Viviendo con playboys

035.

Llevábamos una hora de viaje, Hunter y Cole ya de habían dormido, pero el auto estaba en un total silencio.

—Bueno— dijo Matt— después de todo, el viaje no estuvo tan mal— sonrió.

Bien por él, para mi fue desastroso.

—Me acosté con varias mujeres,— contó— me bronceé— estiró su brazo dejando a la vista sus bronceados bíceps— y mejor aún, pude disfrutar de la bella imagen de Cat en bikini.

—No te pases, idiota— lo regañó James por su último comentario.

Mire de reojo a Luke, para ver su rostro. Pero parecía no haber escuchado, estaba profundamente hipnotizado por su móvil.

—¿Con quien tanto hablas?— pregunté.

Matt observó a Luke, interesado en saber la respuesta.

Sonrió mirando el celular, por algún mensaje supongo, y luego alzo la vista.

—¿Me hablaste?— preguntó manteniendo la sonrisa en su rostro.

—Te pregunté qué con quien tanto hablas.

—Ah— miró su celular— es Jacob.

Sonreí. Pero Matt no pareció hacerlo, sino todo lo contrario, su rostro estaba serio.

—Es muy dulce y gracioso, en realidad.

—Yo creo que es un idiota— comentó Matt— no me gusta mucho ese chico, no me agrada.

—A mi me fascina— Luke sonrió sin quitar su mirada del celular.

Matt puso los ojos en blanco y se dio vuelta para mirar el paisaje a través de la ventana.

(...)

Tras largas horas de viaje, llegamos por suerte sanos y salvos a nuestro destino. Nos encontrábamos todos exhaustos por lo que cenaríamos algo rápido y nos iríamos a acostar.

—¿Quien cocina?— dijo Hunter tirado en el sofá.

Nos miramos entre nosotros, diciendo con la vista algo como "yo no".

—Mejor pidamos una pizza— propuse.

—De acuerdo— Matt tomó su celular para llamar a la pizzería.

Y mientras esperábamos que lleguen, fui a la cocina, para llamar a Liam.

Marqué su número y al tercer tono, me atendió.

—¿Qué?— dijo de mala manera.

—Emm, quería saber cómo estabas, si llegaste bien.

—Si, adiós...

—¡No! Espera— lo detuve.

—¿Qué?

—Tenemos que hablar.

—Cat, creo que...

—No, Liam. Quiero hablar contigo, en persona

—Bien, ¿cuándo?

—Hoy mismo.

—¿Es en serio? Estoy cansado, ¿no puedes esperar a mañana?

—No, en una hora te espero en el parque, el que era a un par de cuadras de mi casa.

—Okey— se escucho un suspiro suyo— que sea rápido, estoy cansado y mañana tenemos instituto.

Cortó la llamada.

Dije una hora como para tener tiempo suficiente para comer.

Se escuchó el timbre, probablemente sea la pizza.