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Me separé de ella tan pronto como reaccioné. Sonrió y se mordió el labio.

—¿Te gustó?— susurró en mi oído— puedo dar más, y en otros lugares.

Me alejé unos centímetros de ella pero fue en vano porque volvió a acercarse.

—Llévame a casa, guapo— me besó la mejilla.

Me restregué dónde había plantado sus labios ya que era probable que su labial rojo se haya marcado en mi piel.

—No vuelvas a besarme— dije con seriedad— hablo en serio.

[...]

Después de dejar a Kim en su casa, conduje a la mía. En el viaje pensé en si debía decirle o no a Cat sobre el beso, por un lado me parecía una buena opción decirle la verdad y ella me creería cuando le diga que yo no la besé, sino que ella a mi, pero ¿como le explicaré que estaba con Kim en el cine? Por otro lado, podría no decirle y nunca se enteraría, en realidad yo no la había besado, por ende no le fui infiel y creo que decirle solo generaría que Cat se sienta furiosa con Kim.

Me decidí en contarle, pero no por el momento. Aún no se como.

Entré a casa y allí estaban todos, a excepción de Cat, que probablemente estuviera aún estudiando para su examen.

—¿Adónde fuiste?— preguntó James.

—Al cine.

—¿Solo?

—Sí— mentí— ¿dónde está Cat?

—En realidad, creí que se había ido contigo— contestó.

—No, cuando salí ella estaba estudiando— dije— deja que la llamo.

Saqué mi móvil pero justo cuando estaba por marcarle, el timbre de la puerta me interrumpió.

Fui hacia la misma y la abrí. Allí estaba parada Cat con un helado entre sus manos, y para mi desagrado, a su lado estaba Joe, con una sonrisa de oreja a oreja que cuando vio que lo miré mal, se agrando aún más.

—¿Qué hacías con el?— le dije a Cat, tratando de no sonar celoso.

—Tenía hambre, fui a comprar algo para comer y me encontré a Joe en el transcurso— explicó— el mundo es pequeño.

—De acuerdo— no quite mi mirada de él— Entra, amor. Joe, vete.

—En realidad...— comentó Cat— lo invité a cenar.

—¿Tú lo invitaste a cenar?— pregunté con los dientes apretados— a Joe.

Asintió con la cabeza.

—Si soy una molestia puedo irme— dijo.

—Genial— respondí.

—No— me interrumpió Cat— no eres una molestia, Joe, nos encantaría que te quedases a cenar, hoy cocino yo.

Genial— nótese el sarcasmo.

Viviendo con playboysWhere stories live. Discover now