003.

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—Hola, muñeca— dijo uno de ellos con una sonrisa arrogante, su cabello era café al igual que sus ojos.

—Me llamo Cat— lo corregí con una sonrisa falsa.

—Soy Cole, Cat— respondió y me guiñó un ojo.

Tengo que aceptar que es lindo, demasiado. Pero obvio que yo soy Cat Collins y lo que más amo hacer es odiar playboys engreídos.

—Soy Luke— dijo un chico bastante alto con cabello rubio y unos ojos azules hermosos, tenía un piercing en el labio que lo hacía parecer más lindo de lo que era.

—Yo Matt, preciosa

—¿Acaso eres sordo? He dicho que me llames Cat, no preciosa, ni linda, ni hermosa, ni muñeca ni nada.

—No se metan con ella, créanme no es como las zorras con las que se acuestan— dijo mi hermano rodeando mi cintura con su brazo— Además que vivirá con nosotros así que olvídense de intentar seducirla o algo por el estilo.

Lo mire con la boca abierta y aparte su brazo.

—¿Acaso usaste "zorra" para denigrar a una mujer?— dije con cierto tono de enojo, decepción e indignación al mismo tiempo. Olvidando por completo el hecho de que tendré que vivir con 5 chicos.

—Ni quería meterme con ella— dijo uno de ellos, del cual aún no sabía el nombre, mirándome asqueado— no me van las feminazis.

Apreté mi puño para evitar darle una golpiza, que se la merecía, pero solo me digne a decir

—¿Y tu crees que yo estaría con un machito como tú?— solté una carcajada— no cariño, no.

Aparte mi vista de el y subí las escaleras, la casa era amplia, demasiado, y más todavía para que solo vivan adolescentes de 18 años.

Había un gran pasillo en el que a cada lado había tres habitaciones, todas tenían un nombre. La primera era de James, la segunda de Cole, la tercera de Matt, la cuarta de Luke, la quinta de un tal Hunter, que debe ser el que acaba de llamarme «feminazi». Y el cuarto que estaba en frente de la suya estaba vacía y sin ningún cartel por lo que decidí entrar.

Era grande, tenía una cama blanca de dos plazas, a su lado una mesa de noche que tenía un lampara. En una de las paredes había un gran armario del cual no estoy seguro si pueda llenar porque es excesivamente grande. Y justo a su lado hay una puerta que lleva a un baño.

Creo que me acostumbraré rápido.

Me lancé a la cama y cerré los ojos, me quedé pensando que sería de mi vida aquí.

En el instituto es probable que todos sean engreídos y ricachones como mi hermano y sus amigos, espero hacer amigos aunque preferiría no tener ninguno antes que ser amiga de, como dirían en Argentina, milipilis y tinchos.

Sentí unos suaves golpes en la puerta.

—Pase— dije sin abrir los ojos.

La puerta de madera se abrió y rechinó al hacerlo. Aquella persona que había pasado se acercó a mi y se paró justo en frente mío y lo noté porque obstruía la luz solar.

Abrí los ojos para encontrarme con Cole mirando mis ¿pechos?

—¿Que mierda haces?— salí de la cama y lo mire enojada.

—Solo venía a decirte que iremos al centro comercial a comparar cosas para el instituto, ¿Vienes?

—Si, ya bajo. Ahora vete y ni te atrevas a volver a mírame los senos si quieres tener hijos— lo empuje suavemente hacia la puerta— Adios— cerré la puerta de un golpazo y agarré mi celular.

Viviendo con playboysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora