé hacía el salón donde la vi guardando las bolsas de dulces en una caja. El pequeño cumpleañero estaba a su lado viendo la televisión y abrazado a su peluche favorito.

—Hola Lis. —le sonreí, ella me observó sin expresión alguna y siguió guardando las cosas.

—Hola Danna ¿Puedes ayudarme? Necesito terminar de guardar todo. Jasse pasará por nosotros dentro de un rato. —Yo asentí y me acerqué a su lado para ayudarla. —Alex, cielo, no hagas eso con tu leche. —regañó al pequeño quien sacudía su biberon con leche sobre su ropa. —Ya te bañe amor y no hay tiempo para otro baño. Hay mucho que hacer. — Bufó cansada quitandole el biberon al pequeño y dándole se chupon.

— ¿Estas bien? —La observé preocupada. Ella no contestó ni tampoco hizo movimiento alguno, simplemente se quedó petrificada por mis palabra. — ¿Lis? —me levante para tocar su hombro y ella suspiró, pude oír como sollozo por lo bajo.

—Si... Si, estoy bien. —Sobo su nariz y observó el biberon en sus manos. —Solo... Estresada. —Trague saliva al oír su voz angustiada. Lo sabía.

—Te lo dijo... ¿Verdad? —Pregunté asustada. Ella sollozo aún más fuerte y me observó con sus ojos llenos de lágrimas. —Lis...—rápidamente la abracé con fuerza intentando calmarla.

—¿Tú lo sabias? —Susurró en mi oído. Me alejé para observarla al rostro apenada por habérselo ocultado.

—No era algo que yo debiese decirte Lis. —Suspiré —Cuando llegue a la casa a la mañana luego de tu llamada los vi en el sofá. —Ella asintió apretando sus labios y secando sus lágrimas. —Me siento horrible no habértelo ocultado Lis, pero no debía ser yo quien te dijera la verdad. En verdad espero que puedas perdonarme —Ella me abrazó dejándome atónita por un momento para luego corresponderle.

—No debo perdonarte nada, Danna. Eres mi mejor amiga y jamás podré enojarme contigo. —Ella me observó. —Lo que haya pasado entre el y yo no es tu culpa. Fuiste una buena amiga al intentar protegerme. —Sonrió débil.

—Sabes que estoy aquí para ti Lis. Puedes desahogarte conmigo. —Insistí. Ella negó y me sonrió.

—Estoy bien. Hoy es el cumpleaños de Alex, no tengo tiempo para sufrir por amor. —Habló mostrándose fuerte. —Mi hijo es mi prioridad y nada me detendrá de darle la mejor fiesta de cumpleaños. —Sonreí enternecida por lo gran madre que era. Lissa había sufrido demasiado y aún así siempre mantenía su cabeza en alto, algo que admiraba demasiado.

—Eres mi idola Lis. —Le sonreí sincera, ella se sonrojó y me abrazo con fuerza. —Te quiero amiga.

—Yo también te quiero Danna. —me tomó de las manos y me sonrió. —Eres increíble. —mordió su labio. ¯y estoy muy ansiosa por conocer a mi cuñado esta tarde. —Habló con una sonrisa divertida. Ambas reímos y asentí para sonreír.

—Está fiesta será la mejor de todas. —Hablé animandola a bailar, ella siguió mi juego y río a mi par.

—Todo lo mejor para mi rey. —me abrazó por lo hombros y ambas miramos al pequeño quien nos observaba con inocencia.

Luke

Luego de haberle dicho a Lissa la verdad, terminé durmiendo en un hotel. No había podido pegar un ojo en toda la noche, mi mente era un tormento por haberla dañado. Y aúnque no recordaba que había sucedido con Jenna esa noche sabia que había dañado al amor de mi vida. Mi corazón se partió al verla llorar frente a mi, al igual que la mirada de decepción que Danna me había dado aquella mañana.

Quería hablar con Lissa, en verdad quería recuperarla, no tenía pruebas a favor de lo sucedido pero muy dentro de mi sentía que nada había sucedido. Lo último que recordaba era hablar con Jenna y beber el vino añejo, luego de ello todo lo demás me era un recuerdo nulo, casi inexistente.

Caminé hacia el parque donde festejarian el cumpleaños de Alex y al llegar quede sorprendido por la gran fiesta que habían logrado hacer. Muchos niños riendo, los vecinos disfrutando de la comida y el hermoso día soleado. Había una gran mesa llena de bebidas y comida, un inflable para los niños e incluso un hombre disfrazado de un dinosaurio verde que los niños parecían amar.

Mis ojos brillaron al verla junto a Danna. Estaba acomodando algunos platos de la mesa y charlando con mi hija junto a un joven que la abrazaba por los hombros, supuse que ese joven era el novio de Danna. Lissa tenía una gran sonrisa en su rostro y su risa era tan hermosa, en verdad me odiaba por haberla dañado, solo quería verla con aquella bella sonrisa en su rostro cada segundo de su vida, que fuera feliz.

Caminé nervioso hacia ellos cuando capté la atención de Danna. Los tres me observaron mientras me acercaba.

—Hola Lis.—Le sonreí nervioso.

—Luke... —Trago saliva y apretó sus labios algo nerviosa.

—Traje esto para el cumplañero. —indiqué el obsequio que tenía entre mis manos. —Espero le guste. —Ella lo tomo y sonrió de lado.

—Gracias, no debías molestarte. —Observó a Danna y ella al joven pelirrojo que las acompañaba.

—Papá, el es Marco. Marcó, el es Luke, mi padre. —Nos presentó, el joven me tendió su mano y la estreche.

—Un placer señor. —Me sonrió.

—Un gusto. —Lo observé sin expresión.

—Bien, con marco vamos a llevar esto con los demás y buscaremos el pastel. —Habló Danna tomando el regalo y marchándose con el joven, dejándonos a solas.

Lissa no dijo nada, simplemente siguió acomodando los platos.

—Lis... ¿Podemos hablar? —Ella suspiró y me observó a los ojos.

—Ahora no, Luke. —bufo algo molesta.

—Lis... —Quise tocar su hombro pero ella volteo a verme.

—Es el cumpleaños de mi hijo, Luke. Él es todo lo ue me importa en este momento ¿Sí? Solo quiero estar bien en su cumpleaños y éste no es el momento indicado para hablar. Lo siento, pero si solo viniste para ello tendrás que irte. —Apreté mis labios y asentir.

—Lo siento. —me disculpe.

— ¡Lis! —Jasse se acercó a nosotros. —Oh... Lo... Lo siento. No quise interrumpir. —Se disculpo.

—No. Tranquilo. —ella le sonrió. —No interrumpes.

—Quería avisarte que Danna ya trajo el pastel. —Habló emocionado. —Iré por Alex, te esperamos en la mesa. —Ella asintió y Jasse se alejo.

—Debo irme. —me observó, yo asentí y retrocedí, observando como ella se marchaba junto a Jasse y su hijo.

— ¡Digan Dino! —Danna los fotografíaba mientras Jasse y Lissa besaban la pequeña mejilla del cumpleañero.

Mi corazón se partía a cada segundo, no podía seguir en aquel lugar, no quería arruinar la felicidad que los demás le causaban.

Me dolía saber que yo no era capaz de hacerla feliz...









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