036.

174K 9K 1.8K
                                    

Me levanté por unos golpes en mi puerta. No cesaban, eran estruendosos golpes. Apuesto que es Matt.

Me levanté un poco adormilada y abrí la puerta.

Bingo, era Matt.

—¿Qué quieres?— bostecé.

—Un besó— estiró su boca como para que lo besara.

Rodé los ojos. No cambia más.

—Quería decirte que es tarde, cámbiate— se quedó en el marco de la puerta.

—De acuerdo, pero sal de ahí— dije obvia— necesito cambiarme.

—Ah, ¿No puedo presenciar el arte de tu cuerpo?

Rodé los ojos por segunda vez en menos de 5 minutos y cerré de un portazo, haciendo que se escuchen unos gemidos de dolor de mi puerta dando contra la bella nariz de Matt.

Agh, no quiero al instituto.

No tarde más de 10 minutos en bañarme, por lo general soy muy lenta para hacerlo y tardo demasiado. Pero Matt había dicho que es tarde y no quiero pasar vergüenza entrando al salón media hora después.

Elegí un conjunto casual, lo primero que hallé en mi armario.

Era una camiseta blanca corta, un jean celeste tiro algo rasgado en las rodillas y unas vans blancas.

Arreglé mi cabello ya que el acabar de levantarse no lo dejaba muy lindo y sedoso que digamos. Lo dejé suelto, me gusta más así.

Me di una ultima mirada en el espejo antes de bajar a desayunar. Estaban ya todos allí, siempre soy la última en bajar.

—¿Quién los hizo?— dije con la boca hecha agua refiriéndome a los waffles que estaban siendo ferozmente devorados por los simios.

—Matt— dijo James con la boca llena.

—Paso— abrí la heladera en busca de leche o una manzana.

—¡Oye!— exclamó Matt— Hago muy buenos waffles, ¿y sabes que otra cosa hago bien? Pues...

—¡Yaa!— lo cortó Cole sabiendo que diría algo relacionado a lo sexual.

—No te culpo— dijo Luke— yo tampoco le tendría fe a Matt— bromeó.

—Bueno, pues si no piensas que puedo hacerlos  bien, ve y dile a tu noviecito Jacob que te haga unos— Matt pareció ofendido por la broma de Luke, aunque creo que esto no es específicamente por la broma.

—¿Qué demonios te pasa?— el rubio se levantó bruscamente— ¿Por qué siempre lo metes en todo?

—¿Qué demonios te pasa a ti? Que te enamoras de alguien que hace una semana ni lo conocías.

—¡No estoy enamorado de Jacob, no es mi novio ni nada! Y si así fuera ¿qué?, es mi vida, no la tuya.

Esto se ponía cada vez más tenso entre los espectadores así que decidí tomar mi bolso e irme al instituto.

—Adiós—los saludé sin recibir una respuesta a cambio.

Cerré la puerta y caminé hasta el maldito instituto.

Viviendo con playboysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora