Viviendo con playboys

051.

Íbamos por el tercer local y nada me gustaba, soy realmente insoportable para comprar ropa. Pero veo que a Hunter no le molestaba porque cada local era una oportunidad para ligar con una chica.

—Vamos a comer algo antes de seguir— propuso Hunter— muero de hambre, no he desayunado nada.

—Hmm bien.

Caminamos hasta un Starbucks que estaba cerca. Recé porque la persona que atienda no sea una mujer porque Hunter se le tiraría encima, en frente mío, dejándome en gran vergüenza.

Para mi suerte no era ninguna mujer con un escote pronunciado que llamara la atención del idiota que tengo al lado, sino que era un chico.

—Hola, buen día. ¿Que van a llevar?— preguntó.

Cuando me vio, me guiñó un ojo.

En Los Ángeles serán todos muy sexys, pero no pierden una oportunidad para ligar.

Hunter miró mal al cajero, porque claro, el puede ligar con todas las chicas de aquí pero yo no puedo ni recibir un guiño— nótese el sarcasmo.

—Yo quiero...— dijo Hunter mirando las opciones— un café.

—Yo una malteada de chocolate— pedí.

—De acuerdo— anotó algo en el vaso— ¿sus nombres?

—Cat.

—Hunter.

Esperamos unos minutos en silencio esperando que nos dieran lo que pedimos, y cuando lo hicieron fuimos a sentarnos.

—¿Que es eso en tu vaso?— señaló abajo de dónde decía "Cat".

Mire y había un número de teléfono escrito. El del cajero.

—¿Te ha dado su número?— dijo Hunter enojado— déjame que voy y pongo a ese cajero en su lugar— estuvo a punto de levantarse.

—Ya deja de hacer escenas de celos.

—No son escenas de celos, es solo que es un cajero, no puede utilizar su trabajo como manera de ligar.

—Toma tu café y listo— le di un sorbo a mi malteada.

Hunter inspeccionó su vaso de café.

—¡Escribieron mal mi nombre!— dijo como niñito pequeño— Aquí dice Gunther, ¡No me llamó Gunther! ¡Soy Hunter!

Solté una carcajada.

Mientras Hunter, o mejor dicho Gunther, se quejaba, aproveché y desvíe mi mirada hacia el cajero, que al verme sonrió.

Pude ver de reojo que Hunter había dejado las quejas de lado para concentrarse en mi y el cajero. Así que solo para molestarlo le sonreí al cajero y le guiñé un ojo.

—Oye— me dijo Hunter— Vienes conmigo, no vinimos a que seduzcas con todos.

—Lo mismo digo— respondí— tú hoy le pediste el número a dos vendedoras de ropa, a una chica que estaba con las amigas y ni hablar de a la cantidad de chicas que les miraste el escote.

—No puedo evitarlo, es mi naturaleza— se defendió.

—¿Sabes que?— dije— Soy una idiota. No puedo creer que en serio me creí cuando dijiste que te gustaba. Solo lo hiciste para que te perdone por publicar un puto video sexual mío, y yo como una estúpida te disculpé, cuando claramente no debí haberlo hecho. Púdrete Hunter.

Me levante del asiento y comencé a caminar, fui lo más rápido que pude. Entre tanto ruido de gente caminando, no pude distinguir si Hunter venía detrás mío o no.

No tenía ánimos de seguir buscando y probando ropa, algo en mi armario debía tener, así que me dirigí hacia la salida del centro comercial.

Comencé a caminar, tardaría un buen rato en llegar ya que digamos que no estaba muy cerca de mi casa, así que para que el tiempo se pasara más rápido me coloqué los auriculares y reproduje mi playlist de música.

Luego de muchos minutos llegue, cansada, pero por lo menos viva. Entré y allí estaba Hunter, con el celular en la oreja y agarrándole exageradamente los pelos, caminando de uña lado al otro, como si estuviese nervioso.

—¿Hola?— dije.

Hunter al verme suspiro de alivio.

—Mierda, Cat, no contestabas una puta llamada— tiró su celular en el sofá.

—Lo tenía en silencio— contesté cortante y subí a mi cuarto.

Digamos que estaba molesta con Hunter, y tenía mis razones. Mire la hora, eran casi la una de la tarde. Lydia estaba con su mamá haciéndose los últimos retoques.

Me acosté en la cama y miré a través de la ventana, la persiana estaba abierta, así que podía ver a Logan, quien estaba en su computadora, de espaldas a mi.

De ahora en más tendré que literalmente vivir con la persiana cerrada para no tener que mirar al idiota de enfrente.

(...)

Eran las 7pm, la fiesta iniciaba a las 9 así que entré en la ducha para comenzar a prepararme. me bañé lento, ya que aún había tiempo, quiero decir, no soy de esas chicas que tardan horas y horas en vestirse y maquillarse.

Salí de la ducha envuelta en una toalla y después de unos minutos secándome fui hasta mi armario y comencé a buscar algo.

Encontré un vestido negro, pegado al cuerpo, era muy corto corto y escotado para mi gusto pero no tenía otra cosa.

Me mire al espejo por varios minutos haciendo distintas poses, verificando que el vestido además de no tener roturas, me quedará bien.

Una vez que estaba todo comprobado, procedí a secarme el cabello y luego finalicé con el maquillaje.

Aquí es cuando llega la peor parte, que es tener que ponerme tacones de 12 — o más— centímetros. Además de que prefería mil veces como se veían las zapatillas, los tacones eran incómodos, no podía dar dos pasos sin tropezarme ni sin que me lastimen.

Me mire en el espejo una vez más y cuando estaba todo en orden bajé a esperar a los chicos. Para mi sorpresa estaban todos ya allá abajo. Mientras bajaba torpemente por las escaleras todos me miraron boquiabiertos.

—Estás hermosa— dijo Hunter viéndome embobado.

Me sonrojé, aunque aún estaba molesta con él.

—¿Vamos?— dije.

Ellos asintieron y salimos.

Mientras estábamos por subir al auto, pude ver a Logan, parado en la puerta de su casa, apoyado contra el muro mientras sostenía un cigarro entre dos de sus dedos. Cuando me vio abrió la boca y me examino de arriba a abajo. Yo, en cambio, lo miré mal.

Pude ver de reojo que Hunter noto como Logan me miraba, así que me tomó de la mano y me atrajo hacia el, para librarme.

Subimos al auto y éste arrancó.

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•EL CAPÍTULO NO ESTARÁ PARA ESTA NOCHE•