061.

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Cuando Hunter leyó el mensaje y se dio cuenta— por mi expresión en el rostro— que yo lo había leído también, me quiso dar explicaciones al instante.

—No es lo que parece— dijo.

Sentí un nudo en la garganta. De un segundo para otro se me había ido el apetito.

—No cambias nunca— pronuncié como pude con un hilo de voz.

Me levante de la mesa y corrí escaleras arriba. Apenas entré a mi cuarto, las lagrimas comenzaron a salir por si solas. Me acosté en la cama.

Hunter era un idiota, pero más idiota fui yo por confiar en él. ¿Como pude creer que en serio le gustaba?

Sentí que alguien golpeaba la puerta.

—Soy yo, Joe— dijo aquella persona desde el otro lado de la puerta.

—Pasa— me limpié las lagrimas como pude, aunque fue en vano porque seguían cayendo de mis ojos.

La puerta se abrió, y el rubio entró. La cerró detrás suyo y se sentó en el borde de la cama. Comenzó a acariciar mi cabello de manera reconfortante.

—Cat, cuanto lo lamento— se disculpo— eres una persona grandiosa, Hunter es un idiota.

Me levanté de la cama y me senté a su lado. Lo abracé y seguí llorando en su hombro. Lo que más necesitaba ahora era a alguien a quien abrazar para sentirme aunque sea un poco mejor.

La puerta se abrió por segunda vez y allí estaba Hunter. Me separé del abrazo de Joe.

—¿Me dejas con Cat a solas?— le pidió Hunter.

Joe me miró, dudando entre sí aceptar o no. Finalmente asintió con la cabeza y se retiró de mi cuarto, dejándome completamente a solas con el castaño.

—¿Qué quieres?— desvié mi vista, posándola en el suelo.

—Explicarte como fueron las cosas— dijo y se sentó a mi lado.

Me levanté de la cama y me apoyé contra la ventana. Lo menos que quería ahora era estar cerca de Hunter.

—No necesito explicaciones— la voz me salió quebrada— Me engañaste con Kim, la besaste.

—Pero no fue como tú crees— se acercó a mi y tomó mis manos. Las quité bruscamente.

—Si en serio se besaron, no hay más explicaciones. Lo nuestro se termina acá y ahora— algunas lágrimas rodaron por mi mejilla.

—No puedes hacerme esto— su vos igual se quebró y sus ojos se cristalizaron.

Aparté mi vista de él y las lagrimas continuaron cayendo por mi rostro.

—Yo no te estoy haciendo nada, tu provocaste esto.

—Escúchame un segundo— me pidió— por favor.

—¿Qué quieres decirme?

—Yo no la besé, ella me besó— explicó— apenas lo hizo la separé de mi, lo juro. No la quiero a ella, tú eres la única que me gusta.

—¿En dónde estaban cuando se besaron?— pregunté— según el mensaje fue hoy. Y hoy solo saliste de casa cuando...— en ese momento me di cuenta de todo—... fuiste al cine con ella...

Asintió con la cabeza y algunas lagrimas salieron de sus ojos y rodaron por sus mejillas.

—Tuviste una cita con ella— afirmé— y para colmo, también se besaron.

—No fue una cita, tú no podías ir conmigo, y ella me insistió.

—¿Qué yo no pueda salir contigo te da derecho a tener citas en secreto y engañarme?

Viviendo con playboysWhere stories live. Discover now