062.

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Aquella persona era Joe. Estaba con los puños apretados y la mandíbula tensa, viendo atentamente cada uno de los movimientos que hacía el chico.

—¿Y tú eres?— me soltó bruscamente, haciendo que caiga al suelo. Encaminó hacia Joe con lo puños igual de apretados.

—No te interesa— respondió el rubio amenazadoramente— vete en este instante si no quieres tu merecido.

—No me hagas reír, eres un niño...

Joe lo interrumpió, lanzándole un puñetazo en el centro del rostro, provocando que la nariz del tipo sangrara.

Me quedé en shock, no podía ni reaccionar. Estaba en el suelo, mirando con lagrimas en el rostro la escena.

Se comenzó a generar una pelea entre ambos en la que se lanzaban puñetazos en el rostro y abdomen. Joe era quien más fuerza tenía por lo que provocaba mayores golpes, aunque eso no quitaba que también estuviese lastimado.

Me levanté de la vereda y camine hacia ellos. Cuando estuve lo suficientemente cerca, le pegué un rodillazo en las partes íntimas al chico, haciendo que este deje de pegar y se retuerza del dolor.

—¡Corre!— me tomó de la mano y comenzamos a huir de allí.

Miré hacia atrás, no nos estaba persiguiendo por suerte. Después de varias agotadoras cuadras, llegamos a la puerta de mi casa. Nos detuvimos allí, agitados por correr tanto.

—Gracias— dije una vez que se me había normalizado la respiración y lo abracé entre lágrimas— no se que hubiera pasado si tu no llegabas.

Me correspondió el abrazó y me tomó con fuerza entre sus brazos.

—No hay de qué.

—Por cierto, ¿cómo sabías que estaba allí?

—Te seguí cuando te fuiste, me llevabas un par de cuadras de ventaja pero como eras la única en la calle no te perdí de vista.

Asentí con la cabeza.

—Entremos— dije.

—Creo que será mejor que me vaya— contestó— no le caigo bien a tus amigos— soltó una risita.

—¿Como crees? estás sangrando y lleno de lastimaduras, déjame que te sane.

Toqué el timbre y aguardé a que me abrieran ya que me había olvidado por completo la llave. Alguien atendió la puerta, era Hunter. Al verme suspiró aliviado.

—¿Dónde estabas? Me preocupaste— dijo— ¿Por qué estás con Joe y por qué esta todo ensangrentado?

Lo ignoré totalmente y entré a casa. Llevé a Joe conmigo para curarlo. Subimos a mi habitación y le ordené que se sentara en la cama. Fui por el kit de primeros auxilios.

Narra Hunter

Me senté en el sofá y suspiré. Cat y Joe estaban arriba, supongo que curándose las lastimaduras. El resto de los chicos estaban cada uno en su respectiva habitación.

Para mañana habían organizado una fiesta en casa, a la que claramente yo no asistiría, no me encontraba muy bien que digamos; y no creo que lo haga hasta que Cat me perdone.

Viviendo con playboysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora