025.

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—Bien— dijo James mirando su auto— debemos entrar los 7 aquí.

—Si no entramos puede irse Liam, nadie lo quiere aquí— acotó innecesariamente Hunter.

—James conduce, yo voy de copiloto, que Matt de siente sobre Luke, que Cat se siente sobre Liam y Hunter solo— propuso Cole.

—¿Matt encima mío?— dijo Luke algo nervioso.

—Si, eres alto y el bajo, no te pesará tanto.

—Cambiemos de plan— dijo mi hermano— no quiero el trasero de mi hermanita sobre el amiguito de Liam.

—James...— lo mire mal.

—De acuerdo, pero en cuanto no te controles y hagas o digas algo fuera de lugar te dejo a mitad de camino— amenazó a Liam.

(...)

—¡Me hago pipí! Paren aquí— dijo Matt agarrando su... cosa.

—Falta solo una hora de viaje, aguante un poco más— James se negó a parar el auto.

—Te orinaré todo el auto, para aquí— lo amenazó.

—Matt, es la cuarta vez que bajas a orinar, ¿tienes vejiga de ardilla o que?— dije— Y conduce más rápido hermano que estoy incómoda.

Comencé a moverme sobre las piernas de Liam para hallar la posición más cómoda posible, apenas llegue me dolerán todas las piernas.

—No te muevas así— Liam sonrió de lado.

Hunter nos miraba de reojo, creyendo que no lo notaría.

—¿Por qué no? Estoy incómoda— dije como niña pequeña sin parar de moverme.

—Cat, vas a despertar a mi amigo.

—¿Qué amig...?— comencé a formular la pregunta pero a mitad de ésta me di cuenta lo que quería decir con eso.

—Liam, estás a punto de que te deje entre esos árboles— amenazó mi hermano.

—No es su culpa— lo defendió Matt— ¿Quien no se calentaría con esta mujer?— me señaló mordiéndose el labio inferior.

—Yo— dijo Hunter con cara de desagrado— ni ebrio me calentaría con ella.

—Es mutuo— lo fulminé con la mirada.

—Ay vamos Hunter, tiene un cuerpo para morirse, no mientas...— Cole miró mis senos desde el espejo, las cuales tapé ofendida.

—No es por cortar su bella conversación pero es algo incómodo que estén hablando de que tanto los calienta mi novia— interrumpió Liam.

—Tengo hambre— dijo Matt como niño pequeño— Se acabaron toda la comida.

—Tu te comiste todo— le recordé— falta poco, aguanta.

—¡Allí hay una gasolinera!— señaló pegando su rostro a la ventana.

—No pararé para comprar comida— se negó James.

Viviendo con playboysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora