♡ Treinta Y Uno ♡

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Luke

Mis lágrimas no dejaban de correr por mis mejillas, jamás había sufrido tanto en mi vida, estaba viviendo una pesadilla. Todo había pasado en cámara lenta frente a mí y simplemente no pude detenerlo.

Los recuerdos del auto dirigirse hacia ella, su cuerpo atrapado en el asiento, cubierta de sangre, abrazando su vientre.

Recordaba claramente como la gente gritaba y un hombre me ayudó a sacarla de allí. No podía dejar de rogar por ayuda, la ambulancia no tardo gracias a que el accidente había sido en el centro de la ciudad, pero eso no basto, eso no salvo la vida de nuestra pequeña.

Danna estaba a mi lado junto a la madre de Lissa y el pequeño Alex, ambas intentaban consolarme, pero no podía calmar el dolor. Mi bebé había muerto y Lissa estaba en grave peligro. ¿Cómo podía calmarme cuando había perdido un hijo y estaba a punto de perder a la mujer que amaba? Lissa lo era todo para mí, tenía tanto por hacer con ella y simplemente vino alguien y lo arruinó todo...

La vida era una montaña rusa, en un momento sientes volar y luego solo te lleva al infierno en una gran y dolorosa caída.

—Familiares de Lissa Thompson. —Todos nos levantamos apresurados hacia el hombre de cabello blanco y con una bata blanca.

— ¡Doctor! ¿Cómo está mi niña? —La madre de Lissa estaba tan dolida como yo, y es que era entendible, nuestra princesa se estaba muriendo.

—Logramos detener la hemorragia producida por el corte del vidrio en su estómago. Tuvimos que realizarle una operación para quitarle al bebé que lamentarme no sobrevivió. —la mujer sollozo y yo traje saliva intentando ser fuerte. —Pero por suerte Lissa se encuentra fuera de peligro. —aquellas palabras aliviarlo mi pecho el cual tenía una gran presión. —Sólo es cuestión de tiempo a que Lissa despierte...

—Oh dios. Muchas gracias. —el doctor asintió.

— ¿Podremos verla? —pregunté intentando aclarar mi voz.

—Claro, la llevaremos a su habitación y serán avisados para ir.

—Muchas gracias. —Agradecí y el hombre se marchó junto a una enfermera. Me acerqué a Danna, quien tenía a Alex en sus brazos, y me senté a su lado.

—Al menos ella estará bien... —yo asentí levemente y bajé mi vista. No podía evitar sentirme horrible por lo sucedido, era mi culpa, si tan solo hubiese estacionado en otro lado ella estaría bien y la bebé no hubiese muerto.

Estaba tan perdido en mi dolor cuando sentí una pequeña mano tocar mi hombro. Alce mi vista observando a Alex en brazos de Danna observarme. El pequeño estiró sus brazos y lo cargue con cuidado, escondió su rostro en mi cuello y balbuceo.

—Lo sé campeón. Mamá estará bien...

~*~

Lissa había despertado, su primer instinto fue tocar su vientre, al saber la verdad sus gritos y lágrimas se hicieron tan presente recordándonos a todos. la dolorosa situación. Tal vez Lissa solo era una adolescente, pero sabía lo que era ser madre y no merecía saber lo que era perder a un bebé.

Danna y su madre estuvieron a su lado para contenerla cuando ambos comenzamos a llorar a mares, ambos sentíamos el mismo dolor, el horrible dolor de perder a un hijo.

Los días pasaron y por fin recibió el alta. Estaba tan dolida, no quería comer, no dormía, tan solo se la pasaba en la habitación de Alex, contemplando al pequeño descansar.

Era viernes y había decidido salir del trabajo para ir con ella. Debíamos seguir adelante, debíamos continuar juntos.

Fui recibido por su madre y le agradecí.

—Está en su habitación, logre que se acostara, pero tiene la cuna con Alex a su lado. —Yo asentí levemente. —Su psicóloga dijo que es entendible, pero debemos ayudarla a que siga adelante.

—Eso haremos. —Ella asintió y caminé hacia su habitación. Al entrar la vi sentada en la cama observando al pequeño en su cuna dormir. Me acerqué a paso lento y me acomodé a su lado. —Duerme como un ángel. —Susurré.

—No puedo dejar de observarlo, tengo miedo de que algo le pueda pasar. —La observé y pude notar sus lágrimas. —Nunca podría perdonarme perderlo a él también. —sin dudarlo la rodeé con mis brazos suavemente y acomodé su cabeza en mi pecho. Sus sollozos resonaron contra mí ropa.

—No lo perderás, el estará bien. No fue tu culpa. —tomé su rostro entre mis manos y la hice observarme. —Si aquí hay un culpable, soy yo. Jamás debí haber estacionado allí, si no lo hubiese hecho tal vez... —Ella me detuvo colocando su dedo en mis labios.

—No lo digas... Por favor. —tragué saliva y cerré mis ojos al sentir su mano acariciar mi mejilla. Cuando la observe, simplemente la abrace con delicadeza, sintiendo su calor junto a mí. —¿Qué haremos ahora?

—Seguir juntos hacia adelante. —Ella suspiró y acercó su rostro al mío dejando un pequeño beso en mis labios.

Ambos teníamos nuestras mejillas mojadas por las silenciosas lágrimas que caían. Era doloroso, claro que lo era, pero no era el fin. Tarde o temprano podríamos volver a formar una familia, y todo sería mejor.

Lissa

Llegue a mi casa luego de mi sesión con la psicóloga, jamás superaría la muerte de mi bebé, pero si podría seguir adelante y eso sería posible gracias a mi familia y a mi hijo, mi pequeño Alex.

Caminé hacia mi habitación y al entrar me llevé la sorpresa de Luke recostado en la cama con Alex a su lado, ambos durmiendo abrazados. Mi corazón dio un salto de la ternura que me causaba aquella imagen. Luke simplemente era un gran padre, no sólo lo sabía por Danna, sino que su forma de ser con Alex me lo confirmaba.

Me acerqué con cuidado y me senté a su lado, cubriendo sus cuerpos con una manta, a su lado, en el suelo, pude ver los pañales y algo de talco. Reí porque estaba segura que Alex le había dado batalla para cambiarlo.

Acaricie la mejilla de mi bebé y deje un pequeño beso en la frente de ambos. Cuando me alejé a observarlos pude ver los ojos de Luke mirarme.

—Quisimos esperarte despiertos, pero Alex no quería dejar de jugar con su elefante. —Reí levemente y negué.

—Adora su elegante, desde que se lo has dado no he logrado que no duerma sin él.

—¿Cómo te ha ido? —me pregunto mientras estiraba su mano y acariciaba mi mejilla.

—Podré seguir adelante. —Hablé observándolo con ternura. —Tengo un niño que cuidar y un novio que amar. —Él sonrió y se sentó con cuidado para poder besarme. Escondí mi rostro en su cuello luego de sentir sus labios.

—Saldremos adelante, ya lo verás...    

Pure & Beauty © |lrh|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora