Viviendo con playboys

012.

Me desperté por unos pocos rayos de Sol entrando por mi ventana, dando justo en mi rostro. Gruñí y me di vuelta para encontrarme al otro lado de la cama a Matt... en bóxers. Abrí los ojos y levanté rápidamente el acolchado para ver mi vestimenta. Oh mierda, estaba en ropa interior. ¿Que pasó anoche?

Me levante de la cama dispuesta a ir al baño pero una voz me detuvo.

—¿A donde vas?— dijo Matt a mis espaldas.

Me volteé y corrí hacia el.

—¿Por qué mierda estamos semidesnudos?— dije apretando los dientes.

—Mmm, tal vez porque ayer...— hizo gestos faciales y corporales dando a entender que follamos.

—no no no yo no lo hice contigo.

—Cree lo que quieras, igual nada personal. Lo hice con 4 anoche— me guiñó un ojo.

—Matt...— negué con la cabeza mientras mis ojos se inundaban.

—¿Vas a llorar? Todas pagarían por lo que hiciste anoche... y si te soy sincero, con tu boca haces unas cosas increíbles ahí abaj...

—¡Matt!— lo interrumpí con la voz quebrada.

—Ya, ya. Solo bromeo. No hicimos nada, y agradece que no porque tú me insistías. Fui todo un caballero.

—Claro que no quería hacer eso contigo — me sonrojé.

—Cree lo que quieras, me hiciste un baile erótico— soltó una risita— me prendiste como nunca antes.

—Oh por dios, ¡Ya cállate!

—Es en serio, me follé a cuatro anoche, me hicieron sexo oral y les...

—¡Matt!, basta— dije asqueada.

—Uh, perdona. Pero quédate tranquila que ya habrá tiempo para que nosotros follemos— dijo  y luego de darme un beso en la mejilla de fue.

¿Me beso? Idiota.

Entré al baño y me lavé la cara, la resaca me mataba, ayer había estado borracha como nunca antes, no recuerdo nada en absoluto de anoche. Lo último de lo que permanece en mi memoria es que estábamos jugando verdad o reto y Hunter me... besó. Y eso es exactamente lo que más quiero olvidar pero no logro que salga de mi mente.

Una vez tenía mi cara limpia y me encontraba un poco más despejada salí del baño para dirigirme a mi armario. No olviden que aun me encontraba en ropa interior.

—Cat, oye...— dijo una voz masculina a mis espaldas mire tras abría la puerta.

¡Oh vamos! ¿Por qué estos simios tienen la mala costumbre de no tocar la puerta al entrar?

—...Oh lo siento— pude distinguir su voz, era Cole.

Me di media vuelta tapando mi pelvis y mis pechos con mis brazos.

—¿Que quieres?

—Hmm, ehh...— tartamudeó sin sacar su vista de mi cuerpo.

C E R D O.

—¡Cole!— llame su atención.

Se sobresaltó y sacó su vista de mis senos para dirigirla a mis ojos.

—...Ehh, olvidé lo que iba a decir— se dio un leve golpe en la cabeza— pero no vine aquí por nada así que te diré que tienes un fantástico cuerpo.

—Vete.

—No, pero en serio... ¿Segura que no quieres acostarte conm...?

—¡Cole, afuera!— lo empuje hacia el pasillo y cerré la puerta con un fuerte golpe.